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Emir Sader y René Ramírez, Seminario "Julian Assange: 4 años de libertad negada"

Construir una cultura alternativa con protagonismo popular

Fuentes: Rebelión

Introducción A estas alturas, nadie duda del estruendoso fracaso económico del neoliberalismo. Pero ha sido mucho menos analizado su no menos estruendoso éxito cultural-ideológico. Actualmente América Latina atraviesa una etapa conflictiva. En dos países del Cono Sur: Brasil y Argentina se desarrollan procesos regresivos. En el primer semestre de gobierno macrista se ha dado un […]

Introducción

A estas alturas, nadie duda del estruendoso fracaso económico del neoliberalismo. Pero ha sido mucho menos analizado su no menos estruendoso éxito cultural-ideológico. Actualmente América Latina atraviesa una etapa conflictiva. En dos países del Cono Sur: Brasil y Argentina se desarrollan procesos regresivos. En el primer semestre de gobierno macrista se ha dado un espectacular traspaso de ingresos desde los trabajadores hacia el complejo agroexportador y el sector financiero. Se incrementó la deuda externa en un 11%, aumentó el desempleo y se redujo el poder adquisitivo de los salarios; como contrapartida, se eliminaron las retenciones (impuestos) a la exportación. ¿Por qué un sector del pueblo argentino acudió a las urnas para darle su apoyo a un empresario millonario que tiene su dinero en paraísos fiscales? Esta pregunta podría reformularse en otros países de la región donde hubo ganancias electorales para los sectores más reaccionarios.

Ecuador, por su parte, vive una coyuntura preelectoral, en la que es imprescindible analizar las fortalezas y las debilidades del proyecto de Alianza País, frente a las fuerzas opositoras lideradas por banqueros y empresarios. Resulta significativo que el punto más alto de movilización opositora fue contra la Ley de herencia y plusvalía, cuyo fin era redistributivo.

Correa recalcó que «pese a que solo tres de cada mil ecuatorianos reciben una herencia al año, ¡tres de cada mil; 0,3 por ciento! [A pesar de ello] la prensa de siempre con su desinformación confundió a las grandes mayorías… y los grupos opositores, minoritarios, generaron una violencia inusitada…». Pidió preguntarse sobre el modelo de país que se desea: ¿»democracia o aristocracia»?

Planteó un tema fundamental: ¿Qué modelo de país quiere la gente? Pero la «confusión» en el pensamiento de las grandes mayorías, ¿es solo la responsabilidad de la prensa? ¿Qué hizo -o está haciendo- el gobierno de Alianza País para incorporar en la elaboración de su programa político a las grandes mayorías, no solo como beneficiarias sino como protagonistas? Los ejemplos de Argentina y Brasil sirven como advertencia de que no es suficiente mejorar las condiciones objetivas de vida de los sectores pobres y marginados de un país.

Es imprescindible extender el debate nacional y regional sobre qué modelo de país quiere la gente y cómo construirlo con el protagonismo de todos los sectores sociales de la ciudad y del campo: obreros, empleados, campesinos, jóvenes, mujeres, indígenas, afro, ecologistas, activistas por la igualdad de género, artesanos, artistas.

En el marco del Seminario «Julian Assange: 4 años de libertad negada», organizado por CIESPAL, en Quito, Ecuador -además del justo reclamo por la libertad del fundador de WikiLeaks- se debatió el tema de la batalla cultural. Entre otras ponencias, se presentaron estas dos que resumo a continuación. Sus autores son Emir Sader, un defensor incansable de la esfera pública, y René Ramírez, Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de Ecuador.

El shopping center como símbolo del modo de vida estadounidense

Emir Sader enfatizó la importancia fundamental y decisiva de la formación de ideas. Señaló que el estilo de vida norteamericano, cuyo espacio emblemático es el shopping center, sigue siendo el ideal, o la utopía, en las barriadas pobres y en los sectores de clase media de todo el mundo. El motor de este modelo es el consumo. Su espacio, el shopping center, es la antítesis de la plaza pública, del espacio común y compartido. Dijo: «Para el neoliberalismo todo es una mercancía: salud, educación, vivienda… hasta el agua. Solo nos queda el aire como bien común.»

Comentó que en América Latina, a pesar de los importantes logros de redistribución de la riqueza, de reducción de la pobreza y grandes mejoras para la población, hubo avances de la oposición neoliberal y conservadora. Señaló que a pesar del rol reaccionario que juegan los medios de prensa, esto por sí mismo no explica los avances reaccionarios y neoliberales. La razón decisiva de que los gobiernos progresistas hayan sufrido derrotas electorales, como el caso argentino (presidencial) o venezolano (legislativa) es la hegemonía del modo de vida norteamericano. La visión humanista y solidaria no ha logrado romper la hegemonía cultural neoliberal proyectada por los medios.

