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Entrevista al teólogo Leonardo Boff

«Creo que en la humanidad van a aparecer emergencias, que nos ayudarán a salvar (…) el tipo de vida que tenemos»

Fuentes: Vamos a Cambiar el Mundo

«Tu preguntas lo que quieras y yo contesto lo que quiero», aclaró, justo después del saludo, este viejito que apoya sus palabras en sus estudios, pero sobre todo en sus años de experiencia trabajando en favor de los pobres, los marginados y en pos de una mejor relación de los hombres con el planeta. Leonardo […]

«Tu preguntas lo que quieras y yo contesto lo que quiero», aclaró, justo después del saludo, este viejito que apoya sus palabras en sus estudios, pero sobre todo en sus años de experiencia trabajando en favor de los pobres, los marginados y en pos de una mejor relación de los hombres con el planeta.

Leonardo Boff, fundador de la Teología de la Liberación y cuya prédica le valió la condena al «silencio» por parte del Vaticano, visitó Córdoba esta semana donde fue reconocido como «visitante distinguido». Entre disertaciones y agasajos se hizo un tiempo para dialogar con Día a Día.

-¿Por qué cree que la Iglesia está cada vez más lejos de la sociedad? Por ejemplo, aquí la curia se mostró exacerbadamente en contra del matrimonio homosexual?

Yo creo que el problema no es de la sociedad, ni de los homosexuales. El problema es la Iglesia que no tiene experiencia de vivir en espacios democráticos. Primero, ella no es una democracia, es la única monarquía absolutista monosexual, sólo de hombres, en el mundo. Y se compagina muy bien con las dictaduras militares porque tienen una connaturalidad de estructuras. La Iglesia tiene que aprender a vivir en un espacio democrático donde hay muchas opiniones, respetarlas. Ella tiene derecho a tener la suya, pero tiene el deber de escuchar a los demás. Y si una sociedad ha decidido eso, tienen que acoger esto.

Un cristiano posiblemente no va a entenderlo como matrimonio, pero como una unión que garantice los derechos que les da un estatuto de legalidad, de ciudadanía, eso lo tiene que apoyar, independientemente del juicio moral que hace sobre esto. Y la Iglesia no ha aprendido hasta hoy, porque nunca aceptó estructuras democráticas hacia adentro; y en la sociedad lo aceptó en la medida que mantiene la hegemonía moral, puede tener sus espacios, sus colegios, sus universidades católicas, pero en el momento que hay un conflicto cualquiera, se opone absolutamente y se hace antidemocrática. Ahí está el problema.

-En el ámbito interno de la Iglesia usted sufrió la persecución. ¿Por qué cree que el Vaticano le tiene tanto miedo a la propuesta que plantean desde la Teología de la Liberación?

Cuando hablo de Iglesia no hablo de la comunidad cristiana que es muy amplia, hablo de la Iglesia como institución de poder, de la jerarquía. Esa jerarquía históricamente, como es un poder, se ha articulado con otros poderes y nunca ha hecho una alianza con los sin poder. La Teología de la Liberación parte de los ceros económicos, de los pobres explotados, para los cuales la Iglesia ha tenido una presencia de acomodación, de resignación y nunca los ha ayudado a descubrir que esa pobreza es perversa, no es natural ni querida por Dios, es producida por procesos económicos y políticos de explotación. Entonces ahí la Iglesia se siente perdida, porque la relación con el pobre es solamente caritativa existencialista, manteniendo al pobre dependiente.

La visión de la liberación es: el pobre tiene fuerza histórica, sabe pensar, puede organizarse, puede ayudar a cambiar la sociedad, la Iglesia y los cristianos pueden ser aliados. No que la Iglesia va a liberar al pobre mágicamente, pero la Iglesia tiene poder social y político, tiene infraestructura, puede ofrecer las parroquias para que se reúnan y cosas así. Pero la Iglesia tiene miedo de ellos, porque ellos quieren cambios en la sociedad y quieren cambios también en la Iglesia, porque quieren participar, opinar juntos, y no ser tratados de manera infantil como son tratados.

– ¿Qué opinión tiene de Benedicto XVI?

Yo creo que es un Papa conservador y en ciertos puntos reaccionario, que intenta demoler todas las conquistas del Concilio Vaticano Segundo. El proyecto de él es construir la Iglesia fuerte hacia adentro, apartada del mundo, porque tiene una lectura negativa del mundo y de toda la modernidad. Ve la modernidad como decadencia, como relativismo de la gran síntesis medieval.

Hay que rescatar los elementos buenos de la modernidad, la modernidad nos ha dado los derechos humanos, dignidad de las personas, nos ha dado desarrollo tecnológico, científico. Hay elementos positivos, pero ellos condenan masivamente. Además, piensa que la salvación pasa solamente por la Iglesia y subraya mucho esa visión arrogante que fuera de la Iglesia no hay salvación, que las demás Iglesias no son Iglesias. Es un Papa que sigue siendo profesor, nunca consiguió ser pastor.

