R.F. Al inicio de esta entrevista, Jorge nos habla sobre el Proyecto «Coloreando Mi Barrio» que él coordina: J.J.G. Coloreando mi Barrio ha sido como una especie de remanso de paz, no un simple taller de pintura donde niñas y niños son capaces de hacer, desde sus ideas maravillosas, un mundo mejor. Cuando en abril […]
R.F. Al inicio de esta entrevista, Jorge nos habla sobre el Proyecto «Coloreando Mi Barrio» que él coordina:
J.J.G. Coloreando mi Barrio ha sido como una especie de remanso de paz, no un simple taller de pintura donde niñas y niños son capaces de hacer, desde sus ideas maravillosas, un mundo mejor. Cuando en abril del 2004 inicié las labores en un modesto local construido sobre lo que había sido un gran basural de la comunidad, no podíamos imaginar la envergadura que aquella labor tendría cuatro años después, cuando ya somos la institución cultural cubana con mayor cantidad de premios y menciones en concursos internacionales y nacionales de pintura para niños -hasta el presente 231 reconocimientos-, en particular, en certámenes dedicados a la conservación del medio ambiente; no podíamos pensar que un proyecto tan modesto, pudiera ser de interés para personas que desde Australia, Japón, México o Brasil, llegan a nosotros con sus temperas, crayones, lápices, pasteles, libros de arte y medio ambiente, documentales sobre esas temáticas, entre otros, para que el sueño siga su curso.
Nunca hemos contado con financiamiento suficiente para poder construir el local ideal, pero con ingenio y fuerza de voluntad, además de mucho apoyo comunitario, hemos logrado hacer nosotros mismos el mobiliario, rescatando de los basurales madera, metales, o plásticos para armar estructuras que necesitábamos para la biblioteca, la galería de arte , el baño, la cocina, la futura sala de computación y el taller como tal (lo único que existía hace un año) y así llegar a este 5 de Junio, Día Mundial del Medio Ambiente, con las condiciones mínimas para la inauguración y trazarnos nuevos retos para el próximo año.
Para mí, como artista, la posibilidad de trabajar cada día con tantos talentos en ciernes, me permite también reciclarme y ver la vida con gran optimismo al punto de tener la certeza que esos hombres y mujeres del mañana serán capaces de hacer un mundo más hermoso del que hoy tenemos.
El profesor Jorge Jorge González frente al taller «Coloreando Mi Barrio», en La Habana, Cuba
R.F.: ¿Cuál es la incidencia de la Revolución en el proceso de creación populary, especialmente en cada individuo, en su barrio, en su lugar de trabajo?
J.J.G. Ya desde el año 1961, durante una intervención al constituirse la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y que a pasado a la historia como «Palabras a los Intelectuales», Fidel Castro expresaba que «… dentro de la Revolución todo, contra la Revolución, nada» , dejando claro que lo importante era que se creara arte o literatura, no arte o literatura panfletaria ; de ahí que muchos no entiendan como, a diferencia de otros países que en algunos momentos fueron socialistas, primera el realismo socialista como «arte oficial» y, en Cuba, una pequeña isla, aislada del mundo, sometida a un bloqueo cruel, no sólo no se entronizara esta tendencia entre la mayoría de sus artistas e intelectuales, sino que se rechazara por considerarla nociva a las posibilidades de la creación humana que jamás debe ser enmarcada en camisas de fuerza ; no hemos tenido arte oficial aunque sí intentos por parte de algunos funcionarios de ocasión, de tratar de influir sobre la creación de un período determinado -digamos, por ejemplo, la década del setenta del pasado siglo-, pero los resultados han sido escuálidos y de las obras de sus marionetas apenas se recuerdan algunas pocas.
