El capitalismo es un sistema bárbaro, inhumano, totalitario. El capitalismo, como señalan Carlos y Pedro Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero en el libro Educación para la ciudadanía: democracia, capitalismo y Estado de derecho (AKAL, 2007), es como un tren sin frenos que camina hacia el abismo. Ese abismo al que nos conduce la locomotora […]
El capitalismo es un sistema bárbaro, inhumano, totalitario. El capitalismo, como señalan Carlos y Pedro Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero en el libro Educación para la ciudadanía: democracia, capitalismo y Estado de derecho (AKAL, 2007), es como un tren sin frenos que camina hacia el abismo.
Ese abismo al que nos conduce la locomotora capitalista se manifiesta de muy diversos maneras: en la muerte de millones de personas en todo el mundo, unas veces por hambre, otras por bala; en la salvaje explotación de la clase trabajadora, visible en las más variadas condiciones de trabajo, incluida la esclavitud; en la marginación y la exclusión de millares de personas, desposeídas de sus derechos; en la doble explotación de la mujer, en tanto que trabajadora y mujer; en el agotamiento de los recursos naturales y en la destrucción de los ecosistemas y de la diversidad biológica…
El capitalismo, pues, es un sistema inviable; es un sistema que camina hacia la destrucción. Esa es la razón que hace necesario convocar la utopía, ese no-lugar en el que podamos echarle el freno a la desbocada locomotora capitalista, un freno que sirva para hacer el mundo más habitable y humano.
A ese futuro necesario es al que se dirige el escritos uruguayo Eduardo Galeano, una de las figuras más destacables del movimiento altermundista actual, en su Carta ao señor futuro (Laiovento, 2007), una antología de artículos elaborada por el propio autor en la que encontramos al Eduardo Galeano comprometido en la denuncia de las atrocidades del mundo en que vivimos y en la forja de la conciencia necesaria para transformarlo, pues el primero compromiso para la transformación es la denuncia, la identificación del carácter destructor y violento del capitalismo que a menudo pasa desapercibido, ocultado por poderosos intereses económicos detrás de accidentes inevitables, desastres naturales y otras causas que nunca señalan como culpable al sistema económico capitalista, para los propios afectados: la humanidad.
Esa es la razón por la que es necesario denunciar las políticas neoliberales y sus consecuencias: el dramático retroceso de las conquistas que la clase trabajadora lograra en los últimos doscientos años; los intereses ocultos que mueven las guerras imperialistas; los peligros de la biotecnología y de las causas humanas de los desastres ‘naturales’; la hipocresía y el cinismo de los poderosos, la usurpación de la democracia por los consejos de administración de las empresas transnacionales, la pérdida de soberanía de los pueblos que son gobernados por gobernantes que no gobiernan porque son marionetas del gran capital; la exclusión y la pobreza de millones de seres humanos, la discriminación y el racismo, el genocidio de los pueblos y el machismo.
Debemos tomar conciencia de este hecho: el futuro solamente existirá en la medida en que evitemos las condiciones de destrucción del planeta y de explotación de los seres humanos, para lo que es necesario construir y luchar por una alternativa a este sistema económico, creador de tanta destrucción y violencia para beneficio exclusivo de una selecta minoría ciega ante el sufrimiento.
http://www.galicia-hoxe.com/index_2.php?idEdicion=734&idMenu=149&idNoticiaOpinion=244681