-¿Qué opinión tiene sobre el vuelco hacia la política de Lugo?

Lugo tiene el mérito de haber introducido una ruptura en la política de Paraguay, que era la dominación de más de 50 años de un partido altamente corrupto y una alianza entre militares y sociedad civil que era indestructible. El ha conseguido romper esto. Como la corrupción es muy fuerte tiene muchas dificultades para gobernar, además ha tenido problemas personales que son muy dolorosos, pero ahora se ha estabilizado. Ahora cuenta con el apoyo de muchos presidentes de América Latina, especialmente de Brasil. Lula lo ha apoyado mucho, para no dejar que los problemas personales se transformaran en problemas políticos. Consiguió una renegociación del tratado de Itaipú, lo que le ha permitido fondos para hacer trabajo social y Lula lo hizo consciente de eso.

Lula reconoció: «Tenemos una deuda histórica que nunca hemos pagado. Hemos destruido ese país. Siempre lo tratamos como pequeño y pobre, pero no, es igual que nosotros, un hermano que tiene que ser ayudado». Y esa dimensión ética hizo que ellos se hayan hecho grandes amigos, prácticamente se hablan cada semana. Pecado que Lugo tiene cáncer y está siendo tratado en Brasil. Pero yo creo que va a consolidar su gobierno y permitir que Paraguay tenga otro tipo de historia que no sea esa corrupta que dominó por más de 50 años.

-¿Qué piensa sobre el rumbo que llevan los gobiernos de la región?

Yo creo que América Latina esta viviendo un tiempo de democracia como nunca ha vivido antes. Antes teníamos democracias que eran de las elites, después las dictaduras militares y ahora viene democracias basadas en los movimientos sociales. Tanto en Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela, en parte Argentina y en parte Chile, hay una renovación de la democracia en su naturaleza. Antes, las políticas eran elitistas, ahora lo principal son las políticas sociales.

En Brasil, que es lo que conozco un poco más, la brecha entre ricos y pobres disminuyó un 17 por ciento. 32 millones que estaban totalmente al margen fueron incluidos, más de 30 millones pasaron de la pobreza a la clase media baja. Y eso es una revolución social, dentro del campo democrático, eso está pasando un poco en toda America Latina como algo nuevo.

Yo creo que, como dice Boaventura de Souza Santos, es el único continente que está renovando la democracia sobre la base del espíritu comunitario, sea de los movimientos o de la democracia comunitaria que viene de los indígenas, que es la estructuración típica de las comunidades indígenas, con profundo sentido de igualdad, tratar bien a la tierra, no tener el centro en la economía, sino en vivir. Y eso está renovando la democracia y es el mérito de la nueva democracia de América Latina.

-Respecto a las dos concepciones que están en lucha, ¿desde dónde cree que surgirá el nuevo comienzo?

Yo creo que al crecer la crisis ecológica, con los eventos extremos, la humanidad se va dando cuenta de que entramos en un proceso de caos, la tierra está en caos. Yo creo que la humanidad va a despertar. Que no podemos continuar con esto. Lo peor que podemos hacer es seguir adelante con lo mismo, tenemos que cambiar, porque lo que domina hoy es la lógica del mercado que es sumamente competitiva, nada cooperativa y la solución tiene que venir desde la cooperación internacional. Como el riesgo es global, cada uno tiene que dar su ladrillo para construir algo alternativo. No es si queremos o no queremos, porque sino lo hacemos se empeora todo.

Yo creo en la enseñanza que viene del sufrimiento, uno aprende mucho del sufrimiento. Vamos al encuentro de una situación dramática, de mucho dolor para la humanidad y ahí es evidente que va a amenazar a todos. Y van a aprender que podemos vivir mucho mejor con menos. Junto con eso, la parte más positiva es que más y más personas intentan vivir lo alternativo: producción más orgánica, cooperativas más pequeñas, tratando mejor la basura, las aguas… Esas medidas ayudan a componer el cuadro de una alternativa mejor.

-¿Entonces cree que es necesario tocar fondo, sufrir, antes de lograr un cambio?

Eso es moverse dentro de la física convencional de Newton: causa y efecto. Pero si uno parte de la física cuántica trabaja con la incertidumbre y con la sorpresa. El universo vive de emergencia. En emergencia se da algo sorprendente: energías que se van acumulando y de repente aparece un fenómeno que cambia las conciencias. Yo estoy a favor del principio de la sorpresa y de lo imprevisible.

Nadie podía prever que un negro, nacido fuera de Estados Unidos, llegara a presidente, sería contra todas las reglas de la física, pero es la emergencia. Nadie podía pensar que un obrero que apenas escapó del hambre llegara a ser el presidente de Brasil. Y así tantas cosas… Creo que en la humanidad van a aparecer emergencias, que nos ayudarán a salvar, no la tierra, porque la tierra no tiene problema la tierra seguirá, pero salvar el tipo de vida que tenemos.

Fuente: http://jbcs.blogspot.com/2010/08/entrevista-leonardo-boff.html