El Estado revolucionario ha dejado que la creación popular no sólo se expanda sin su interferencia, sino que invierte recursos para que se conserven las principales tradiciones de cada lugar, investiga y conserva en archivos lo mejor del patrimonio conocido pero, además, como parte de la política oficial está el estimular por todos los medios la cultura comunitaria y muchos de los principales creadores nacionales aportan horas de su tiempo libre a impartir taller populares, dar conferencias, ofrecer recitales o conciertos gratuitos y así llegar a la base, de donde un día ellos también salieron. Esa comunión de artistas consagrados y pueblo no creo que se de mucho en otros lugares: aquí no se asedia al artista de renombre, a nadie le importa su vida privada, no existe la locura de los autógrafos y similares, se es posible ser una gran personalidad y estar sin camisa jugando dominó bajo un árbol junto al trabajador de comunales que mantiene limpia la calle de desperdicios o al médico que nos atiende para prevenir enfermedades, en fin, nadie es secuestrado para exigir rescate, nuestros hijos se mezclan de igual manera y negros y blancos somos la gran familia ; formamos la nación cubana.
R.F.: 2. En el sentido inverso, ¿cómo llega esa creación popular a interferir en las cualidades de la Revolución, e inclusive, en las decisiones que ella toma?
J.J.G. Considero que la creación popular interfiere positivamente en las cualidades de la Revolución e inclusive diría más, en la medida en que la creación popular se expande y diversifica, que son más los creadores , mayor es la felicidad general y mayor la fortaleza del proceso; un pueblo creativo colectivamente, como es nuestro caso, capaz de inventar no sólo en el terreno artístico , sino en cualquier esfera de la vida o buscar soluciones tecnológicas a problemas para algunos insolubles debido a las limitaciones materiales a que nos ha sometido el bloqueo norteamericano, tiene que influir en esas cualidades revolucionarias del proceso y siempre han estado presente en las decisiones tomadas por nuestros dirigentes, sino sería imposible hablar del amplio respaldo popular con que cuenta …no se deje engañar por las estupideces de los grandes medios, se lo dice un cubano de a pie que ha sido Delegado del Poder Popular de su barrio por casi diez años, sin ser militante del Partido Comunista y que por eso sabe lo que es una elección democrática, sin interferencias de nadie, sólo de sus propios vecinos; se lo dice alguien que ha viajado como artista por muchos países y siempre vuelve al suyo porque no encuentra nada mejor fuera de él y del sistema que defiende para que su hijo y los hijos de sus amigos y de sus vecinos sean cada día mejores personas, mejores ciudadanos del mundo, capaces de brindar a otros no lo que les sobra, sino lo poco que poseen. Creo que sí, que el ser creativo un pueblo, lo convierte en un monolito sólido por el que no puede penetrar la ignorancia.
Murales realizados a partir de dibujos de alumnos del taller premiados en concursos internacionales sobre el medio ambiente. Obras como éstas decoran los alrededores del taller «Coloreando Mi Barrio»,en San Agustín, La Lisa, en La Habana, Cuba
R.F.: 3. El bloqueo criminal de Estados Unidos y sus naciones y organismos compinches pretendió herir moralmente al hoy jovencito Raysel (alumno del Taller que tu diriges), antes trató de raptar al niño Elián ¿Cómo se maneja un profesor de arte en esas condiciones frente al sufrimiento impuesto a un alumno, a un niño? ¿Qué lección o experiencia saca?
J.J.G. Creo que en su momento , hace dos años, se habló mucho a nivel internacional y sobre todo en América Latina, sobre lo sucedido durante la premiación en Argelia del más importante concurso de dibujo infantil a nivel internacional, el organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y donde al ganador de nuestra región, el alumno de mi taller «Coloreando Mi Barrio», Raysel Sosa Rojas, le fue negado uno de los premios -una cámara fotográfica NIKON-, porque la misma contenía componentes fabricados en los Estados Unidos y dicha empresa no podía , según sus directivos, violar el «embargo» – en Cuba le decimos BLOQUEO, como es en realidad- de los Estados Unidos contra mi país. Muchos entonces comprendieron algo: lo del bloqueo no es un invento cubano para justificar algunos de sus problemas internos como han dicho una y otra vez nuestros enemigos , sino una verdad inobjetable que es capaz de ensañarse contra un niño talento, sin importar las consecuencias sicológicas del acto en sí. En aquel momento en Argel, comencé una protesta con el apoyo de mi embajada que permitió a la opinión pública internacional conocer del hecho, pronunciarse sobre el mismo y, lo más importante: que muchas personas, por vez primera, entendieran dramáticamente, una de las aristas de lo qué es el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.
