«El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza» (Arturo Jauretche)
Cuando te muerda una pena, cuando te planche una rabieta, cuando sientas que está todo perdido, cuando te muerdan la mano, cuando no te sale ni una, cuando la traición pasa por caja, cuando te digas que ya, cuando el odio juega en primera, cuando te agobie la mal llamada realidad, cuando en la mesa no hay pan, cuando el ánimo está por el suelo; bueno, ahí es elegante, es revolucionario hacer buen vino de una cepa exigua.
Como hizo un comandante, sin ir más lejos. Veamos.
Es 1956 y es diciembre. Los 82 expedicionarios del Granma desembarcan en Las Coloradas. Enseguida vendrán la traición, el bombardeo, el desbande. Muchos caen ese día y los siguientes. Enseguida vienen la malaria, el hambre, la sed, la muerte y los heridos. Camilo por allá, Raúl perdido, el asmático quién sabe. Un desastre. Está todo perdido. Reunido el puñado de sobrevivientes, a cuál más deteriorado, Fidel pregunta cuántas armas quedan. Siete, se duelen los doce maltrechos.
Y así no dan las estadísticas. Así no se mide. Y a la correlación de fuerzas te la debo.
Pero cuando uno es excepcional, cuando el pueblo que te respalda es excepcional, cuando ese pueblo no arruga «ni aunque lluevan raíles», bueno, qué dice un visionario. Dice listo, ya ganamos. Y ganaron.
Con tanto en contra, esta actualidad tan desalentadora nos otorga un porcentaje lamentable; una cifra inferior tenía aquel comandante rodeado que jamás perdió una batalla. Tampoco se achicó Hebe, que no aflojó ni con palos, ni gases, ni amenazas, ni traiciones, para quien la Historia se hace con determinación o nada. Es que son esos visionarios los que hacen la Historia, no los críticos y los pragmáticos que la miran pasar. Y menos los depresivos. Así que si respirás, si tenés principios, si hay determinación, arriba esa bandera.
Y el mundo espera que pongas lo que hay que poner y vayas por él. Y Venceremos es con mayúscula.
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