Extracto de las Memorias del escritor estadounidense recientemente fallecido.
«Haz a los otros lo que quisieras te hicieran a ti». Muchas personas pensarían que Jesús dijo eso, porque es el tipo de cosa que le gustaba decir a Jesús. Pero en realidad fue dicho por Confucio, un filósofo chino, quinientos años antes de que existiera el más grande y más humanista de los seres humanos, llamado Jesucristo.
Los chinos también nos dieron, vía Marco Polo, la pasta y la formula para la pólvora. Los chinos eran tan tontos que solo la usaron para pirotecnias. Y todo el mundo era tan tonto en ese entonces que en cada hemisferio nadie sabía que existía el otro.
Realmente hemos avanzado un largo trecho desde entonces. A veces desearía que no fuese así. Odio las bombas de hidrógeno y el show de Jerry Springer.
Pero volviendo a personajes como Confucio y Jesús, y mi hijo el doctor, Mark, cada uno de los cuales ha dicho a su manera como nos podemos comportar más humanamente y quizás hacer del mundo un lugar menos doloroso, uno de mis seres humanos favoritos es Eugene Debs, de Terre Haute, de mi estado natal de Indiana.
Vean esto: Eugene Debs, quien murió en 1926, cuando yo no tenía ni cuatro años, fue candidato a presidente por el Partido Socialista cinco veces, logrando 900,000 votos, casi el 6 % del voto popular, en 1912.Tenía esto que decir en su campaña, si es que podemos siquiera concebir semejante oferta electoral:
«mientras haya una clase baja, yo estoy en ella».
«mientras haya un elemento criminal, soy parte del mismo»..
«mientras haya un alma en prisión, no soy libre»
¿No te dan estas cosas socialistas ganas de vomitar? ¿Cosas como grandiosas escuelas públicas, o seguro de salud para todos?
Cuando te levantas cada mañana, con los gallos cantando, ¿te gustaría decir: «mientras haya una clase baja, estoy en ella. Mientras haya un elemento criminal, soy parte de el. Mientras haya un alma en prisión, no soy libre»?
¿Que tal el Sermón en la Montaña o las Beatitudes?
Benditos sean los humildes, porque heredarán la tierra.
Benditos sean los misericordiosos, porque obtendran clemencia..
Benditos los que hacen la paz, porque serán llamados hijos de Dios.. y así seguimos..
No son exactamente las propuestas de una plataforma republicana. No son exactamente asuntos de George W. Bush, Dick Cheney, or Donald Rumsfeld.
Por alguna razón, los cristianos más vocales entre nosotros nunca mencionan las Beatitudes. Pero, muchas veces con lagrimas en los ojos, exigen que los Díez Mandamientos se coloquen en edificios públicos. Claro, se trata de Moisés, no de Jesús. No he escuchado a ninguno de ellos demandar que el Sermón de la Montaña o las Beatitudes se coloquen en todo lado.
¿»Benditos sean los misericordiosos»? «¿benditos sean los que hacen la paz»? En el Pentágono? ¡ Por favor¡
Pero ocurre que semejante idealismo no está hecho de nubes rosadas perfumadas. Es la ley¡ ¡Es la Constitución de los Estados Unidos¡.
Pero yo siento que es como si nuestro país, por cuya Constitución luché en una guerra hubiera sido invadido por marcianos y ladrones de cuerpos. A veces desearía que así fuese. Lo que ha ocurrido es que ha sido tomado por medio del más truculento coup d etat imaginable, de baja estofa, tipo Keystone cops.
Una vez me preguntaron si tenía algunas ideas para un «reality show» verdaderamente aterrador. Yo tengo uno, un reality show que pararía los pelos, se llama: «Estudiantes mediocres de Yale».
George W Bush ha juntado en su entorno estudiantes mediocres de alta alcurnia que no saben nada de historia o de geografía, a la par de supremacistas blancos no muy ocultos, aka cristianos, y , lo que mas asusta, personalidades psicopáticas , o PPs, el termino médico para personas inteligentes, con personalidad, que no tienen conciencia alguna.
Decir que alguien es un PP es hacer un diagnóstico perfectamente respetable, como decir que tienen apendicitis o pie de atleta. El texto medico clásico de PP es La mascara de la cordura del Dr. Harvey Cleckley, un clínico profesor de psiquiatría en el Colegio Médico de Georgia publicado en 1941.¡ Léanlo¡
Algunas personas nacen sordos, algunos ciegos, o lo que sea, y este libro es acerca de seres humanos defectuosos congénitamente, de un tipo que descontrola a este país entero y a otras partes del planeta. Son personas que nacieron sin conciencia, y de repente están a cargo de todo. Las personas psicopáticas son presentables, conocen muy bien el sufrimiento que la causan a los demás, pero eso no les importa. No les importa porque están locos. ¡Tienen un tornillo suelto¡
¿Y que síndrome puede describir mejor a tantos ejecutivos de Enron y de Worldcom, etc., que se han enriquecido mientras arruinan a sus empleados, inversionistas y a su país y que aún así sienten ser tan puros como la nieve recién caída, no importa lo que se diga acerca de ellos? Y ellos llevan a cabo una guerra que está convirtiendo a millonarios en billonarios, y trillonarios de billonarios, y son dueños de televisoras, y financian a George Bush, y no porque esté en contra de los matrimonios gays.
