La ONU es un inservible y carísimo aparato de la burocracia internacional que nunca, ni una sola vez, ha podido impedir ni lograr una paz justa en ningún conflicto y desde siempre ha sido una organización de múltiples negociados, corrupción y violaciones de derechos humanos. Varias de las personalidades que la han dirigido, los secretarios […]
La ONU es un inservible y carísimo aparato de la burocracia internacional que nunca, ni una sola vez, ha podido impedir ni lograr una paz justa en ningún conflicto y desde siempre ha sido una organización de múltiples negociados, corrupción y violaciones de derechos humanos. Varias de las personalidades que la han dirigido, los secretarios generales, han sido títeres de las grandes potencias y multinacionales. No faltó uno de ellos Kurt Waldheim con un comprometido pasado militar como oficial nazi, quien solo fue «descubierto» cuando fuera posteriormente presidente de Austria. Hubo otro, el sueco Dag H. Hammarskjold que pareció tomarse su trabajo en serio y murió en un «accidente» de aviación, acordándosele el Premio Nobel de la Paz post mortem.
Hasta hace unas semanas, desde 1997 el cargo estuvo en manos Kofi Annan, un viejo burócrata de la ONU, procedente de Ghana, uno de los países más pobres del mundo. Éste, aunque decía pensar su rechazo, no pudo detener ninguno de los atropellos colonialistas sangrientos hasta terminar con el arrasamiento humano y material de Afganistán e Iraq. También Kofi Annan se vio obligado a encubrir graves delitos de contrabandos, robos y abusos sexuales de los Cascos Azules, verdaderos invasores de países en desgracia. Los vuelos de la muerte y las cárceles secretas en «civilizada» Europa y otros países por parte de los yanquis, se los tuvo que tragar, sabiendo bien que el destino de esos hombres y mujeres, incluido menores, no era otro que morir en la tortura y desaparecer sus restos.
No podemos olvidar entre estos malos recuerdos, al peruano Javier Pérez de Cuellar, quien fuera secretario general de la ONU durante la Guerra de Malvinas y nada pudo hacer desde el organismo internacional que tiene entre sus principales deberes la descolonización del mundo ni impedir las resoluciones rapidísimas en contra de Argentina. En cambio, cada vez que un acuerdo mayoritaria votado en Asamblea General dispone algo en defensa de la salud y derechos de la humanidad, pero afectando intereses económicos abusivos del imperialismo, no se ha cumplido por años y años. Así se autootorgan las multinacionales total piedra libre para violar cualquier norma humanitaria para atacar y destruir pueblos libres para robarles sus riquezas
Nueva joyita en la ONU
El 5 de este mes de enero, ha ocupado el cargo de Secretario General de la ONU otro hombre de confianza y fidelidad al imperialismo, el ex canciller surcoreano Ban Ki-moon, entusiasta partidario de la invasión yanqui a Iraq y público justificador del linchamiento de Saddam Hussein, ante la reprobación mundial que mayoritariamente condena la pena de muerte.
El nuevo Secretario General de la ONU ha prometido austeridad, entre otras reformas, pero comenzó por redecorar y ampliar la mansión oficial destinada para su vivienda, al costo de 6 millones de dólares y hacerse pagar mientras duran las mejoras, su estada personal y familiar en un lujosísimo hotel, por supuesto todo pago por el organismo internacional que no dispone de fondos suficientes para tantos millones de desesperados y desplazados por distintas guerras, hambrunas y catástrofes naturales donde les ha caído también el azote de los Cascos Azules.
Estados Unidos pide, y generalmente logra, inmunidad para sus tropas en ejercicios militares u ocupaciones en el exterior, pero en la ONU la inmunidad es una constante pues los delitos de sus funcionarios y militares, que se resuelven solo con despido y pasaje de retorno a su país de origen.
Tanto que se habla y mata para imponer la democracia capitalista cuando la ONU no la practica. Allí hay cinco potencias que tienen derecho a veto y cualquiera de ellas que se oponga a una resolución ésta se invalida. O cuando se dispone la descolonización de un pueblo no hay poder que pueda hacerla cumplir.
Pero el proyecto de reforma más delicado esta dirigido, a «dar más poder a la ONU» para obligar a sus estados miembros a colaborar con tropas en las «misiones de paz». Una de ellas sería el envío de soldaditos a Afganistán e Iraq, y probablemente a Irán, poniendo el pecho a las balas de los patriotas que quieren sacarse de encima a los ocupantes. Esta maldad se cubrirá con el pretexto de terminar con los «terroristas» y, muy fundamentalmente, cuidar el petróleo robado a sangre y fuego por las multinacionales imperialistas.
Corrupción en la ONU
Kofi Annan ya cuerpeó crisis serias por corrupción, como el escándalo del «petróleo por medicamentos» en el destruido Iraq, donde se desviaron millonadas de dólares en lugar de utilizarse para el hambreado pueblo iraquí durante la ocupación. En ese mismo país los contratos no cumplidos pero cobrados del vicepresidente Cheney y otros contratistas notables. No pasó nada con los culpables. Uno de los descargos es que la ONU no tiene poder para condenar y simplemente envía a los culpables a sus países de origen junto con la investigación instruida. Luego los testigos deben ratificar los hechos en los tribunales de la nación del investigado, cosa muy difícil de lograr y…aquí no ha pasado nada.
«Si se calcula la cantidad de cartones de cigarrillos que cada miembro de las «misiones de paz» tiene derecho a adquirir sin impuestos en los almacenes de la ONU que acompañan tales programas, cada uno de los beneficiarios fumaría diariamente centenares de paquetes. Mas no preocuparse por la salud de los soldaditos y pequeños burócratas, porque no son tan viciosos. Solo los altos funcionarios pueden revender en gran escala negociando con mafiosos del mercado negro que aparecen en toda crisis». Eso lo decía a un periodista francés un militar de los Cascos Azules, agregando que el mismo cálculo de mega consumo le cabe a otros productos como los alimentos, combustibles, armas, drogas, aparatos electrónicos, medicamentos, ropas, etc., etc.
El 5 de este enero de 2007, el informador «Urgente 24» divulgó una nota titulada «La ONU ha investigado a 319 ‘cascos azules’ por explotación sexual y abusos», por delitos cometidos en menos de 2 años. Como el organismo no habitúa difundir ese tipo de hechos, esta vez debió hablar algo al respecto porque fue denunciado recientemente por el diario inglés Daily Telegraph. Así se supo que 18 civiles fueron inmediatamente despedidos y se repatriaron 17 agentes de policía y 144 militares. Según el diario, «más de 20 menores en Yuba, fueron obligadas a mantener relaciones sexuales con miembros de las fuerzas de paz y funcionarios de la ONU…se asegura que la edad de las menores no supera los 12 años…».
Más de una vez se escribió y denunciaron algunos de los frecuentes escabrosos escándalos no desmentidos por el tráfico o abusos de niños nada menos que en UNICEF, el ente de la ONU defensor de la infancia. Y en estos momentos se «investigan» centenares de violaciones y desapariciones de niñitas abusadas o desaparecidas en Sudán.
¿Esa es la impunidad tan deseada?