Los argentinos, los chilenos y muchos otros latinoamericanos estamos acostumbrados a ver a los principales jefes militares con su tradicional pose prepotente, arrogante y autoritaria. En nuestra América, cada vez que estos personajes siniestros se dirigen al pueblo muestran sus dientes como perros asesinos. Fieles guardianes de sus amos, los empresarios locales y el imperialismo […]
Los argentinos, los chilenos y muchos otros latinoamericanos estamos acostumbrados a ver a los principales jefes militares con su tradicional pose prepotente, arrogante y autoritaria. En nuestra América, cada vez que estos personajes siniestros se dirigen al pueblo muestran sus dientes como perros asesinos. Fieles guardianes de sus amos, los empresarios locales y el imperialismo norteamericano, estos militares ven a sus propios pueblos -el «enemigo» le dicen en sus textos doctrinarios, el «civilacho» en la intimidad del hogar- con desprecio y soberbia.
¡Tremendo contraste! Cuando uno se acerca al general Vasco Gonçalves tiene la impresión exactamente opuesta. Este hombre, que encabezó el 25 de abril de 1974 la célebre Revolución de los claveles que derrocó al fascismo en Portugal, habla pausado, suave y con calma. Tiene todos los gestos amables y la actitud de un viejo profesor universitario. Se dirige a sus interlocutores con un énfasis pedagógico que no puede disimular.
La Revolución de los claveles fue atípica. Se produjo en Europa Occidental, justo cuando se suponía que la revolución ya estaba fuera de la agenda. Según ha escrito el mismo Vasco Gonçalves, «la Revolución de abril ha sido, en Europa Occidental y después de la Comuna de París, la mayor ofensiva hecha contra el sistema capitalista». Precisamente cuando en el resto de los países europeos se abrían las flores mustias del eurocomunismo y la socialdemocracia (corrientes que renunciaban a toda rebelión radical, no por una debilidad de fuerzas momentánea sino por principios políticos) Portugal puso a la orden del día la cuestión del poder. Esto se produjo en plena crisis capitalista (1973-1974), cuando el dólar y el petróleo sufrieron un temblor mundial, liquidando el keynesianismo de posguerra y abriendo camino al neoliberalismo.
Esta revolución realizada en plena guerra fría descolocaba el papel tradicional de las Fuerzas Armadas europeas, especialistas en la guerra contrarrevolucionaria en las colonias africanas y, a su vez, asesoras en contrainsurgencia y en tortura de los militares latinoamericanos (Brasil, Argentina, Chile, etc.).
La de Portugal fue una revolución que cuestionaba en un mismo movimiento el vínculo inmanente entre capitalismo, fascismo y colonialismo. Tres formas de la dominación que suelen presentarse en la literatura política como si fueran fenómenos desconectados entre sí.
En la gestación de esa situación explosiva convergieron diversas circunstancias históricas. Por un lado, la rebeldía indoblegable de los movimientos insurgentes y guerrilleros de las colonias portuguesas (Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, etc.). Por otro lado, la creciente movilización interna del pueblo portugués y su clase trabajadora, hartos de casi 48 años de dictadura fascista (la más extensa de Europa, encabezada primero por Salazar y luego por Caetano). Movilización que derivó, incluso, en la aparición de núcleos de resistencia político-militar, como la encabezada por la Acción Revolucionaria Armada (ARA), brazo de autodefensa impulsado por el Partido Comunista Portugués a partir de 1970, aunque por esos años la Unión Soviética propiciara para toda la órbita occidental la «coexistencia pacífica» y el respeto a las «áreas de influencia».
Producto de esa variada gama de circunstancias, emergió una creciente politización y radicalización de los militares portugueses, quienes el 25 de abril encabezaron un levantamiento contra la dictadura. Algunas trabajadoras vendedoras de flores que estaban en las calles les regalaron claveles rojos a los soldados insurrectos contra el fascismo. Éstos los colocaron en la boca sus fusiles. Una fotografía que recorrió el mundo y le dio nombre a la revolución. Los insurrectos fueron acompañados por la movilización de todo el pueblo y por eso el levantamiento militar se transformó vertiginosamente en una revolución.
El general Vasco Gonçalves fue uno de sus principales líderes y sin duda el más radical. Fue miembro del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) y del Consejo de Estado. Ocupó el cargo de Primer Ministro durante varios gobiernos provisorios que debieron sortear tanto golpes reaccionarios palaciegos como golpes de estado clásicos.
