Hoy presentamos un breve texto originalmente publicado en la web de la P2P Foundation por Michel Bauwens (fundador de la Foundation for P2P Alternatives (P2P Foundation), presagiando la visión de un nuevo tipo de cooperativismo acorde con la filosofía P2P. Dado que es el planteamiento con el que estamos forjando nuestra propia estructura cooperativista en […]
Es cierto que las cooperativas son más democráticas que sus equivalentes capitalistas, basados en la dependencia salarial y la jerarquía interna. Pero las cooperativas que trabajan dentro del mercado capitalista tienden gradualmente hacia una mentalidad competitiva, e incluso si no es así, trabajan para el beneficio de sus propios miembros y no para el bien común.»
El movimiento cooperativo y las empresas cooperativas están en pleno resurgimiento aunque algunos de sus representantes más arraigados estén en declive. Este resurgimiento es propio de los vaivenes del cooperativismo, estrechamente relacionados con los propios vaivenes de la economía capitalista predominante. Tras la crisis sistémica del 2008, hay mucha gente buscando alternativas.
Aun así, no podemos limitarnos a observar los modelos antiguos y recrearlos. Hemos de tener en cuenta las nuevas posibilidades y necesidades de nuestra época, especialmente en relación a las ventajas que aportan las redes digitales.
A continuación, enumeraré varias ideas desde una perspectiva P2P, o entre pares, tal y como las estamos desarrollando en el contexto de la Peer to Peer Foundation.
Empecemos con una crítica de los modelos cooperativos tradicionales:
Es cierto que las cooperativas son más democráticas que sus equivalentes capitalistas, basados en la dependencia salarial y la jerarquía interna. Pero las cooperativas que trabajan dentro del mercado capitalista tienden gradualmente hacia una mentalidad competitiva, y aunque no sea así, trabajan para el beneficio de sus propios miembros y no para el bien común.
En segundo lugar, la gran mayoría de las cooperativas no crean, protegen, ni producen bienes para el procomún. Al igual que sus equivalentes con ánimo de lucro, normalmente trabajan con patentes y copyrights , favoreciendo así el cerco al procomún.
En tercer lugar, algunas cooperativas tienden a encerrarse en sí mismas en torno a su pertenencia nacional o local. Con ello, dejan el campo global libre a las grandes multinacionales con ánimo de lucro.
Tenemos que cambiar estas características, y podemos cambiarlas hoy mismo.
Estas son nuestras propuestas:
1. A diferencia de las empresas con ánimo de lucro, las nuevas cooperativas han de trabajar para el bien común, un requisito que debería figurar en sus propios estatutos y documentos de gobernanza. Esto conlleva que las cooperativas no pueden tener ánimo de lucro, que tienen que trabajar por el bien social y que todo lo anterior debería reflejarse en sus estatutos. Las cooperativas de solidaridad que ya funcionan en regiones como el norte de Italia y Quebec son un paso importante en la buena dirección. El modelo de mercado capitalista actual ignora las externalidades sociales y medioambientales, pasando la responsabilidad de regularizarlas al Estado. En el nuevo modelo de mercado cooperativo, las externalidades están estatutariamente integradas y son legalmente obligatorias.
2. A diferencia de las cooperativas cuyos miembros son las únicas partes interesadas, las nuevas cooperativas abrirán su gestión a múltiples grupos de interés. Esto supone que la condición de «miembro» ha de extenderse a otros tipos de membresía o que se necesitan alternativas al modelo de membresía tradicional, como el nuevo modelo de Fairshares.
3. La innovación más importante dentro del contexto actual es la siguiente: las cooperativas deben (co-)producir bienes para el procomún y estos bienes han de ser de dos tipos:
a. El primer tipo son bienes inmateriales. Es decir, bienes que utilizan licencias abiertas y compartibles, extendiendo así el proceso de innovación cooperativa a toda una comunidad global dispuesta a enriquecerlo mediante sus contribuciones. En la P2P Foundation hemos introducido el concepto de «licencias de reciprocidad basadas en el procomún«. Estas licencias están diseñadas para crear coaliciones de empresas éticas y cooperativas alrededor del procomún que co-producen. Los aspectos clave de estas licencias son: 1) Este procomún permite el uso no comercial 2) Este procomún permite el uso por parte de instituciones orientadas hacia el bien común 3) Este procomún permite el uso por parte de empresas con ánimo de lucro que contribuyen al procomún. La excepción radica en que aquellas empresas con ánimo de lucro que no contribuyen al procomún tendrían que pagar por el uso de la licencia. No se trata de una estrategia para generar ingresos, sino de una manera de introducir la noción de reciprocidad en la economía de mercado. Es decir, su objetivo es el de crear una economía ética, una dinámica de mercado no capitalista.
b. El segundo tipo es la creación de un procomún material. Aquí nos planteamos establecer sistemas de financiación orientados al procomún para, por ejemplo, fabricar maquinaria. Inspirándonos en las propuestas de Dmytri Kleiner, las cooperativas podrían emitir bonos mediante la contribución de todos los miembros de todas las cooperativas que forman parte del sistema, creando así un fondo comunal para la producción. La cooperativa que pide los fondos obtendría la maquinaria sin condiciones, pero los propietarios serían todos los cooperativistas que, con el paso del tiempo, obtendrían una renta básica derivada de los intereses obtenidos a través del fondo.
4. Finalmente, debemos abordar la cuestión del poder político y social a nivel global. Siguiendo la estela de la transnacional Sociedad Cooperativa de las Indias Electrónicas, proponemos la creación de filés globales. Una filé es un ecosistema global de empresas para facilitar la sostenibilidad del procomún y de la comunidad que contribuye a él. Funcionaría de la siguiente manera: imaginemos una comunidad global de diseño abierto que produce planos de maquinaria agrícola abierta (o cualquier otro producto o servicio imaginable). Esta maquinaria se fabricaría y se produciría mediante un sistema de micro-fábricas abiertas, distribuidas y situadas cerca de los lugares donde se utilizará la maquinaria. Pero estas micro-cooperativas no funcionarían de manera aislada, relacionándose solo a través de una comunidad global de diseño abierto «orientada hacia lo inmaterial». Por el contrario, estarían todas conectadas entre sí como partes de una cooperativa global que abarcaría a toda la red de micro-fábricas. Estas filés, interconectadas y globales, serían el germen de una nueva modalidad de poder político social y global representativo de la economía ética. Las coaliciones empresariales éticas y las filés podrían volcarse en la coordinación post-mercantilista de la producción física, adoptando gradualmente prácticas de contabilidad y cadenas de producción abiertas.
En resumen, aunque las cooperativas tradicionales han jugado un papel importante y progresista dentro de la historia de la humanidad, tenemos que actualizar su formato para adaptarlo a la era de las redes mediante la introducción de una orientación P2P y del procomún.
Nuestras recomendaciones para la nueva era de cooperativismo abierto son:
1. Estas cooperativas han de estar estatutariamente (internamente) orientadas al bien común.
2. Estas cooperativas precisan modelos de gobierno que incluyan a todas las partes interesadas.
3. Estas cooperativas necesitan acometer activamente la co-producción de bienes materiales e inmateriales para el procomún.
4. Estas cooperativas han de organizarse social y políticamente de forma global, incluso en el caso de que su producción sea local.
Artículo traducido por Stacco Troncoso y editado por María Rodríguez – Guerrilla Translation!
Imagen «Ayrshire Autumn» de Graeme Law.
Fuente:
http://guerrillatranslation.com/2014/07/03/cooperativismo-abierto-para-la-era-p2p/