Se plantea un debate asambleario para analizar la situación actual de la profesión
ºSe acerca el 35 aniversario de la única huelga de actores que consiguió poner en jaque la dominancia del fascismo en la dictadura franquista. Se trata de la huelga de febrero de 1975, durante la que los profesionales del sector consiguieron aglutinar a otros muchos en torno a una acción que pondría cara a cara a los verdaderos representantes sindicales, constituídos en la Comisión de los 11, con los políticos franquistas, al margen del sindicato único del régimen. Un grupo de profesionales ha decidido que sería un buen momento para reflexionar sobre la situación laboral, social y profesional, mediante la convocatoria de una charla en asamblea, «como siempre se hizo en nuestra profesión», señalan ellos, y comparar la situación del 75 con este momento, analizar en qué sentido ha cambiado, las condiciones laborales y sociales. Así que convocan para el 22 de febrero a las 20:00h en el Teatro Alfil, en Madrid.
En febrero del año 1975, casi a las puertas de los espasmos finales del criminal Franco y los suyos, que se llevarían por delante a buena parte del aparato dictatorial para sustituirlo por esto que ahora tenemos, los actores españoles decidieron ponerse en marcha para reclamar unas condiciones laborales aceptables. Pero estas condiciones se extendían más allá de lo que aquellos criminales que gobernaban por decreto estaban dispuestos a aceptar, ya que los miembros de la profesión teatral habían decidido establecer sus propias condiciones, su método de negociación… y sus representantes, de manera que se saltaban al famoso Sindicato Vertical, que era el único en España durante la dictadura, y agrupaba profesionalmente a los trabajadores, marcando las pautas de la dictadura y sirviendo de correa de transmisión y control.
Así que actores, actrices y otros miembros de la profesión se sumaron a una huelga masiva, a la que se fueron agregando otros sectores del espectáculo, como los tablaos, los circos, las salas de arte, los pintores, bailarines y, cuando los trabajadores de la única televisión que emitía en nuestro país, Televisión Española, se sumó al paro y tuvieron que sustituir la programación, la cosa empezó a preocupar a los fascistas seriamente.
Por su parte, los actores en huelga habían decidido montar una comisión que les representase, que se denominó la Comisión de los 11, por los integrantes de la misma, que sería la única reconocida por aquellos para llevar a cabo la negociación.
Los participantes cuentan que cuando tenían que reunirse para negociar, aparecían los representantes legales del antedicho sindicato, pero tan sólo como una pantomima, ya que el propio Director General reconocía «no oficialmente», pero sí de hecho, a la Comisión de los 11.
En el momento en que la cosa comenzó a ponerse complicada, la policía irrumpió en el Teatro Bellas Artes, en medio de una reunión, llevándose detenidos a varios miembros de la profesión. Entre ellos, a Tina Sainz, José Carlos Plaza, Antonio Malonda y Yolanda Monreal, que ingresarían en prisión acusados de pertenecer al FRAP y de tener relación con ETA y el atentado de la calle del Correo. Pero también iban en el grupo Rocío Dúrcal, Pedro Mari Sánchez, Flora María Álvaro y Enriqueta Carballeira, a quienes lograron sacar entre Lola Flores (ocultamente implicada en la huelga, al ponerse afónica «de golpe» en esas fechas y no poder actuar) y otros miembros de la profesión.
A los cuatro encarcelados les caerían unas impresionantes sanciones económicas, cuando los compañeros pararon la huelga a cambio de su liberación, ya que vieron que podían acabar implicados en un proceso criminal muy grave. Pero las multas debieron pagarse también entre todos, ya que ninguno de ellos hubiera podido hacerlo.
Es una historia de solidaridad y de lucha, pero también es una historia que constituiría el germen de un sindicato que fuese capaz de aglutinar a todos los trabajadores en unas Comisiones, que luego, andando el tiempo, se frustraría en el comienzo de esa supuesta transición, mediante las renuncias y las dejaciones por parte de todos los responsables políticos y sindicales que nos llevarían a lo que ahora hay.