En noviembre de 1975, un año y medio después del inicio de la Revolución de los claveles, el gobierno revolucionario fue derrocado. Cayó ante un golpe de estado de derecha (en el cual se reprimió el levantamiento de algunas unidades militares de la izquierda radical). A diferencia de las intentonas anteriores, este nuevo golpe contrarrevolucionario resultó victorioso. Había sido impulsado por Estados Unidos, por el Partido Socialista de Portugal -Mario Soares como cabeza civil-, por la socialdemocracia internacional y por la internacional demócrata cristiana.
En cuanto al papel de la democracia cristiana internacional, cabe recordar que por la misma época ésta había participado de la desestabilización y del golpe de estado contra el presidente marxista Salvador Allende en Chile mientras preparaba un golpe en Italia si el PCI ganaba las elecciones.
En torno al rol de la socialdemocracia, no puede olvidarse que el 15 de septiembre de 1975, apenas dos meses antes del golpe, el líder del Partido Socialista Mario Soares había denunciado públicamente, alentando la conspiración de derecha que se preparaba en las sombras, que Portugal corría el riesgo de convertirse en «una especie de Cuba en Europa». ¡Un pecado imperdonable!. Años después se hizo público el estrecho «entendimiento» alcanzado entonces entre Mario Soares y Frank Carlucci, por entonces embajador de EEUU en Portugal y prominente hombre de la CIA, para impedir que surgiera «una nueva Cuba», ahora en Europa.
A partir del triunfo de la reacción de derecha con máscara socialdemócrata, en Portugal todo vuelve a la «normalidad»… es decir al capitalismo, a la explotación, a la obediencia.
Vasco Gonçalves es hoy un hombre mayor, pero se le sigue encendiendo la mirada como un adolescente cuando habla de la revolución que lo tuvo como principal exponente de las fuerzas populares. Modesto y sencillo, se siente sorprendido cuando una humilde campesina, viejita y todavía mayor que él, toda vestida de negro, desde la cabeza hasta los pies, se acerca para tocarle la cara, expresarle su admiración y sentarse junto a él como si fuera su hijo.
Este general atípico defiende a Cuba y Venezuela y trata de asesinos a los militares represores; se declara abiertamente marxista citando con familiaridad a Lenin; le envía saludos a Fidel y a Raúl Castro mientras elogia con entusiasmo a Hugo Chávez y critica ácidamente a la socialdemocracia. Sin duda es una rara avis. Dialogar con él deja una sensación extraña que surge espontáneamente cuando se lo compara con cualquiera de los militares tradicionales, sean «nacionalistas» o liberales, entrenados en la represión popular y en la protección servil de los poderosos con dinero.
Néstor Kohan: ¿Cómo recuerda usted hoy la revolución del 25 de abril de 1974?
General Vasco Gonçalves: La revolución que se extendió entre abril de 1974 y noviembre de 1975 fue el momento más importante de mi vida, desde el punto de vista personal. Participar de la revolución fue la mayor alegría que me tocó vivir. Pienso en muchas cosas, en lo cotidiano, en la voluntad de las personas, en el espíritu reivindicativo y de lucha…
N.K.: ¿Cómo fue el proceso de la revolución?
Gral. Vasco Gonçalves: A partir de que se produce el levantamiento contra el fascismo en abril de 1974 nuestra revolución va profundizando en sus conquistas, en la modificación de las estructuras últimas que caracterizan el sistema. A medida que se suceden las transformaciones, la lucha de clases se va agravando. Pienso que en esa situación no estábamos preparados, no teníamos un grado de maduración político y social capaz de defender y consolidar la revolución. No teníamos este grado de maduración. En los primeros tiempos, en los primeros meses, hubo un gran entusiasmo popular. Después, en la medida en que las conquistas se fueron profundizando, ya empezaron las nacionalizaciones y expropiaciones, la reforma agraria; la fuerza política de los trabajadores fue ascendiendo. Los trabajadores conquistaron mucho desde el punto de vista político y social, en las relaciones de trabajo, en las relaciones entre patrones y asalariados y eso hizo que se agravasen muchas cosas. Fundamentalmente se agudizó la lucha de clases.
N.K.: ¿Qué falló en el proceso revolucionario? ¿Por qué no pudo consolidarse y triunfar?