Los gobernantes norteamericanos jamás han entendido qué es la Revolución cubana y es una pena, porque nuestro pueblo jamás ha manifestado sentimiento de odio hacia aquel país ; jamás en nuestras grandes concentraciones populares se ha quemado una bandera de los Estados Unidos -como vemos frecuentemente sucede en otros lugares, al no entender que ese estandarte, como el escudo, son símbolos de una nación, no de un grupo de individuos que en un momento de la historia ocupan un cargo estatal-, muchos norteamericanos pelearon en nuestras guerras de independencia o han sido amigos de nuestras causas; somos pueblos vecinos que debíamos vivir en paz y ayudándonos mutuamente, que es lo que deseamos los cubanos pero parece, que la arrogancia de algunos políticos jamás permitirá que esa amistad sincera pueda echar raíces.
Equívocos mayúsculos como el prácticamente secuestro de Elián o el estúpido encarcelamiento de cinco cubanos luchadores antiterroristas como es el caso de Gerardo, Ramón, Fernando, Antonio y René, los que fueron condenados como una manera de hacer daño a la Revolución, mientras asesinos convictos y confesos de la calaña de Luis Posada Carriles u Orlando Bosh impunemente se pasean por las calles de Miami y son aplaudidos y bendecidos como héroes, ¿es qué nunca entenderán que con esas actitudes no van a doblegar a nuestros compatriotas?, ¿no son capaces de asimilar que esas arbitrariedades son las que hacen parte de la fortaleza de la Revolución cubana, de que el pueblo se convierta en una sola persona y que aun aquellos que en algún momento critiquen determinados aspectos del proceso se unan para defender el país?
Un profesor como yo, cuando suceden cosas como lo acontecido a Raysel, no puede menos que sentir desprecio ante tales acciones y comprender porque es necesario defender nuestro socialismo, ese mismo que no repara en gastos para salvarle día a dia su vida con medicamentos que hacen posible controlar la hemofilia hereditaria que padece y que es capaz, mediante el gesto simbolizado por Fidel Castro, de entregarle una cámara Nikón, similar a la que le negaron en Argelia, a nombre del pueblo de Cuba, como desagravio moral a sus pocos años de vida y para enseñarle a él y a todos los que quieran tomar la lección, que no aceptamos imposiciones de nadie, que somos un país libre e independiente como cualquier otro que se precie de serlo y que hemos soportado ya a casi diez administraciones yanquis tratando de hacernos doblar el brazo y resistiremos las que sean necesarias para que nuestra dignidad como nación se mantenga en alto y sirva de ejemplo a muchos en este planeta; un profesor como yo, que a veces sólo tiene como pago por su trabajo la sonrisa de una niña o un niño cuando le decimos lo hermoso que ha pintado no puede, por tanto, pensar en riquezas materiales que al fin al cabo a la hora de convertirnos en polvo, no se irán con nosotros, pasarán a otras manos y a otras demostrándonos que no único verdaderamente nuestro es ese poquito de felicidad que podemos ofrecer a otros y de paso, nos damos a nosotros mismos,¿ puede sacarse una experiencia mayor?
R. F.: 4. ¿Hubo un nexo entre la historia de la cultura ancestral cubana de antes de la llegada de los colonialistas españoles y la Cuba Revolucionaria?