Citó el caso brasileño para ilustrar esta dicotomía entre una gran mejora de las condiciones de vida y el descontento subjetivo: «Los gobiernos de Lula y Dilma hicieron una política social muy positiva… hubo grandes mejoras en las condiciones de vida de la gente pobre de Brasil, que era el país más desigual del continente más desigual… se avanzó, pero en la disputa por la conciencia de la gente se perdió… los beneficiados de la política social no se han concientizado. No hemos construido una cultura diferente a la de los shopping centers.

Sader señaló que otro factor clave en la batalla cultural es la alienación promovida por la cultura hegemónica. «Nunca el mundo ha sido tan ajeno. Salir a la calle es un riesgo: de ser asaltado, de contagiarse un virus…».

El caso ecuatoriano

René Ramírez señaló la falencia para «generar otros sentidos»: un cambio en la subjetividad. Comentó que en Ecuador, en estos diez años de gobierno de Correa, todos los índices han mejorado. Pero hay un grupo importante de la población que, a pesar de haber experimentado una mejora objetiva y disfrutar de un bienestar que no tenía antes, siente un malestar subjetivo pues no hubo un proceso de cambio de ideas.

Hizo notar que no es suficiente salir de la pobreza, que es necesario disputar el sentido de lo común. De otra manera «se genera consumidores, que luego patean la escalera para que nadie más pueda subir».

Restauración conservadora

Sader señaló que a pesar de la falta de respuestas y de la destrucción generada por el capitalismo neoliberal en el sistema de salud y bienestar público en Europa, por ejemplo, el modelo neoliberal sigue propagándose, e incluso está regresando a la región latinoamericana. Como en el caso argentino, donde el gobierno de Macri acaba de suspender la provisión de medicamentos a bajo costo o gratuitos para las personas de la tercera edad.

Dijo que las caracterizaciones -provenientes de sectores de izquierda- de «fin de ciclo» o de «extractivismo» para referirse a los gobiernos progresistas latinoamericanos son reduccionistas. «Lo que hay hoy es una Restauración Conservadora, un retorno al neoliberalismo… la izquierda radical fue incapaz de construir una alternativa…».

Alternativas al neoliberalismo 

Sader remarcó que la construcción de una alternativa al neoliberalismo ha tenido numerosas debilidades y errores, uno de ellos es la incapacidad para «ganar el corazón de la juventud, especialmente de los pobres: en Brasil los jóvenes negros y pobres son masacrados por la policía».

Hizo sugerencias para incorporar a los sectores más castigados por la sociedad neoliberal y corregir los «errores graves» de los gobiernos y fuerzas progresistas, como la desviación de los tecnócratas que se enfocan en las condiciones objetivas y dejan de lado la lucha por las ideas. Algunas propuestas: Socialización del espacio público (cultural, ocio, amor, vida cotidiana, etc.); legalización de las drogas y del aborto. Recalcó que es fundamental la lucha por los derechos en contra de la mercantilización: la defensa y fortalecimiento de lo público contra lo privado. Enfatizó que esta lucha debería tener como protagonistas sobretodo a los jóvenes, a los pobres, a los marginados.

Ecuador: Por un sistema de conocimientos independiente de las corporaciones

Ramírez señaló la importancia de la educación pública de calidad y de la democratización del conocimiento para construir una democracia real que anteponga el trabajo y el talento humano por sobre el capital rentista. Habló del desafío de construir un «sistema de conocimientos fuera del neodependentismo». Señaló que corporaciones como Google buscan detentar el control de la información; y dio como ejemplo que apenas asumió Macri como presidente hizo convenios con Google otorgándoles control de la información sobre los ciudadanos. Empresas como Google, que posee un capital mayor al PBI de un país como Ecuador, deben ser restringidas. Para el gobierno de Ecuador es esencial la recuperación de lo público. En ese marco, para avanzar en la construcción de la economía social del conocimiento, con pluralidad de las propiedades intelectuales y distribución social de los beneficios se propone el nuevo Código Ingenios.

Señaló que los países industriales, demostrando una gran hipocresía, se apoderan del conocimiento (y la tecnología) y se oponen a la libre circulación del conocimiento. Preguntó: «¿Cómo hacemos para proteger nuestra biodiversidad? Se llevan nuestros recursos y después nos los venden.» (Acotó que en los próximos días Ecuador denunciará a los biopiratas publicando una lista de los países infractores. ) Advirtió sobre la campaña en redes sociales destinada a desvirtuar el Código Ingenios. Dijo que los opositores defienden las corporaciones, esgrimiendo como razón de que si Ecuador implementa restricciones estas corporaciones se irán del país en represalia. Hizo un llamado a contrarrestar esta campaña con un movimiento virtual en defensa del talento humano por encima del capital. Dijo que es crucial «la disputa por el sentido de cómo, quién y para qué se genera el conocimiento. Sin esa disputa nunca se saldrá de la dependencia». Señaló que el Código Ingenios le dará más poder al artista, al creador, al científico, aunque también se reconocerán los derechos de los que financian un proyecto. Enfatizó: «Este es un tema vital, si no se discute seguiremos siendo una Banana Republic«.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.