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Entrevista a Guillermo Almeyra, columnista internacional de La Jornada

«Correa ha hecho lo único decente que se podía hacer»

Fuentes: Rebelión

Mario Hernandez (MH): Guillermo, quería consultarte por la situación que generó el asilo otorgado por Ecuador a Julian Assange. Guillermo Almeyra (GA): Assange es una víctima del Departamento de Estado norteamericano que espía en otros países y cuando sus maniobras secretas y de otros Gobiernos se hacen públicas, como deberían ser, persigue a muerte a […]

Mario Hernandez (MH): Guillermo, quería consultarte por la situación que generó el asilo otorgado por Ecuador a Julian Assange.

Guillermo Almeyra (GA): Assange es una víctima del Departamento de Estado norteamericano que espía en otros países y cuando sus maniobras secretas y de otros Gobiernos se hacen públicas, como deberían ser, persigue a muerte a quienes las publican como es el caso de Wikileaks, que dio un servicio público al editar todos los materiales secretos de EE. UU. y de los gobiernos y factores de poder mundiales.

Assange ha tenido que refugiarse. El pretexto con el cual se lo quieren llevar a Suecia, donde ni siquiera lo han juzgado y se niegan a hacerlo, por un problema sexual, es muy endeble.

El gobierno de Correa ha hecho lo único decente que se puede hacer: concederle asilo protegiendo los Derechos Humanos.

La prepotencia de EE. UU., que no firma ningún tratado, manda gente a la Corte de La Haya pero no la reconoce, ni los tratados sobre el derecho de asilo, ni la Convención de Viena, nada, igual que Inglaterra, dejándole las manos libres para la piratería, como siempre, pone en peligro la vida de Assange.

El derecho de asilo es una medida excelente del gobierno de Correa, muy justa y que debe ser defendido por todos los que en el mundo nos preocupamos por la democracia.

La amenaza de agresión de Inglaterra a Ecuador tiene la misma validez legal que la continuidad de la ocupación ilegal en Las Malvinas o el envío de naves con armamento nuclear a una zona desmilitarizada como el Atlántico Sur. Pura piratería.

MH: El viernes se reúne la OEA para tratar este tema a pesar que EE. UU. y Canadá sostuvieron que era un problema bilateral entre Ecuador e Inglaterra y no debía ser tratado por ese organismo. ¿Qué podemos esperar de esta reunión?

GA: Va a haber una fuerte presión sobre los gobiernos más conservadores de la región para que no den la plena solidaridad a Ecuador como lo hizo la UNASUR. Por ejemplo, la derecha peruana a través de El Expreso decía ayer que Perú no tiene nada que ver en esta cuestión, que es puramente entre Ecuador e Inglaterra, que Perú no tiene que intervenir, se tiene que abstener. Van a ir por esa línea, nosotros no tenemos nada que ver, es un asunto bilateral, para debilitar el apoyo a Ecuador. Como Inglaterra solo reconoce una relación de fuerza, cuando más débil sea ésta a favor de Ecuador, se va a sentir autorizada a hacer cualquier cosa. Ese es el objetivo.

EE. UU. no puede decir abiertamente que quiere llevarse a Assange para matarlo. El delito que le atribuyen tiene la pena de muerte. No puede decirlo, es demasiado, entonces va a tratar que sean sus servidores los que le saquen las papas del fuego.

Las compañías mineras extranjeras son dueñas y señoras de Sudáfrica

 

MH: Te quiero llevar a otra situación que me hizo recordar los peores momentos del apartheid en Sudáfrica: el asesinato de 42 mineros en ese país.

GA: Con la mayoría negra ha cambiado el gobierno en Sudáfrica, pero no lo ha hecho la composición de clase fundamental. Las compañías mineras extranjeras son dueñas y señoras de Sudáfrica y aplican los mismos métodos y relaciones de producción y el mismo sistema de explotación salvaje que en el pasado. Eso no ha cambiado.

Entre otras cosas, ese es uno de los motivos de la crisis del ANC (National African Congress). Se están aliando con una naciente e importante burguesía negra que está muy diferenciada de la mayoría del pueblo sudafricano. En cuanto a las compañías mineras acostumbradas a un sistema de semiesclavitud y trabajando con emigrados sin papeles de otros países, sobre todo de Mozambique, siguen practicando los mimos métodos salvajes del pasado.

Creo que para que se acabe realmente el apartheid hay que establecer no solo un régimen de libertad política frente a un opresor racista sino también un régimen de igualdad social y eso no existe en Sudáfrica.

La inmensa mayoría de la humanidad está como en la época de Marx

 

MH: Se cumple un nuevo aniversario del asesinato de León Trotsky. Vi que mereció un artículo de tu parte. ¿En qué aspectos considerás que se encuentra vigente el pensamiento del revolucionario ruso a 72 años de su muerte?

GA: No se puede ser, no digo revolucionario, ni siquiera culto en el mundo de hoy, sino se conoce, aunque sea críticamente, el pensamiento de Marx y de Trotsky, que son dos de los puntos más altos del pensamiento del siglo pasado y en lo esencial mantienen su validez en cuestiones fundamentales.

Trotsky, como Marx, cometió errores, pero no están ni de lejos superados porque la necesidad de una respuesta internacional a un sistema también mundial como el capitalismo, la necesidad del protagonismo, en primera persona, sin sustitución ninguna, de los trabajadores, que la emancipación de los trabajadores sea obra de ellos mismos, que hay que contar con ellos pero no sustituirlos, como afirman Marx y Trotsky, el partido en última instancia es un instrumento, tienen plena vigencia.

La necesidad de la lucha contra la burocracia en todos los organismos del movimiento obrero infectado por la ideología burguesa en los sindicatos, en los partidos, todo eso es de una gran actualidad. Entonces, es fundamental retomar el hilo de ese pensamiento porque la alternativa está clara: vamos hacia una catástrofe que puede adoptar la forma de una guerra general, de un desastre ecológico espantoso, o las dos cosas simultáneamente y que está provocando en estos momentos sufrimiento a miles de millones de personas.

La humanidad tiene más de 7.000 millones de personas y la inmensa mayoría está como en la época de Marx.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.