J.J.G. Cuba, a diferencia de otros países de nuestra América Latina, por desgracia no conserva una población originaria, la que existía a la llegada de los colonizadores españoles fue prácticamente exterminada en sólo unos pocos años y la isla se fue poblando de europeos primero y de africanos y chinos durante el período de la trata esclavista hasta fines del siglo XIX; de nuestros primeros habitantes sólo conservamos algunas palabras, determinados hábitos alimentarios y en la construcción de la vivienda en zonas rurales de difícil acceso, pero no mucho más, de ahí que no pueda hablar de ese nexo que, en cualquier otra revolución que se produjera en nuestro continente, sería inevitable. El nexo ha existido pero con la unión de esos europeos, africanos, chinos y, ya más entrado el siglo XX y con el auge de la industria azucarera a partir de la Primera Guerra Mundial , de braceros caribeños, particularmente de Jamaica y Haití, que trajeron sus costumbres y poco a poco se fueron mezclando con lo que ya teníamos; de ese «ajiaco» -como dijera Don Fernando Ortiz, uno de los principales investigadores de ese proceso que el llamó transculturación- que es hoy la cultura popular cubana.
Gabriela Ros, de cinco años de edad, realizando un dibujo : «El Gallo»
R. F.: 5. ¿El cine, la pintura, la escultura que se crea en el interior de la Revolución cubana, barrio a barrio, ciudad a ciudad, se refleja en la imagen cubana en el interior y en el exterior del país?
J.J.G. Como todo, nada es absoluto y en una sociedad como la cubana, donde la palabra de orden en los últimos casi cincuenta años ha sido RESISTENCIA, obviamente la cultura que se realice en ese contexto tendrá una gran dosis de originalidad y será capaz, incluso por la manera casi endógena en que se va produciendo, pues reflejar en alguna medida la realidad particular que hemos vivido; aun así, podría pensarse que la cultura que se ha gestado en ese tiempo ha sido de barricadas, de combate, sin espacio para consolidar un producto elaborado, asimilable por otros y hasta replicable en algún momento por sus aportes indiscutibles y no ha sido así, como regla. Contrario a lo que los enemigos de la Revolución cubana pregonan, nuestros artistas profesionales que ,salvo excepciones, viven en el mismo barrio que sus contemporáneos, van al mercado a buscar su canasta básica como el albañil, el ingeniero agrónomo o la doctora, montan al autobús, vivieron los terribles años de los «apagones eléctricos», se nutren para crear sus obras de esa sabia popular que el día a día se encarga de convertirla en algo esencial ; ¿no es acaso el tema abordado por la película «Fresa y Chocolate» tan nacional como internacional, pero tratado con los matices e idiosincrasia que nos caracterizan y por eso pienso transciende la frontera ; esa escultura de John Lennon sentado en un parque del Vedado que nos regaló el artista José Villa, podría pensarse una aberración surrealista nuestra, pero es que Los Beatles dejaron hace mucho de ser sólo ingleses, forman parte de la cultura universal y, en el caso de mi generación, a muchos nos marcó y seguimos cantando sus canciones, tenemos nostalgia y necesidad de ellas, como mismo de aquellas que el hoy universal Silvio Rodríguez genera en muchos más allá de Cuba; pero esos son ejemplos tomados al azar pero podríamos hacer una lista interminable donde aparecieran concertistas de piano, violín, coros, bailarines, actores, escritores, directores de cine, pintores, escultores, dibujantes, que con frecuencia son reclamados en los principales escenarios, galerías y espacios de todos los continentes y, casi de manera íntegra, todos estudiaron sus profesiones en escuelas creadas después del año 1959, con programas elaborados por docentes nacionales y, esas cosas, nos enorgullecen pero…esas cosas nuestros enemigos las callan y dicen que nuestros artistas e intelectuales viven casi en harapos, que nuestras ideas han envejecido y estamos muy atrás de la creación contemporánea que prolifera en el mundo, lo que mueve a risa, pero es su única manera de decir que «las uvas están verdes» para no reconocer una realidad que se les ha ido de las manos hace mucho. Pero con esa cultura digamos, más de salón, que es capaz de defenderse por sí sola, existe otro segmento, a veces o casi siempre ignorado por los grandes medios -salvo con alguna nota para reflejar su exotismo-, que es la cultura popular tradicional, esa