Recomiendo:
0

Daremos el siguiente paso

Fuentes: Fragua

Los proyectos organizativos son como un organismo vivo: tienen ciclos de crecimiento, ciclos de transformación, crisis de decrecimiento e incluso crisis de madurez y enfermedades terminales. Las condiciones de vida cambian y para poder responder a estas transformaciones, nuestra organización debe avanzar un paso más y adecuarse, pero ¿qué es lo que implica para nosotros […]

Los proyectos organizativos son como un organismo vivo: tienen ciclos de crecimiento, ciclos de transformación, crisis de decrecimiento e incluso crisis de madurez y enfermedades terminales. Las condiciones de vida cambian y para poder responder a estas transformaciones, nuestra organización debe avanzar un paso más y adecuarse, pero ¿qué es lo que implica para nosotros como militantes? 

Estamos ante un escenario de creciente descomposición social, en el que nuestro pueblo pide a gritos alguien que le diga qué hacer, cómo salir de esta situación que se ha vuelto insostenible para muchos. Los socialistas tenemos un deber con este pueblo sediento de justicia, la situación exige de nosotros ser más creativos, más audaces, mejores organizadores y formadores.

Los compañeros que en determinado momento están con nosotros, incluso los que parecen estar más convencidos, pueden no ser los mismos compañeros que estén con nosotros en las siguientes etapas. Los compañeros más jóvenes pueden pensar, con el paso de los años, que la labor organizativa no era para ellos, haciendo de su paso por la organización una etapa juvenil. Algunos más pueden no estar completamente convencidos del proyecto político y decidirán permanecer con nosotros solamente en una coyuntura. También habrá otros que cambien de opinión y pasen a ser simples espectadores de la vida, al menos en este aspecto.

Las distintas etapas de una organización reflejan su nivel de consolidación en lo ideológico y en lo práctico. Si las tareas organizativas parecen ser demasiado grandes respecto a nuestros esfuerzos no quiere decir que seamos incapaces o ineficaces, significa que las nuevas tareas implican de nosotros un esfuerzo nuevo, el de integrar a nuevos compañeros al trabajo. Los mecanismos para lograr esto son muchos, dependerá del lugar en el que estemos haciendo nuestras actividades, de las personas que conozcamos y de cómo interactuamos con ellas en la cotidianidad.

No debemos temer al trabajo duro, aunque haya ocasiones en las que parezca que trabajamos en vano. Siempre que ganemos experiencia y seamos capaces de extraer enseñanzas útiles de la misma, estaremos empezando a dar el siguiente paso en nuestra vida como organización.

De igual manera, debemos de ser objetivos en el examen de nuestra propia organización. Cuando hay compañeros que se alejan de nosotros como proyecto, es natural preguntarse si estamos haciendo bien las cosas, pero también es necesario examinar las acciones concretas de tales compañeros y valorar las verdaderas razones de su salida.

Como organización no nos planteamos como tarea «insertarnos» en el pueblo, porque nacimos en él. Somos parte de este pueblo explotado y oprimido. Aspiramos a tener con nosotros a los elementos más avanzados de nuestro pueblo, pero sabemos que eso lo lograremos únicamente en la medida en que seamos capaces de brindar formación política y organizativa a grandes grupos de personas, en la medida en que seamos capaces de lograr que nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo o de la escuela, asuman con nosotros las tareas de organización y lucha por el socialismo.

No estamos solos, al contrario, estamos rodeados de personas hartas de vivir como se vive en el capitalismo: con hambre, opresión, represión, incertidumbre, siempre esperando la siguiente chingadera. No estamos solos, siempre tenemos a alguien cerca que puede escucharnos, que puede discutir, que puede luchar con nosotros. No estamos solos.

Marx y Engels escribieron en el Manifiesto del Partido Comunista que el proletariado no tiene nada que perder, salvo sus cadenas. Esta enseñanza también es importante para todos aquellos que hemos decidido darle nuestro tiempo a esta lucha: tampoco podemos perder nada, sino las cadenas que nos atan a este sistema. Sin embargo, debemos reconocernos como parte de esa clase, como parte de nuestra organización, como elemento indispensable para el cambio, de lo contrario, siempre estaremos abrumados por el peso de nuestras tareas y no podremos dar el siguiente paso hacia la organización de nuestro pueblo, hacia la superación del capitalismo y hacia el socialismo.

El objetivo que nos planteamos como organización para este año es consolidar nuestras estructuras organizativas, nuestros equipos de trabajo. El paso que nos planteamos es difícil, pues implica una decisión de vida, acompasar nuestra propia existencia con el crecimiento de nuestra organización, dedicarle más tiempo a las labores organizativas y a la construcción, dejar de hacer lo posible para emprender lo necesario.

Sin embargo, no tenemos miedo a crecer, ni a comprometernos con la lucha de nuestro pueblo. Daremos el siguiente paso con dignidad y codo a codo con el pueblo hasta vencer al capitalismo, al hambre, a la opresión y a la guerra.

El camino hacia el socialismo está plagado de dificultades, pero con cada paso dado nos acercamos cada vez más a nuestro objetivo. Si nos preguntaran si estamos dispuestos a seguir por esta senda de dura lucha, estamos convencidos de que todos nuestros compañeros responderán con un «sí» unánime y rotundo, pues somos hijos dignos de este pueblo heroico y junto con él daremos el siguiente paso, por el socialismo y la vida digna.

Nota:

Este artículo fue publicado como parte de la sección EDITORIAL del No. 28 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Agosto-Septiembre 2017.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.