Gral. Vasco Gonçalves: En Portugal no hubo de hecho fuerzas suficientes porque en las masas populares terminó predominante ese espíritu pequeñoburgués tradicional, el miedo a las transformaciones, el miedo al comunismo, la supervivencia del anticomunismo, la acusación de que nosotros queríamos llevar el país hacia el comunismo… todos esos mensajes reaccionarios y propagandísticos tuvieron cierta receptividad entre nuestra población. Y por lo tanto, el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) fue dividido. Hubo militares que se pusieron en contra de las conquistas de la revolución, en lugar de defenderlas. Los propios vencedores del golpe contrarrevolucionario del 25 de noviembre de 1975 que fue realizado contra los militares ubicados más a la izquierda, contra los militares progresistas y revolucionarios -un golpe que fue protagonizado por una fracción de militares que habían participado en el levantamiento del 25 de abril de 1974- paradójicamente aceptaban conquistas del socialismo. Algunos de estos militares que protagonizaron el golpe de derecha de 1975 estaban convencidos de que nosotros, los militares de izquierda, queríamos implantar una nueva dictadura en Portugal, que ahora sería una dictadura comunista. Pero en realidad esta creencia provenía de una propaganda de la reacción. Así se dividió el MFA y a la propia población. Entonces, hasta los mismos vencedores del golpe contrarrevolucionario de fines de 1975 aprobaron una ley constitucional que decía que la misión de las Fuerzas Armadas era garantizar la vía pacífica y pluralista para la democracia y para el socialismo. El preámbulo de la Constitución de la República también propiciaba: «abrir el camino para una sociedad socialista, en el respeto de la voluntad del pueblo portugués, teniendo en vista la construcción de un país más libre, más justo y más fraterno». ¡Precisamente lo que nosotros queríamos! Ellos, los que nos derrocaron, estaban convencidos de que nosotros íbamos a implantar una nueva dictadura, ahora comunista, y entonces hicieron esa ley en defensa del socialismo. Ellos estuvieron en contra nuestra, en contra de nuestros camaradas militares, en contra de los que apoyábamos las reivindicaciones populares y queríamos precisamente consolidar esas reivindicaciones que habían sido alcanzadas.
N.K.: Usted habla de propaganda reaccionaria y anticomunista destinada a dividir el proceso político. Los latinoamericanos conocemos muy bien eso. ¿La CIA estaba metida en Portugal?
Gral. Vasco Gonçalves: ¡La CIA estaba metida! ¡Sí! Junto con la CIA también estaban metidos los servicios de inteligencia británicos, en particular el MI6, en la preparación del golpe contrarrevolucionario del 25 de noviembre de 1975. En cuanto a la CIA, es bien conocido el caso del ex embajador norteamericano en Portugal en tiempos de la revolución, Frank Carlucci, quien luego de su actuación en Portugal fue ascendido en Estados Unidos a vice-director de la CIA. También son bien conocidos los elogios mutuos que se han dirigido Mario Soares, jefe del Partido Socialista y apoyo civil de la contrarrevolución, y Frank Carlucci. Soares llegó a enaltecer recientemente y en forma pública el gran papel de este hombre de la CIA en «la instauración de la democracia en Portugal!»… Después de esas declaraciones, ¿qué más se puede agregar?…
N.K.: ¿La CIA también estaba infiltrada dentro de las Fuerzas Armadas?
Gral. Vasco Gonçalves: Sí, estaban metidos en todos lados. Sin embargo, las condiciones que vivimos en Portugal no fueron las mismas que se vivieron en Chile en 1973 donde la CIA tenía mayor poder. Aquí se logró dividir a las Fuerzas Armadas, tuvieron consigo a la dirección del Partido Socialista y también al Partido Popular Democrático. Es decir que aquí hicieron la contrarrevolución por una vía casi «pacífica», a diferencia de Chile. No fue completamente pacífica porque también hubo un levantamiento militar e incluso algunas acciones terroristas en la preparación del golpe contrarrevolucionario.
N.K.: ¿Cuál sería entonces el balance?
Gral. Vasco Gonçalves: A la hora de hacer un balance de las causas por las cuales fuimos derrocados, yo pienso que la supervivencia y permanencia de la ideología pequeñoburguesa y burguesa entre la mayoría de las masas trabajadoras y entre la mayoría de los militares posibilitaron que la derecha y la dirección del Partido Socialista golpearan contra la dirección de la revolución. De este modo la dirección del Partido Socialista se esforzó por definir a los militares revolucionarios y al Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) como comunistas. Nos decían que éramos todos comunistas, para así poder acusarnos, aislarnos y rechazarnos. Eso fue lo que la dirección del Partido Socialista logró conseguir. De allí en adelante, desde 1976 hasta nuestros días, a Portugal lo gobernó y lo gobierna la derecha.