que es la que preserva los valores más auténticos y transmite, de generación en generación, canciones de cuna, refranes, recetas de cocina, saludos y hasta la manera de estornudar en público. Esa parte de nuestra cultura, que sale del barrio, vive en él, se desarrolla, cambia constantemente pero mantiene la unidad local, provincial y nacional, que más allá de concepciones políticas se comparte por igual entre revolucionarios o personas que no lo son, sí se ha consolidado e, inclusive, se ha fomentado su rescate, su conservación como patrimonio tangible o intangible de la nación porque estamos concientes que, de perder esos valores, entonces lo perderíamos todo y no podríamos hablar ya de una nacionalidad. De ese caldo de cultivo se nutren aquellos artistas de los que mencioné algunos al principio que hoy son «glorias» universales, incluyendo a aquellos que decidieron buscar alternativas económicas en otros lares pero que cada día recuerdan con nostalgia lo que dejaron detrás. En mi caso particular, creo que de no ser por el vínculo diario que mantengo con las familias del barrio, no ya solamente con aquellas de los niños y niñas a los que enseño, vivir sus mismas alegrías , ilusiones o desengaños, me sería muy difícil llevar adelante una obra artística.
R. F.: 6. ¿Cómo se mantiene el arte y la cultura de un país bloqueado?
J.J.G. Se mantiene mucho mejor que en un país no bloqueado…..porque obliga a ser más creativo, a buscar soluciones inimaginables en un contexto económicamente restringido y donde la abundancia no es un término usual ; cuando se está acostumbrado a vivir con holgura económica y tecnológica, el sentido de la mesura se pierde y a las personas les cuesta trabajo realizar un gran espectáculo, por ejemplo, si no tienen a mano toda la parafernalia digital a que los medios y la costumbre casi nos obligan; en Cuba, a veces, ni siquiera teníamos electricidad para poner a funcionar un simple micrófono y , aun en esas condiciones, el artista cantaba, el actor actuaba, el pintor de hábitos nocturnos cual buho , pasaba a convertirse en ave diurna y así, la vida continuaba y tomábamos conciencia de que con pocos recursos era posible hacer una obra de arte de calidad y, sobre todo, que llegara al corazón de aquellos y aquellas a los que iba dirigido el producto final. Es cierto que no todo se puede hacer con pocos recursos y uno de los ejemplos más precisos es el caso de la literatura, que en los últimos veinte años sufrió un golpe demoledor ,no en cuanto a la creación que siguió adelante y quizás con mayor impulso , pero sí en lo que a publicaciones se refiere: el precio del papel subiendo astronómicamente y nuestros mercados tradicionales casi desaparecidos, no permitían invertir los pocos recursos financieros que nos llegaban en la compra de papel para editar poemas y novelas, era más importante adquirir los alimentos para sostener literalmente vivos a casi doce millones de habitantes y vivas también las ideas que defendemos los cubanos o, al menos, una gran mayoría de ellos y a las que hemos manifestado más de una vez que no estamos dispuestos a renunciar. Creo que en las últimas décadas, al contrario de lo que sucede en otros países, en Cuba, por una necesidad de supervivencia, uno de los aspectos que mejor se ha manifestado es la preservación, revalorización y devolución artística de nuestra cultura popular tradicional: se han rescatado fiestas populares, costumbres y hábitos culinarios, bebidas caseras confeccionadas a partir de frutas tropicales, las artesanías han tomado nueva vida, sobre todo en las provincias, se ha fomentado la investigación y conservación de nuestra narrativa oral en toda su riqueza formal (refranes, adivinanzas, cuentos, leyendas), «descubriéndose», de pronto, un tesoro inconmensurable que la modernidad nos había ocultado y que la globalización amenazaba con desaparecerlo. El sólo hecho de dedicar especialistas en cada uno de los municipios del país para que estudien sus raíces, considero fue una decisión muy acertada que , a la larga, nos fue nutriendo de una conciencia superior, capaz de poder admirar y defender, sin chovinismos, esa parte de la cultura nacional que estaba ahí, callada y huérfana de apoyo, destinada a desaparecer ante un mercado consumista nada favorecedor de valores semejantes, salvo que sirvan como mercancía turística, no como forma de aunar voluntades y fortalecer la identidad grupal.
