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Con Lula, Brasil tiene una nueva oportunidad

Fuentes: Rebelión [Imagen: Marcha contra Bolsonaro en Florianópolis (SC) el pasado sábado 29 de mayo de 2021. Créditos: Milton Ostetto]

En este artículo el autor sostiene que con Lula tiene una nueva oportunidad histórica que no puede desaprovechar.


La derecha llevó a Brasil a la peor crisis de su historia. Después de perder cuatro elecciones consecutivas, porque los gobiernos de izquierda hicieron los mejores gobiernos de la historia del país, la derecha promovió la ruptura de la democracia y restableció los gobiernos neoliberales.

Desde ese momento -2016- Brasil ha retrocedido en casi todos los indicadores: PIB, empleo, precariedad en el trabajo, hambre, miseria, abandono de la población, salud, educación, vivienda, desigualdad… Desde todos los puntos de vista, el país retrocedió, se volvió más pobre, más desigual, la gente se volvió más abandonada, el país fue ridiculizado en el mundo por un gobierno incompetente.

El país vive la peor crisis humanitaria del mundo, la peor situación social de su historia, tiene la peor imagen del mundo que jamás haya tenido. Eso es lo que la derecha le ofrece a Brasil. Las grandes empresas, los partidos de derecha, los medios de comunicación y el poder judicial, tienen la responsabilidad directa en esta situación, que no solo se refleja en la miseria y el hambre, sino también en miles de muertes evitables.

A pesar de todo eso, Brasil encuentra fuerzas para superar la crisis más grave de su historia. Toda las encuestas muestran que la gran mayoría de los brasileños ya no pueden soportar a este gobierno y quieren que Lula vuelva a ser presidente de Brasil. Los méritos de los gobiernos del PT quedaron en la memoria de los brasileños, quienes manifiestan claramente que prefieren el regreso de estos gobiernos a lo que la derecha propuso con el gobierno de Bolsonaro.

Brasil vivió un período muy grave de su historia con la dictadura militar de más de 20 años. Logró reunir suficiente fuerza democrática para derrotar a la dictadura y restaurar la democracia. Sin embargo, esta fuerza no fue suficiente para imponer la elección directa del primer presidente civil de Brasil después de la dictadura, ni para democratizar el país más allá de su sistema político.

No se democratizó ni la economía, ni las relaciones sociales, ni la educación, ni la salud, ni la propiedad de la tierra, ni los medios de comunicación. Es como si la estructura del país no se hubiera democratizado en absoluto, tanto es así que las desigualdades, la característica más profunda del país, se han mantenido y profundizado.

Brasil vivió otro momento grave cuando los gobiernos neoliberales de los años noventa provocaron una profunda recesión económica y un aumento de las desigualdades. Los brasileños eligieron a Lula y, sucesivamente, a los gobiernos del PT en cuatro elecciones. Brasil salió de la recesión heredada de los gobiernos neoliberales, impulsó el mayor proceso de distribución del ingreso de su historia, elevó los salarios por encima de la inflación como nunca antes, hizo que Brasil viviera, por primera vez, el pleno empleo, proyectó la imagen más prestigiosa en el mundo.

El golpe de 2016 arrojó a Brasil, de la mano de la derecha, a la peor crisis de su historia. Pero el país demuestra que tiene, a través de la posibilidad de tener nuevamente a Lula como presidente, una nueva oportunidad. Una oportunidad para rescatar la democracia, como condición indispensable para que prevalezca la voluntad de la mayoría.

Con Lula como presidente, Brasil tendrá una nueva oportunidad para combatir las desigualdades de todo tipo, combatir el hambre y la miseria, el desempleo, el abandono de la población y el descrédito externo del país. Superar la crisis actual, mediante el regreso de un presidente legítimo, elegido democráticamente por el pueblo, respetado en todo el mundo. Volver a convivir en armonía con todas las posiciones, desarrollando sus argumentos en un debate franco, abierto y democrático.

Brasil puede volver a ser un país del que los brasileños se enorgullecen, en el que otros países se reflejan a sí mismos para aprender a combatir el hambre, la miseria y la desigualdad. Que Brasil vuelva a tener relaciones de amistad y colaboración con todos los países y pueblos del mundo, que ya no sea considerado un país con un gobierno condenado a nivel mundial.

Con Lula, Brasil tiene una nueva oportunidad histórica para volver a ser un país en el que el pueblo se identifica con su gobierno, en el que el presidente habla el idioma del pueblo, pone en práctica políticas que atiendan las necesidades del pueblo. Para hacer lo que la catástrofe en la que la derecha jugó el país tras derrocar de un golpe al gobierno del PT, sea un paréntesis, que nunca más podrá romper con la democracia e instalar gobiernos autoritarios a pesar de los brasileños.

Brasil tiene una nueva oportunidad con Lula para reconstruirse como sociedad, como Estado, para reconocer los derechos de todos, reconocidos como ciudadanos. Brasil tiene una nueva oportunidad histórica con Lula y no puede desaprovecharla.