Los intereses de los sectores empresariales, con gran peso en la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios que se desarrollará en septiembre, amenazan con impulsar un modelo ni inclusivo ni participativo, como necesitan la mayoría de los países, de los productores y de los consumidores.
KUALA LUMPUR – Sin duda el mundo necesita reformar los sistemas alimentarios existentes para servir mejor a la humanidad y al desarrollo sostenible. Pero la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas debe ser coherente con el multilateralismo liderado por el organismo mundial.
Por primera vez, el Foro Económico Mundial (FEM), una asociación de algunas de las corporaciones más poderosas del mundo, se asocia con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el lanzamiento de la Cumbre, prevista para septiembre, con su Precumbre, que tiene lugar en Roma desde el lunes 26 y el miércoles 28.
La inseguridad alimentaria se debe principalmente a las desigualdades y privaciones, ya que las víctimas carecen de medios para obtener los alimentos que necesitan. La ONU no debe servir a quienes utilizan cínicamente el hambre, la inanición y las privaciones para promover intereses comerciales privados.
El multilateralismo de la ONU está amenazado
El colapso de la Unión Soviética, el fin de la Guerra Fría y el dominio aparentemente incuestionable de Estados Unidos en la década de los 90 plantearon nuevas amenazas al multilateralismo dirigido por la ONU. La Organización Mundial del Comercio (OMC) se creó en 1995 al margen del sistema de la ONU. Más tarde, el incómodo secretario general Boutros Boutros-Ghali fue bloqueado para un segundo mandato por Washington.
Los cuatro decenios de desarrollo de la ONU, desde la década de los 60, terminaron con la elevada Declaración del Milenio, redactada por la Secretaría General, sin contar con la participación de los Estados miembros. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) fueron elaborados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sin apenas consultar a los Estados miembros.
La creciente influencia de las corporaciones en el sistema de la ONU recibió un gran impulso con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que sumó al sector privado en el impulso del desarrollo sostenible y otras soluciones globales. Esa influencia afecta a la gobernanza de las agencias de la ONU, entre ellas las más conocidas, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lucha por contener la pandemia.
Las difíciles negociaciones se produjeron tras la creciente decepción de los países en desarrollo con los ODM, el incumplimiento de la financiación del clima prometida en 2009 y la incapacidad de abordar mejor la crisis financiera mundial de 2008 y sus consecuencias, especialmente para los países y poblaciones más vulnerables.
De ahí que el compromiso negociado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que en 2015 sustituyeron a los ODM, goce de mayor legitimidad que sus predecesores. Sin embargo, la consecución de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible se vio socavada desde el principio, ya que los países ricos bloquearon la financiación necesaria en la tercera cumbre de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada en el mismo 2015.
La cumbre pasa por alto los procesos de la ONU
En la última docena de años, tras la escalada de los precios mundiales de los alimentos en 2008, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA), parte del sistema de la ONU, se ha convertido en un foro inclusivo para la sociedad civil y los intereses corporativos para debatir la mejor manera de avanzar en la seguridad alimentaria. No es de extrañar que el CSA se ocupe desde hace tiempo de los sistemas alimentarios.
El Grupo de Alto Nivel de Expertos (HLPE, en inglés) del CSA es ampliamente reconocido como competente, con la elaboración de informes equilibrados y exhaustivos sobre asuntos de interés actual y probablemente futuro. En el sistema de las Naciones Unidas, el CSA se considera ahora un modelo de participación de múltiples partes interesadas que debe emularse.
Sin embargo, la organización de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios pasó por alto al CSA desde el principio.
Los procesos de la Cumbre, que responden nominalmente al secretario general de las Naciones Unidas, han sido establecidos en gran medida por un pequeño grupo que no rinde cuentas. Los organizadores de la Cumbre avanzaron inicialmente sin una participación representativa de las partes interesadas, hasta que su intervención dio lugar a algunos procesos consultivos.
Financiados principalmente por el FEM y algunos socios importantes, no pierden de vista quién lleva la voz cantante. De ahí que promuevan principalmente soluciones supuestamente revolucionarias, escalables y que generan inversiones, subrayando que ofrecen soluciones tecnológicas.
Innovación agroecológica
Un informe del HLPE ha considerado con aprobación la agroecología o las soluciones basadas en la naturaleza. Muchos científicos llevan décadas trabajando con los productores de alimentos para aumentar la productividad, la producción, la diversidad y la resistencia de los alimentos mediante mejores prácticas agroecológicas, reduciendo así los costes y mejorando la sostenibilidad.
La evidencia es inequívoca de que la agroecología ha dado resultados mucho mejores que las innovaciones de la Revolución Verde. Un estudio realizado sobre casi 300 grandes proyectos de agricultura ecológica en más de 50 países pobres informó del aumento de los ingresos de los agricultores gracias a la reducción de los costes y a un incremento medio de la productividad de 79 %.