R. F.: 7. ¿Un profesor de arte comunitario es rico o pobre?¿Qué quiere decir rico y pobre en Cuba?
J.J.G. Creo que un profesor de arte comunitario -no en Cuba, sino en cualquier país-, jamás sería rico en el sentido de amasar fortuna en dinero ya que, precisamente, la propia razón de ser de esta labor está, a mi criterio, en poder dar mucho y recibir casi nada a cambio o, según el concepto que cada cual tenga del valor de una sonrisa, de ver a niñas y niños felices cuando un dibujo es premiado con la aprobación de sus compañeritos o en algún concurso de pintura, o cuando esa misma obra es ampliada cientos de veces y se convierte en un hermoso mural que todos pueden ver durante años, mientras él o ella va creciendo y, entonces yo digo cuando eso sucede -y ocurre muy a menudo, por cierto-, que soy inmensamente rico porque con la inversión de sólo un poco de amor puedo cosechar cada tarde , cuando abro el taller, tanta alegría que siento nostalgia en no poder compartirla con todos los hombres y mujeres de este planeta a veces tan lleno de individualismo y mezquindades.
En Cuba, aun cuando conocemos y manejamos los términos de rico y pobre, no tienen el mismo significado o connotación, que pudieran tener en otro país; no es que no existan personas aquí en que su única razón de ser y de pensar esté muy cercana a la de cualquier capitalista, aun cuando reciba los mismos beneficios de la sociedad que alcanza a todos y hablo de salud y enseñanza gratuita, una canasta básica de alimentos a precios subsidiados por el estado, la propiedad de su vivienda por el pago de una cantidad de dinero casi simbólica y otras muchas regalías similares, sin dejar de mencionar aspectos como la no existencia de las drogas como un fenómeno de masas, aunque sí existe como algo todavía extraño, en algunos pequeños grupos de individuos, en particular, a partir de la introducción del turismo masivo que nos ha traído éstas y otras lacras antes casi desconocidas por nuestra población y, no critico ni mucho menos la existencia del turismo, al contrario, creo que ha sido una de las vías fundamentales por la que la economía cubana ha podido sobrevivir en estos duros años de lo que hemos denominado «período especial», a partir de la desaparición del antiguo campo socialista, pero no hay dudas que no todos los turistas son personas honorables que vienen buscando sol, playa , cultura, deportes e intercambios humanos, también nos llegan aquellas personas indeseables que dejan una huella fatídica por donde crucen. Hablando con honestidad le confieso algo: cuando he salido de Cuba por cuestiones de mi trabajo como artista, muchas personas me preguntan cómo puede vivir la población cubana con un salario que apenas sobrepasa los diez o doce dólares mensuales (es lo que día a día, como tortura de «la gotita de agua», siempre dicen nuestros enemigos externos) y entonces, inexorablemente, me da mucho placer poder contarles eso mismo que le he dicho a usted sobre el verdadero valor del salario en mi país, aun cuando esté conciente que es poco como para que se guarde un excedente y que, en algunos casos, es muy poco, pero no es posible aumentar los salarios sin una producción de bienes y servicios que lo justifique o sería la ruina.