N.K.: ¿Usted era en ese entonces comunista?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo era entonces marxista y lo sigo siendo.
N.K.: ¿Cómo se formó? ¿Cómo llegó al marxismo dentro de las Fuerzas Armadas?
Gral. Vasco Gonçalves: En los tiempos de estudiante.
N.K.: ¿Usted qué estudiaba?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo estaba en la Facultad de Ciencias. Estudiaba ingeniería militar.
N.K.: ¿Era una universidad civil?
Gral. Vasco Gonçalves: Sí, era una universidad civil. Para entrar en la escuela militar estudié en un curso de ingeniería que se seguía durante tres años en la Facultad de Ciencias. Allí nos vinculamos con amigos, que eran estudiantes, y con otro gran amigo, un profesor que nos llevó a comprender las relaciones sociales.
N.K.: ¿Eran muchos los estudiantes marxistas?
Gral. Vasco Gonçalves: No, en realidad no eran muchos. De unos cuarenta, por ejemplo, sólo cuatro o cinco se interesaban por cuestiones políticas y tenían una gran politización. Estos grupos propiciaban la resistencia a la dictadura fascista que perseguía a las personas, que censuraba los libros, que censuraba los periódicos y la prensa. ¡Por entonces todo era censurado! Nos faltaba la libertad. Esa profunda falta de libertad de nuestro pueblo le dio sentido al levantamiento militar y a la revuelta popular contra la dictadura y contra la falta de libertad, contra las posiciones patronales, contra la explotación de los trabajadores. Entonces el Partido Comunista tenía una gran influencia en la población y en la implementación de esa revuelta. Era prácticamente el único partido organizado que luchaba contra el régimen fascista [el Partido Socialista recién se formó en 1973 y fuera de Portugal, en Alemania occidental. Nota de N.K.]. El Partido Comunista contaba con una considerable influencia entre los trabajadores de las fábricas. En ese momento los trabajadores portugueses eran principalmente trabajadores agrícolas, porque Portugal era esencialmente un país agrícola. Eso influyó para que predominara entre la mayoría de los trabajadores la ideología pequeñoburguesa y hasta burguesa, casi tradicional. Portugal tenía una influencia muy fuerte de la Iglesia y pesaba mucho la tradición. Esa debilidad en el desarrollo capitalista de Portugal y su atraso desde el punto de vista industrial contribuye a explicar que entre los trabajadores predominara de hecho la ideología de la clase dominante. Como usted sabe, las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante. La población luchaba contra el fascismo. Comenzó entonces la guerra colonial, que tuvo una gran influencia en la maduración de la conciencia política de un número determinado de los militares que protagonizaron el levantamiento del 25 de abril de 1974.
N.K.: ¿Cuánto duró la guerra colonial de Portugal con sus colonias?
Gral. Vasco Gonçalves: La guerra duró 13 (trece) años, desde 1961 hasta 1974. Durante la guerra colonial los militares fueron comprendiendo que esa guerra no tenía solución por la vía de las armas. El problema colonial tenía que ser resuelto reconociendo el derecho de los pueblos a la autonomía y a la independencia.
N.K.: ¿Cuáles eran esas guerras coloniales de Portugal?
Gral. Vasco Gonçalves: La guerra colonial se desenvolvió en África: en Angola, Mozambique y en Guinea-Bissau. A partir de 1964 había tres frentes simultáneos. En esas tres colonias había tres campañas militares.
N.K. ¿Usted participó en las guerras coloniales?
Gral. Vasco Gonçalves: Sí, he participado.
N.K.: ¿Dónde?
Gral. Vasco Gonçalves: Estuve en Angola y en Mozambique.
N.K.: En esa época Francia educaba a sus militares en la doctrina de la guerra contrainsurgente que aplicó en Argelia e Indochina. Estados Unidos también, tal como lo aplicó en Vietnam. En América latina esa doctrina de la guerra contrarrevolucionaria se difundió mucho gracias a Francia y Estados Unidos. ¿A ustedes también los educaron en ese tipo de guerra contrarrevolucionaria?
Gral. Vasco Gonçalves: Cuando comenzó la guerra colonial vinieron a nuestro país oficiales del ejército francés de Argelia. Ellos nos hablaron de las operaciones. No era una enseñanza o una instrucción formal. Daban conferencias sobre la guerra de Argelia, sobre las operaciones militares y sobre el modo en que había que enfrentar a los guerrilleros.