Esto contrasta con el historial de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA, en inglés) lanzada en 2006.
Con la financiación de las fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller, prometió duplicar el rendimiento y los ingresos de 30 millones de hogares de pequeños agricultores para 2020. A pesar del gran gasto gubernamental, los rendimientos apenas aumentaron mientras la pobreza rural crecía.
Las innovaciones agroecológicas han demostrado su eficacia contra las infestaciones. Así, se han creado biopesticidas más seguros y eficaces que no matan a los insectos y microbios útiles, y alternativas no tóxicas a los pesticidas agroquímicos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) organizó su primer Simposio Internacional de Agroecología en 2014, antes de comprometerse con la Ampliación de la Agroecología. Pero para Kip Tom, representante del Donald Trump cuando era presidente, la FAO ya no tiene base científica.
Demonizar la agroecología
La Fundación Gates ha financiado la Alianza para las Ciencias de la estadunidense Universidad Cornell, aparentemente para despolarizar los debates sobre los organismos genéticamente modificados (OGM), proporcionando formación en comunicaciones avanzadas sobre biotecnología agrícola.
El razonamiento de que las prácticas agrícolas tradicionales no pueden transformar la agricultura africana es solo un ejemplo de este tipo de propaganda patrocinada que se hace pasar por ciencia.
Los grupos de presión con buenos recursos utilizan la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios para asegurar el apoyo y la legitimidad de sus agendas comerciales. Con abundantes medios, su defensa invoca habitualmente las asociaciones público-privadas y la retórica de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Obligados a ser más inclusivos, los organizadores de la Cumbre utilizan ahora grupos de soluciones para la promoción. A continuación, crean amplias coaliciones de múltiples partes interesadas para promover supuestas soluciones con la marca de aprobación de la Cumbre.
Con la fuerte y creciente evidencia del progreso y el potencial de la agroecología, la propaganda contra ella ha crecido en los últimos años. Los defensores de la agroecología son caricaturizados como “ecoimperialistas lúdicos”, que mantienen a África al borde de la inanición y condenan a los agricultores a la pobreza, la desnutrición y la muerte.
Un consultor de relaciones públicas ha acusado a los defensores de la agroecología de ser la cara de un neocolonialismo verde que idealiza el trabajo campesino y la agricultura de subsistencia retrógrada y niega los éxitos de la Revolución Verde africana.
Las soluciones agroecológicas son las principales, si no las únicas, que se ajustan al compromiso general de la ONU con el desarrollo sostenible. Pero los propagandistas de opciones interesadas las presentan como barreras desinformadas al progreso agrícola y social. Estos engaños deliberados obstaculizan las necesarias reformas del sistema alimentario.
El relator especial sobre el derecho a la alimentación de la ONU, Michael Fakhri, alertó a la enviada especial de Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, Agnes Kalibata, de que la agroecología está siendo desechada como algo atrasado, cuando debería ser el centro del encuentro cimero. ´
De hecho, la ruandesa Kalibata, que simultanea la presidenta de AGRA con su compromiso de impulsar la necesaria reforma del sistema alimentario en la Cumbre, se encuentra en una posición imposible.
¿La mejor Cumbre que el dinero puede comprar?
Invertir en la Cumbre es asegurar la legitimidad y más recursos de los gobiernos, el sistema de la ONU, la filantropía privada y otros para promover sus agendas comerciales. Mientras tanto, muchos trabajan de buena fe para sacar los máximos resultados de la Cumbre que tendrá lugar en septiembre, en la sede de la ONU en Nueva York.
Sin embargo, se está sentando un peligroso precedente para el sistema de la ONU. Ha abierto precipitadamente una puerta trasera, permitiendo que el multisectorialismo dirigido por las empresas socave los acuerdos multisectoriales bien probados e inclusivos desarrollados durante décadas bajo la supervisión multilateral de los Estados miembros.
Las Jornadas Científicas para la Cumbre, celebradas el 8 y el 9 de julio, indicaron que la cita cimera se está utilizando para impulsar un nuevo panel científico de alimentos. Esto debilitará al HLPE y, en última instancia, al CSA.
Por todo ello, la Cumbre parece un caballo de Troya para promover intereses corporativos particulares, socavando inadvertidamente lo que el multilateralismo dirigido por la ONU ha llegado a significar.
Dado que tanto el CSA como el HLPE son instituciones exitosas de la ONU, la Cumbre inevitablemente socavará sus propios logros. Por lo tanto, para muchos Estados miembros y la sociedad civil, la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios representa un paso atrás, en lugar de un avance.
T: MF / ED: EG
Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.