R. F.: 8. Finalmente, ¿Puede haber una revolución social sin una revolución cultural?
J.J.G. Sí, podría existir… Sólo que posiblemente no duraría más de unos pocos días y le argumento a partir de la experiencia cubana, que es la que tengo como patrón: Si los líderes de la Revolución de 1959 no hubiesen llegado a la conclusión de que lo primero que había que hacer para que la mayoría de la población entendiera los cambios que se irían produciendo y los aceptara como suyos era alfabetizar a esa gran masa que sólo tenía como propiedad una gran miseria acumulada y, no era capaz de entender – pues le habían escamoteado su derecho a educarse-, de qué se hablaba cuando se decía que él podía ser dueño no sólo de sus decisiones, sino de la tierra que laboraba, que ya no tenndría que ser explotado por otro ser humano igual que él, que su palabra valía tanto como la de cualquiera y que tenía los mismos derechos que el abogado, el médico o el presidente de la república, que sus hijos podrían ir a las universidades y también ser ingenieros o médicos, ser artistas o trabajadores en cualquier profesión donde diesen la talla y además, esos estudios, no tendría que pagarlos. Dicho así, en cualquier otro país, podría parecer propaganda política de candidatos en épocas electorales, pero en Cuba, jamás la Revolución ha jugado con medias verdades y esa es la realidad que, en el plano particular, también yo he vivido: nací en el seno de una familia humilde y logré primero matricular en una escuela de pintura de tanto prestigio en Iberoamérica como la de «San Alejandro», gratuitamente y sin ser hijo de mengano o sutano, ni recomendaciones previas de algún politiquero de turno y un día me gradué allí con gran orgullo para mi familia pues ya tenía su primer «artista» ; otro buen día , decidí seguir estudiando y subí la escalinata de la Universidad de La Habana por vez primera, varios años después era el primer » licenciado» familiar, al que siguieron otros y vendrán más en el futuro. Si hoy, quisiera sacar otro título , podría hacerlo pues ahí está el plan de la Universidad a distancia , pero también podría hacer maestrías, doctorados o lo que quisiera pues, es cierto que nos han faltado mercados repletos de perfumes de París, de agencias de autos de último modelo, de tiendas con comidas sofisticadas para perros, gatos y otras mascotas, que jamás el caviar se ha servido en mi mesa y que , en ocasiones, no he tenido más que un pequeño pan de 80 gramos para comer pero, lo que no nos ha faltado jamás en estos años, es la posibilidad real de que aquellos que quieran superarse lo hagan y pienso que eso sólo lo puede lograr una revolución verdadera.
JORGE JORGE GONZÁLEZ. Nació en La Habana, Cuba, en 1954. Cursó estudios profesionales en la Escuela Provincial de Arte de Camagüey, provincia donde residió desde la niñez hasta su traslado a La Habana y concluir su formación en la Academia de Artes Plásticas «San Alejandro», en 1972; Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana. Durante el período de 1975 a 1992, sólo participa de manera esporádica en salones y exposiciones de artes visuales, dedicándose a la investigación de las tradiciones culturales cubanas, como miembro fundador del equipo para la confección del Atlas Etnocultural de Cuba . Entre 1992 y 1994 fue Secretario Ejecutivo de la Asociación de Artistas Plásticos de la UNEAC, pasando a partir de esa fecha a trabajar como artista independiente. Desde el año 2000 comienza a desarrollar una intensa labor comunitaria con la creación del proyecto «Coloreando Mi Barrio» que ha realizado murales en escuelas y otros espacios públicos, así como docencia artística y cuatro cursos como profesor de Promoción Cultural en la Sede Universitaria de La Lisa , en La Habana. ; también desde el año 2000 y en cuatro ocasiones consecutivas, sus vecinos lo han elegido como Delegado del Poder Popular.