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Colonialismo: guaraní-kaiowá, ruralistas, STF y la conciliación y pacificación de los cementerios

Fuentes: Correio da Cidadania (Brasil) [Imagen: Líderes guaranís y kaiowás en un acto de denuncia por los ataques perpetrados por los 'fazendeiros' contra las comunidades indígenas de Douradina (Mato Grosso do Sol, Brasil), celebrado ante el ministerio de Justicia (Brasilia) el 8 de agosto de 2024. Créditos: Tiago Miotto/Conselho Indigenista Missionário]

Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez

En este artículo el autor sostiene que la amenaza de los pueblos indígenas se mantendrá mientras perdure el capitalismo, y su brazo ejecutor ante los pueblos indígenas: la colonización.


De vez en cuando los horrores que sufren cotidianamente los guaraní-kaiowá se difunden abiertamente para el público general. Cuando pasa, la sensación es que se trata de una noticia ya pasada que se repite a lo largo del tiempo gracias a las diversas maniobras legales practicadas por quienes invadieren este territorio: los colonizadores.

Es importante tener presente que la colonización consiste en la invasión territorial y en el expolio de otros pueblos en beneficio del invasor. Se trata, por tanto, de un proceso que dio origen al capitalismo a través de la conocida ‘acumulación primitiva del capital’, es decir, de la expropiación, el expolio y la explotación. Así se constituyó el capitalismo, cuyas bases económicas fueron creadas por el liberalismo económico y cuya estructura legal fue establecida a partir de las revoluciones burguesas para asegurar los intereses de la burguesía.

Esta breve explicación sobre la construcción del capitalismo es necesaria para entender la dinámica en que estamos inmersos. Además de incorporar en su funcionamiento un proceso de acumulación primitiva permanente, el sistema atiende a los intereses de la burguesía, integrada en este caso particular por los ruralistas y el agronegocio, aliados a otros sectores de la burguesía, como la industrial y la financiera, ya que todos participan en negocios relacionados con la explotación de los recursos de la tierra. Pero ¿por qué ocurre tal cosa? Porque la acumulación primitiva permanente forma parte del funcionamiento del capitalismo: únicamente terminará cuando acabe el capitalismo.

¿Cuál es la historia de los guaraní-kaiowá, que es también la de los demás pueblos indígenas? Tras la invasión que tuvo lugar en el año 1500, las acciones realizadas por el Estado invasor y colonizador siguieron todo el abecedario de las acciones de colonización: invasión del territorio, expulsión de los pueblos de las regiones que ocupaban, asesinatos, esclavización, violaciones –que fueron y son una constante de esas acciones–, así como la negación por todos los medios disponibles de la existencia de los pueblos indígenas (etnocidio) y la apropiación de todo el conocimiento acumulado por los pueblos indígenas (epistemicidio).

Comprender que la lógica de la existencia del colono-capitalismo presupone prácticas coloniales, legalidad burguesa y pensamiento liberal es fundamental para entender el trébede que estructura la actual acción contra los territorios indígenas, quilombola, caiçara y ribeirinho, entre otros, porque son territorios que para el capital tienen un enorme potencial económico. Por esa razón, los obstáculos que se encuentren en el camino de la explotación económica de esos territorios deben de ser eliminados en nombre de los intereses del capital, que serán (in)justificados con los argumentos más irracionales, pero capaces de convencer al más incauto de los mortales, sin importar las consecuencias de sus acciones.

En este momento, en el transcurso de una profunda crisis del capitalismo, asistimos al ascenso de la extrema derecha, que se apropió de una considerable parte del Estado sin presentar ninguna solución política o de políticas públicas. Al contrario, en vez de aportar soluciones, difunden ideas racistas, xenófobas y violentas, que siembran el terror entre quienes consideran enemigos debido a que atentan contra sus intereses, por lo que reivindican una supuesta política económica hiperliberal y una libertad de opinión absoluta, que tiene en la política del miedo su principal aliado.

La demostración de todo esto es que el bando de los ruralistas está armado hasta los dientes y actúa con extrema violencia sin sufrir ninguna reprimenda por parte del Estado; sin embargo, para los indígenas es impensable poseer algún tipo de arma para la autodefensa, ya que inmediatamente serían criminalizados por el Estado.

De esta forma, la acción colonizadora retorna al centro de las acciones políticas contra los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales al permitir el proceso de acumulación de más riquezas a manos de un pequeño grupo (burguesía), que empleará todos los medios de que dispone al controlar la estructura financiera y judicial del país para legalizar sus acciones.

Kari Guajajara repitió en la mesa de la comisión especial de conciliación del Marco Temporal en el STF una sentencia que viene cumpliéndose hace más de cinco siglos: “Que queden marcadas en la historia todas las personas que votaron por la destrucción del planeta”. No sin razón, en su momento esa acusación de catastrofismo acabó silenciada por la realidad. Sin embargo, el colono-capitalismo no tiene racionalidad: prefiere buscar otros mundos o protegerse de la destrucción en búnkeres en los que evitar su propio destino destructivo.

Givanildo Manoel de Silva es educador y activista indígena.

Fuente: https://www.correiocidadania.com.br/34-artigos/manchete/16055-colonialismo-guarani-kaiowa-x-ruralistas-stf-e-a-conciliacao-e-pacificacao-dos-cemiterios

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.