Hay un anuncio en la televisión que me pone enfermo cada vez que lo veo. Es el de los pañales Dodot, que proclaman a bombo y platillo que por cada envase que se compre enviarán una vacuna contra el tétanos neonatal. Al margen de la imagen de racismo que subyace en los dibujitos de un […]
Hay un anuncio en la televisión que me pone enfermo cada vez que lo veo. Es el de los pañales Dodot, que proclaman a bombo y platillo que por cada envase que se compre enviarán una vacuna contra el tétanos neonatal. Al margen de la imagen de racismo que subyace en los dibujitos de un niñito blanco enviando su limosna a otro negro que vive en un poblado de chozas rodeado de monos chillones y elefantes, el concepto es totalmente deleznable.
Ahora resulta que la responsabilidad de que se vacune a los niños africanos es de los padres mileuristas europeos. Si compran pocos pañales, además de cuidar mal a sus hijos, serán los responsables de la muerte de miles de niños africanos. El hecho de que la asistencia sanitaria en estos países sea inexistente no tiene nada que ver con el expolio de las multinacionales, la aplicación de políticas neoliberales dictadas por el FMI y la sucesión de conflictos armados para rapiñar materias primas. No, los culpables son los que no compran pañales. ¿No sería mejor evitar las causas de propagación del tétanos neonatal, que se transmite por las condiciones poco higiénicas en las que se producen los partos? Pero para eso hacen falta políticas públicas serias.
La de Dodot no es más que una muestra de la patochada con imagen de solidaridad que se extiende por las televisiones. Como la gala de la FAO (Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación), que ha emitido recientemente TVE, con la participación de líderes de opinión de la altura de Ana Obregón, José Ortega Cano, Julio Salinas, Terelu Campos, Carmen Sevilla, Álvaro Bultó, Nani Gaitán, David Bustamante o Falete. Todos ellos comandados por Anne Igartiburu.
En años anteriores recaudaron más de dos millones de euros, una cantidad elevada para los que compran pañales, pero que si se compara con otras cifras queda en evidencia, como los 40 millones que ha costado la cúpula de Miquel Barceló en la sede de la ONU en Ginebra y que el Gobierno español ha sacado de los Fondos de Ayuda al Desarrollo. ¡Y todavía nos quedan las campañas de Navidad y el Telemaratón de ETB!