N.K.: ¿En qué año esos instructores dieron sus conferencias?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo calculo que fue en 1961, 1962, 1963. Fueron al principio del desencadenamiento de la guerra colonial. En esas conferencias hablaban desde un punto de vista operacional-militar, desde el punto de vista de las operaciones anti-guerrilla y también desde el punto de vista de la acción psico-social: ¿cómo conquistar a las poblaciones cuando había movimientos de liberación, movimientos de guerrilla anticolonial? ¿Cómo conquistar las ideas de la poblaciones? Eso era llamado «Acción psico-social».
N.K.: ¿Cómo percibían los militares portugueses las guerras coloniales y la resistencia de los pueblos oprimidos?
Gral. Vasco Gonçalves: Los militares de Portugal fueron percibiendo que la solución no podía ser militar, que la guerra no se ganaría. Además, el malestar de las colonias condujo a la politización. Quiero decir que los movimientos de liberación de las colonias portuguesas aportaron una gran contribución para nuestra propia liberación del fascismo y del colonialismo en Portugal. Los militares portugueses fueron reconociendo que cada lucha de cada uno de estos pueblos era una lucha justa; en cambio, nuestra guerra, desde el punto de vista de Portugal, era una guerra injusta. La guerra colonial no era una guerra sentida ni querida por las propias masas portuguesas. Desde el punto de vista moral los militares portugueses estábamos derrotados en la guerra colonial. También por eso entre los oficiales y los cuadros militares permanentes surgió el descontento y la oposición contra la guerra colonial. Entre ellos, una minoría constituyó el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). Esto significa que una cosa es el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) y otra cosa son las Fuerzas Armadas. El MFA estaba constituido por una pequeña parte de los oficiales de carrera y cuadros permanentes que eligieron como profesión la vida militar. Las Fuerzas Armadas también estaban constituidas por los milicianos, quienes luego de pasar por el servicio militar obligatorio volvían a la vida civil. Estos últimos eran militares sólo eventualmente.
N.K.: ¿Qué importancia tuvo la existencia de estos milicianos?
Gral. Vasco Gonçalves: La participación de milicianos en nuestras fuerzas era cada vez mayor porque no se podía mantener tres frentes de batalla al mismo tiempo. Esa gran participación de milicianos condujo también a la concientización de los cuadros permanentes y los oficiales de carrera. Esa fue su importancia. Además de la lucha de los pueblos coloniales y del descontento de los militares portugueses existía una gran efervescencia en el movimiento estudiantil. Todo esto confluyó.
N.K.: ¿El Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) sólo agrupaba a los militares y cuadros permanentes o también incluía a los milicianos?
Gral. Vasco Gonçalves: Incluía a ambos. Fue la propia guerra colonial la que condujo a que los cuadros permanentes contactaran inmediatamente con los cuadros milicianos. De manera que ambos grupos hacían la misma vida, corrían los mismos riesgos en la guerra, entonces eso influyó en que hubiera intercambio de ideas y de opiniones entre los cuadros profesionales permanentes y los militares milicianos. Ellos, los milicianos, estaban mejor preparados políticamente que nosotros, los militares profesionales, porque en las universidades civiles había una discusión ideológica, política y social que no existía en las escuelas militares. Entonces los militares milicianos estaban mejor preparados ideológicamente. Eso condujo a crear mejores condiciones de maduración en la concientización política de los militares y cuadros permanentes.
N.K.: ¿El Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) tenía una orientación marxista?
Gral. Vasco Gonçalves: No, de ninguna manera. El MFA no era un movimiento revolucionario. Era un movimiento que pretendía poner fin a la guerra colonial y resolver el problema de la independencia de las colonias portuguesas que era, en verdad, la causa de la guerra colonial. El fascismo y el colonialismo no podían conceder la autonomía y la independencia a los pueblos coloniales. Nosotros lo que pretendíamos era encontrar una solución política para la guerra colonial. Y la única solución política tenía que consistir en el reconocimiento de la autonomía y la independencia de todos los pueblos coloniales. Ese era nuestro objetivo fundamental. En ese objetivo la gran mayoría de los militares estaba de acuerdo, pero los más audaces, los más activos, los que tuvieron más coraje en intentar lograr ese objetivo fueron aquellos que constituyeron el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA).
N.K.: ¿Con cuántos integrantes contaban ustedes en el MFA?
