«España no es Uganda» afirmaba no hace mucho el presidente del Estado español estableciendo las oportunas distancias entre el llamado tercer mundo y el reino de los Borbones. Antes, también había descubierto y declarado que España tampoco era Grecia. Y es que España sigue siendo… ¡España! Un conventillo de ilustres alpargatas y mantillas que primero […]
«España no es Uganda» afirmaba no hace mucho el presidente del Estado español estableciendo las oportunas distancias entre el llamado tercer mundo y el reino de los Borbones. Antes, también había descubierto y declarado que España tampoco era Grecia.
Y es que España sigue siendo… ¡España! Un conventillo de ilustres alpargatas y mantillas que primero olvidaron la memoria, después extraviaron los sentidos y han acabado perdiendo la razón.
Pero como tantas otras cifras que, en su parca crudeza, ignoran la mesura y la etiqueta, las del paro ponen al descubierto los patéticos alardes de esa España cañí que, emplazada a saberse y, como siempre, arranca por peteneras.
«España no es Portugal» insistía su presidente.
Por las redes sociales circula un mapa del reino en el que cada una de las autonomías del Estado español aparece compartiendo con otro país su porcentaje de desempleo. En ese triste baile, estas son las parejas formadas: País Vasco con Georgia (16%); La Rioja con Túnez (18%); Navarra con Sudán (19%); la Comunidad de Madrid con las Islas Comores (20%); Cantabria con Gabón (20%); Galicia con Serbia (22%); Aragón con Lesotho (22%); Castilla y León con Dominica (22%); Cataluña con Nigeria (24%); Asturias con Sudáfrica (25%); Baleares con Honduras (28%); la Comunidad Valenciana con Mauritania (29%); Murcia con Guinea Ecuatorial (30%); Castilla-La Mancha con Macedonia (31%); Canarias con Yemen (34%); Extremadura con Afganistán (35%); Andalucía con la Franja de Gaza (36%); y Ceuta con las Islas Marshall (38%).
España sigue siendo aquella unidad de destino en lo universal que acuñara el caudillo y que siguen los mismos recitando e imponiendo.
España baila sola o, peor aún, con sus fantasmas.
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