¿Cuántos de estos PPs sin corazón tienen ahora grandes empleos en el gobierno federal, como si fuesen lideres en vez de enfermos?. Están a cargo. Se encargan de las comunicaciones y las escuelas, así que podríamos estar, perfectamente, en la Polonia ocupada.
Pueden haber sentido que llevar a nuestro país a una guerra sin fin era algo simplemente decisivo. Lo que ha permitido que tantos PPs lleguen tan alto en las corporaciones, y ahora en el gobierno, es que son tan decididos. Van a hacer algo cada maldito día y no tienen miedo. Contrario a la gente normal, ellos no tienen dudas, por la muy sencilla razón de que les importa un carajo lo que pase después. Simplemente no les puede importar ¡Haz esto¡ haz aquello¡ ¡moviliza a las reservas¡ ¡Privatiza a las escuelas públicas! ¡Ataca a Irak! Elimina los gastos en salud¡ ¡intervengan los teléfonos de todos¡ ¡eliminen los impuestos a los ricos! Construyan una defensa de misiles que cueste tres mil millones de dólares¡ al diablo el habeas corpus y el Sierra Club e In These Times, y ¡bésame el trasero!
Hay una falla trágica en nuestra preciosa Constitución, y no sé que se puede hacer para arreglarla. Es esto: solo los perturbados quieren ser presidentes. Esto era verdad hasta en la secundaria. Solamente personas claramente perturbadas quieren ser presidentes de la clase.
El título de Farenheit 9/11 es una parodia de la gran obra de ciencia ficción de Ray Bradbury Farenheit 451. Cuatrocientos cincuenta grados Fahrenheit es el punto de combustión, incidentalmente, del papel, de aquello de que están hechos los libros. El héroe de la novela de Bradbury es un trabajador municipal con el oficio de quemar libros..
Y ya que hablamos de la quema de libros, quiero felicitar a los bibliotecarios, que no son famosos por su fuerza física, quienes, a lo largo de este país, han resistido con consistencia a matones antidemocráticos que han tratado de remover ciertos libros de sus estantes, y han destruido registros en vez de revelar a la policía del control del pensamiento los nombres de personas que han sacado dichos libros para leer. Así que la América que amo todavía existe, si bien no en la Casa Blanca, la Corte Suprema, el Senado o la Cámara de Representantes. La América que amo existe en los escritorios de las entradas de las bibliotecas públicas.
Y siguiendo con el tema de los libros: nuestras fuentes diarias de noticias, periódicos y televisión son ahora tan carentes de coraje, tan poco vigilantes en función del pueblo estadounidense, tan poco informativos, que solamente en libros aprendemos lo que realmente está ocurriendo.
Cito un ejemplo: Casa de Bush, Casa de Saud, de Craig Unger, publicado a principios del 2004, ese año vergonzoso, humillante, bañado en sangre.
En caso de que usted no se haya dado cuenta, como resultado de una elección vergonzosamente fraudulenta en Florida, en que a miles de afroestadounidenses se les negó el derecho de voto, ahora nos presentamos al resto del mundo como orgullosos, sonrientes, carilargas, amantes sin remordimientos de la guerra, con armamento poderoso que aplasta- y sin contrincante posible.
En caso de que no se haya dado cuenta, somos ahora tan temidos y odiados alrededor del mundo como lo fueron una vez los nazis.
Y con buenas razones.
En caso de que no se haya dado cuenta, nuestros líderes no elegidos han deshumanizado a millones y millones de seres humanos simplemente por su religión y su raza. Los herimos, los matamos y torturamos y los encarcelamos todo lo que queramos¡
Como comer pastel.
En caso de que no se haya dado cuenta, también deshumanizamos a nuestros propios soldados, no por su religión o raza, sino por su clase social baja.
¡Envíenlos a cualquier lado¡. ¡Que hagan cualquier cosa¡.
Como comer pastel.
El factor O Reilly.
Así que soy un hombre sin país, excepto por los bibliotecarios y un periódico de Chicago que se titula In These Times.
Antes de atacar Irak, el majestuoso New York Times garantizaba que había armas de destrucción masiva ahí.
Albert Einstein y Mark Twain desistieron ante la especie humana al final de sus vidas, aunque Twain no habia visto la Primera Guerra Mundial. La Guerra es ahora una forma de entretenimiento en televisión. Tan particularmente entretenidas fueron dos invenciones estadounidenses: el alambre de púas y la ametralladora.
El proyectil llamado en inglés shrapnel fue inventada por un inglés del mismo nombre. Usted, ¿No quisiera que nombraran algo con su nombre?
Como mis antecesores, superiores, Einstein y Twain, yo ahora me rindo ante la gente, también. Soy un veterano de la Segunda Guerra Mundial y tengo que decir que no es la primera vez que me rindo ante una maquinaria de guerra sin piedad.
¿Mis últimas palabras?: «La vida no es manera de tratar a un animal, ni siquiera a un ratón»
El Napalm vino de Harvard. Veritas
¿Que nuestro presidente es un cristiano? También lo era Adolf Hitler.¿que se le puede decir a nuestra gente joven, ahora que las personalidades psicopáticas, es decir, personas sin conciencias, sin sentimientos de vergüenza o de piedad, han tomado todo el dinero de las tesorerías de nuestro gobierno y corporaciones, y lo han hecho suyo?
© 2005 Kurt Vonnegut Extracto de A Man Without a Country: : A Memoir of Life in George W Bush’s America.
Traducción de Ignacio Dobles