Gral. Vasco Gonçalves: Alrededor de 300 ó 400 militares, aproximadamente, mientras que el conjunto de oficiales permanentes de las Fuerzas Armadas eran en total nos 7.000 u 8.000.
N.K.: ¿El MFA operaba en la clandestinidad?
Gral. Vasco Gonçalves: Sí, éramos clandestinos. En ese momento el gobierno fascista ya estaba muy deteriorado y en Portugal había una gran contestación contra el fascismo en el seno de las masas populares y trabajadoras. Por eso las reivindicaciones del Movimiento tuvieron gran receptividad.
N.K.: ¿En qué año nació el MFA?
Gral. Vasco Gonçalves: En 1973. El dictador Salazar ya había muerto y sus sucesores pretendían hacer una política que aparentemente era más «suave», pretendían dar una cara más «liberal» al fascismo. Nuestra situación se estaba agravando día a día. La guerra colonial estaba empeorando a cada momento. Poco a poco, el Movimiento de las Fuerzas Armadas fue planteando sus reivindicaciones a cielo abierto. Las reuniones de discusiones del Movimiento sobre el futuro de las Fuerzas Armadas y de Portugal no se hacían abiertas porque existía una policía política fascista llamada PIDE que también estaba metida dentro de las Fuerzas Armadas. Se llegó entonces a una situación en la cual el gobierno ya no tenía poder suficiente para imponer su voluntad y nosotros, los oficiales, ya no estábamos dispuestos a aceptar todas las órdenes. Se comenzaban a dar las condiciones subjetivas necesarias e imprescindibles para una revolución.
N.K.: ¿Usted está pensando en el análisis de Lenin sobre una situación revolucionaria?
Gral. Vasco Gonçalves: Sí, por supuesto. Estoy pensando exactamente en eso. Por lo tanto estas múltiples circunstancias iban conformando las condiciones subjetivas para el triunfo de la revolución.
N.K.: ¿Cómo fue el vínculo entre el ascenso de las masas trabajadoras y la propia dinámica del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA)?
Gral. Vasco Gonçalves: Aunque las Fuerzas Armadas en Portugal no tenían un objetivo de revolución social, queríamos una democracia política, mejores condiciones de vida para los trabajadores, mejores condiciones para el desarrollo de la cultura en Portugal… En el conjunto, como Movimiento -repito y subrayo las palabras «como Movimiento»- no estaba entre nuestros objetivos hacer una revolución socialista. Después, con el impulso del movimiento popular y de las reivindicaciones populares, y con el impulso de la justicia de estas reivindicaciones, la lucha de clases nos llevó al proyecto de la revolución socialista. Así se explica el proceso iniciado el 25 de abril de 1974. Alguna vez un intelectual brasilero dijo que nunca había visto en el mundo un movimiento popular en las calles como lo había visto en Portugal. Un movimiento en las calles con sus reivindicaciones… existía la enorme influencia entre los trabajadores del Partido Comunista que era el único partido organizado políticamente que había combatido al fascismo. Una influencia que se extendía a los trabajadores rurales. De manera que se fue desenvolviendo un proceso de reivindicaciones populares que eran justas y que eran consideradas como justas por los propios militares. Era entonces natural que ese proceso desembocara por su propio desarrollo en una lucha por el socialismo. Aquellos militares que estaban de verdad identificados con los intereses populares y con la razón de las masas trabajadoras dominaron las relaciones de fuerzas dentro del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). Este último era un movimiento unitario. Tenía como base la necesidad de la solución política del problema colonial. En eso estábamos todos de acuerdo, desde la derecha hasta la izquierda y eso nos llevó a la conclusión de que para solucionar el problema colonial era preciso derrocar al gobierno fascista. Al comienzo muchos pensaban, dentro de nuestros camaradas militares, que se podía imponer al gobierno fascista otra solución al problema colonial sin necesidad de derribarlo, pero eso no funcionó. Pero luego la propia formación del Movimiento de las Fuerzas Armadas, desde el verano de 1973 hasta abril de 1974, fue haciendo madurar las ideas de los militares. Esto permitió hacer madurar las condiciones subjetivas, las condiciones ideológicas, las condiciones del factor subjetivo para derribar al gobierno fascista. Nosotros concluimos que con aquel gobierno no era posible llegar a una solución política del problema colonial. Se tornaba necesario derribar, tirar abajo al gobierno fascista para recién entonces solucionar el problema colonial conversando con los movimientos de liberación, como por ejemplo el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA). Por lo tanto el gobierno fascista fue derrocado a través de una gran acción popular. En esa acción popular existió una gran orientación del Partido Comunista; los militares más progresistas apoyaban las reivindicaciones populares y cualquier fuerza que el pueblo necesitaba. Nosotros dominamos las relaciones de fuerza dentro del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), pues el MFA estaba tensionado desde la derecha y desde la izquierda. El MFA constituyó una Junta de Salvación Nacional que fundamentalmente estaba formada y constituida por oficiales generales que eran gente de derecha pero que también acordaba con la solución del problema colonial por vía pacífica y a través de una solución política.
