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Cooperativas, Simón Bolívar y el Equilibrio de Nash

Fuentes: Rebelión

En 1994 John Nash gana el premio Nobel de economía, principalmente por sus trabajos sobre la Teoría de los Juegos. Uno de los conceptos desarrollados por Nash que más tuvo repercusiones sobre la teoría de los juegos estratégicos no cooperativos fue, el ahora llamado, equilibrio de Nash. Muchos ejemplos han sido utilizados para explicitar este […]

En 1994 John Nash gana el premio Nobel de economía, principalmente por sus trabajos sobre la Teoría de los Juegos. Uno de los conceptos desarrollados por Nash que más tuvo repercusiones sobre la teoría de los juegos estratégicos no cooperativos fue, el ahora llamado, equilibrio de Nash. Muchos ejemplos han sido utilizados para explicitar este concepto, entre ellos el famoso «dilema del prisionero».

En un juego estratégico 2 x 2, cada jugador posee dos alternativas posibles. Dependiendo de la combinación de alternativas de ambos jugadores, cada uno recibe una «paga» que puede ser positiva (puntos positivos, ganar dinero, felicidad), o negativa (puntos negativos, perder dinero, infelicidad).

El problema que interesó a Nash era uno en el que las alternativas para cada jugador eran: cooperar, o traicionar. Si los dos cooperan, los dos reciben una paga positiva. Si uno coopera y otro traiciona, el traidor recibe una paga positiva (mayor que si hubiera cooperado), y el cooperador una paga negativa. Si los dos traicionan, ambos reciben una paga nula.

El ejemplo clásico para este tipo de juego fue formulado por A.W. Tucker en 1950 como el «dilema del prisionero». Un crimen ocurre en presencia de dos personas, una de las cuales es culpable y la otra cómplice. La policía arresta a los dos sospechosos. Se les presenta (a cada uno por separado) la siguiente situación: si ambos callan, saldrán libres debido a falta de pruebas. Si uno calla y es acusado por el otro el delator saldrá libre con una recompensa, y el otro irá a prisión por diez años. Si ambos delatan, ambos irán a prisión por 3 años.

Como vemos la solución que beneficiaría a ambos es callar. Pero viendo la situación cada uno por separado, la decisión «racional» es la de delatar al compañero, ya que es la que representa una condena menor tomando en cuenta todas las posibilidades (es mejor: libertad o 3 años de cárcel, que: libertad o 10 años de cárcel). El equilibrio de Nash es el resultado del juego en el que a ningún participante le convendría cambiar de alternativa (en este caso la situación en la que ambos delatan), y es el resultado habitual a una estrategia «racional» de juego.

Con sus planteamientos, Nash demuestra que una estrategia de juego individualista no siempre produce los mejores resultados (si ambos hubieran callado, hubieran obtenido la libertad).

Situaciones similares al dilema del prisionero pueden encontrarse en la política, en la economía y en la sociedad en general. Por ejemplo en una contienda electoral, muchas veces conviene más cooperar con un oponente y obtener una victoria parcial, que tratar de obtener una victoria completa y arriesgarse a no ganar nada.

En la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), cada país debe producir cierta cantidad de petróleo para mantener los precios altos. Si un país produce más petróleo que la cuota asignada, ganará mucho más dinero, al mismo tiempo que perjudicará al resto. La respuesta probable será el aumento de la producción del resto de los países miembros, haciendo caer los precios, y perjudicando a todos los productores (incluido al país que inició el alza de producción). Esta situación, en la que todos tratan de obtener la máxima ganancia por su cuenta, es un equilibrio de Nash, y como vemos, no es la solución más conveniente para todos.

En una empresa privada, cada trabajador busca el mayor beneficio personal, y esto frecuentemente puede producir situaciones desventajosas para el resto de los trabajadores, como casos de corrupción, acaparamiento de la información, saboteo en la promoción de un empleado a un cargo más importante. A la larga, este comportamiento (estrategia de juego «racional») perjudica a todos los trabajadores al no existir confianza entre estos (equilibrio de Nash). Una empresa cooperativa puede superar los beneficios de una empresa privada basándose en la cooperación entre los trabajadores.

El neoliberalismo, basado en el individualismo, la «competencia total», y la libertad de mercado absoluta y que predica a través de estos medios la obtención de progreso y bienestar, se ve enfrentado a los resultados de Nash que sacan a la luz las ventajas de estrategias más «irracionales» pero muy humanas, basadas en la cooperación y en la competencia leal.

Recordemos la frase de Bolívar (el sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política) y preguntémonos si podremos lograr la mayor suma de felicidad posible con las estrategias individualistas predicadas por políticos y economistas neoliberales. El premio Nóbel de Economía John Nash nos confirma de manera científica lo que muchas personas ya saben por intuición, y es que el bienestar y la prosperidad no pueden conseguirse a costa de los demás sin arriesgarse a producir una situación