N.K.: ¿La izquierda del Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) tenía por objetivo el proyecto de la revolución socialista?
Gral. Vasco Gonçalves: En ese momento todavía no. Había algunas personas que tenían ideas auténticas y verdaderas sobre el socialismo y el marxismo, pero pensaban que no había condiciones en Portugal para hacer una revolución socialista. Pero a lo largo del proceso revolucionario surgió una vía de transición hacia el socialismo a través de la realización de las diversas y sucesivas conquistas populares. Por ejemplo, la nacionalización de la banca, la nacionalización de los seguros, la nacionalización de los principales centros básicos de la producción industrial, la nacionalización de las principales empresas de transporte y comunicaciones, la reforma agraria basadas en unidades colectivas, el control obrero, los derechos cívicos, sindicales, laborales y políticos de los trabajadores. Todas estas conquistas y derechos se fueron conquistando y se fueron modificando las estructuras económicas. Cuando se nacionalizan la banca y las finanzas, los seguros y los centros básicos de la producción, se comienza a caminar por una vía de transición al socialismo. ¡Es posible conquistar y hacer el socialismo con el conjunto de estas fuerzas! La vía de transición al socialismo fue surgiendo del mismo proceso de las luchas de clase. Lo importante que hay que destacar es que lo que surge como un golpe y un levantamiento militar contra el fascismo y el colonialismo se va transformando en una revolución social.
N.K.: Al describir aquel proceso revolucionario del cual actualmente se cumplen 30 años usted destaca la perspectiva del socialismo. Sin embargo, hoy en día, tres décadas después, algunos teóricos proponen reemplazar el proyecto del socialismo por una supuesta «tercera vía». ¿A partir de su experiencia política, qué opina usted de la «tercera vía»?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo pienso que hoy no hay espacio para una «tercera vía». La experiencia del pasado y del presente nos demuestra que la «tercera vía» camina siempre para la derecha, camina siempre hacia un rumbo reformista del capitalismo, hacia la idea de una supuesta «reforma del capital». No se trata de alcanzar un capitalismo reformado sino de superar el capitalismo. El capitalismo no es reformable, porque las relaciones sociales en las que se basa y sin las cuales no puede sobrevivir son intrínsecamente injustas y de explotación del hombre por el hombre. La «tercera vía» no persigue conquistas profundas en las estructuras económicas y sociales. Hay que fijarse en Inglaterra, en Francia y en Alemania para corroborarlo. Jospin en Francia, Schoeder en Alemania y Blair en Gran Bretaña adoptaron en la práctica políticas neoliberales y de privatizaciones. Todos los que pretenden colocarse entre el capitalismo y el socialismo al final terminan adoptando políticas neoliberales.
N.K.: Tomando en cuenta los procesos políticos en los que usted participó, ¿qué opina de la situación que actualmente está viviendo Venezuela con el liderazgo de Hugo Chávez?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo pienso que allí también se ha producido una alianza entre el pueblo pobre y las Fuerzas Armadas, en las propias condiciones geográficas, económicas, políticas de Venezuela y de América Latina. Allí también se está produciendo una tentativa de una vía pacífica y pluralista para el socialismo. El gobierno del presidente Hugo Chávez está partiendo de un proceso institucional pero está haciendo de hecho una revolución.
N.K.: Algunos teóricos le recomiendan al presidente Hugo Chávez seguir el camino de la «tercera vía». ¿En su opinión es viable en Venezuela una «tercera vía»?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo pienso que en Venezuela se está desarrollando algo bien distinto de una «tercera vía». Allí no hay «tercera vía» sino el desarrollo, de hecho, de un proceso institucional, a través de las instituciones y a través del voto popular, hacia la revolución y hacia el socialismo, no hacia la «tercera vía». Eso es lo que yo pienso. Para que eso se consiga, es necesario que las Fuerzas Armadas apoyen las reivindicaciones populares, sociales y políticas. Dentro de las Fuerzas Armadas los sectores más progresistas tienen predominio en las relaciones de fuerza. Cuando hubo un golpe contra Chávez y lo metieron preso, ¿quién lo liberó? La acción popular y una fracción de las Fuerzas Armadas que estaba de su lado. En Venezuela hay camaradas con bases sociales de apoyo entre la población civil. Apoyo entre los militares y entre los civiles. Yo creo que Venezuela se está transformando en un proceso, por una vía pacífica y pluralista, de camino hacia la revolución y hacia el socialismo. Digo «vía pacífica y pluralista» porque en Venezuela no hay presos políticos, no hay partidos políticos prohibidos ni nada de eso. ¡Ni siquiera los golpistas fueron fusilados o presos! ¿No es verdad?
N.K.: Sí, es verdad. Pero la vía pacífica al socialismo, para dar un ejemplo, no tuvo graves consecuencias en el fracaso de la experiencia de Chile en 1973? ¿No se corre ese peligro?
Gral. Vasco Gonçalves: Sí, Chile, ¡claro que sí! Por eso mismo uno no puede decir que esté consolidada la vía pacífica e institucional de transición al socialismo en Venezuela. Yo no pienso que Venezuela no pueda sufrir o padecer problemas de contrarrevolución; problemas de intervención de los Estados Unidos, problemas de manipulación de las masas populares. Yo pienso que lo que está pasando en Venezuela no excluye que haya grandes amenazas para la democratización, la revolución y el futuro camino al socialismo. En Venezuela también hay un proceso. A mí me da la impresión que ese proceso tiene cada vez más apoyo popular. Eso se verificó en el reciente proceso de referendo revocatorio. La mayoría de apoyo a Chávez aumentó. Por eso, una persona que está afuera, como yo, tiene la impresión que esta revolución en Venezuela avanza, que tiene cada vez más apoyo social. Pasan cosas que también sucedieron en Portugal como la acción de los militares entre la población, las campañas de dinamización cultural del pueblo hechas por los militares. En Venezuela el gobierno está ocupado en grandes tareas sociales que tienen que ver con la mayoría de la vida de las poblaciones, con la mayoría de las infraestructuras y el problema del acceso popular a éstas, de las organizaciones, de la instrucción, de la salud pública, etc.En Venezuela los militares están muy empeñados en eso. Nosotros, en Portugal, también nos esforzamos fuertemente en ese sentido.
N.K.: Hugo Chávez y Venezuela han recibido un apoyo masivo por parte de Fidel Castro y del pueblo cubano. ¿Qué opinión tiene usted de la revolución cubana?
Gral. Vasco Gonçalves: Yo pienso que la revolución cubana es un ejemplo de que es posible resistir, cuando existe la voluntad política para ello y con el apoyo de las masas. Cuba demuestra que la resistencia al imperialismo, la resistencia a Estados Unidos y al resto de los países imperialistas, es posible. Claro que eso cuesta sacrificios. Eso obliga a tener mucha conciencia política y mucha conciencia social. ¡Nuestra resistencia es posible!. Yo pienso que la revolución cubana es un ejemplo para todo el mundo, para todos nosotros. Tanto Cuba como Venezuela son ejemplos para todos aquellos que quieren un mundo mejor. Yo, como portugués, estoy profundamente agradecido a la revolución cubana y no me cabe la menor duda de que Cuba es un ejemplo para todo el mundo. Un ejemplo de que es posible resistir el avance del sistema capitalista y su globalización e incluso al poder militar más poderoso de la toda la historia, porque la «mano invisible» de la globalización no es la de Adam Smith sino la fuerza militar de los Estados Unidos y en forma subsidiaria de la OTAN. La revolución cubana demuestra que la política neoliberal no es fatal ni ineluctable. Yo tengo plena confianza en que la revolución cubana no bajará los brazos y continuará resistiendo.
N.K.: En su carácter de militar y tomando en cuenta su grado de general, ¿cuál es su opinión sobre militares como el general Videla, sobre Pinochet, sobre Stroessner…?
Gral. Vasco Gonçalves: ¡Por supuesto que todos esos militares son unos criminales! Yo tengo la peor impresión de todos ellos. No tengo la menor duda de que son unos criminales y unos asesinos. ¡Criminales de guerra! ¡Asesinos! No se los puede concebir de otra manera más que como vulgares asesinos.
[Una pequeña parte de esta entrevista salió publicada en el periódico ACCION].