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De la crisis de la deuda al Banco del Sur

Fuentes: CADTM

Dos tendencias opuestas están actuando en América Latina y en el Caribe. Por una parte, el gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) y los países de la Unión Europea (UE) consiguen sellar, con los países de la región, acuerdos bilaterales de libre comercio que son favorables para sus empresas. Las privatizaciones masivas de los años […]

Dos tendencias opuestas están actuando en América Latina y en el Caribe. Por una parte, el gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) y los países de la Unión Europea (UE) consiguen sellar, con los países de la región, acuerdos bilaterales de libre comercio que son favorables para sus empresas. Las privatizaciones masivas de los años 1980 y 1990 han sido aprovechadas por éstas para tomar el control de un gran número de sectores económicos vitales para el desarrollo. Los flujos de capitales van de la región hasta los países más industrializados mediante el pago de la deuda, la repatriación de las ganancias de las transnacionales del norte y la fuga de capitales organizados por los capitalistas latinoamericanos; la deuda interna conoce un fuerte aumento, las condiciones de vida se estancan y los más explotados se empobrecen un poco más, aún cuando ciertos programas de asistencia pública limiten los estragos.

Por otra parte, las numerosas movilizaciones populares de estos últimos años se traducen por la elección de gobiernos entre los cuales algunos buscan revertir el curso histórico de los últimos treinta años y afrontar la primera tendencia descrita anteriormente al reinstaurar un control público sobre los recursos naturales del país, sobre otros sectores clave de la economía y al poner en jaque ciertos proyectos estratégicos de los EE.UU. (fracaso del ALCA en noviembre 2005 y dificultad de aplicación del Plan Colombia a causa de la oposición de Venezuela, Ecuador  2 y Bolivia). Algunos gobiernos emprenden reformas sociales llevando una política redistributiva. Venezuela desde 1999, Bolivia desde 2006, y pronto Ecuador, se han propuesto modificar su constitución en un sentido democrático. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) reúne Venezuela, Bolivia, Cuba, Haití, Nicaragua y Ecuador como observador. La creación de un Banco del Sur proyectada para finales del 2007 es una pieza importante de esta contra-tendencia.

Balance de la intervención del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en América Latina

La intervención del BM y del FMI en América Latina está marcada por las prioridades de la política exterior del gobierno de Washington. Todas las dictaduras militares de América Latina y del Caribe desde los años 1950 hasta los años 1980 han recibido el apoyo del FMI y del BM porque son aliados de Washington y que subordinan su política económica a los intereses de las transnacionales de Norteamérica. Cada gobierno que pone en práctica una política de justicia social y busca reforzar la soberanía del país encuentra en su camino las instituciones de Bretton Woods. Las clases dominantes locales (oligarquía terrateniente y burguesía) aplauden porque encuentran en estas instituciones un apoyo en su oposición a las reformas sociales. Es de notar que el Chile de Pinochet y la Argentina de Videla constituyen verdaderos campos de prueba de las políticas neoliberales que, luego, bajo formas adaptadas han sido aplicadas en los países más industrializados, empezando por la Gran Bretaña de Margaret Thatcher a partir de 1979 y los EE.UU de Reagan en 1981.

En 1982, cuando estalla la crisis de la deuda que afecta de lleno el conjunto de América Latina y del Caribe, el BM y el FMI que habían incitado a los países de la región a endeudarse alegremente (se multiplica por 11 la deuda pública exterior de la región entre 1970 y 1982, pasando de 16 a 178 millardos de dólares  3 ) utilizan el arma del sobreendeudamiento para imponer las políticas que serán codificadas más tarde en el consenso de Washington : privatizaciones masivas, mayor apertura económica, abandono del control de los cambios monetarios y de los movimientos de capitales, reducción de los gastos sociales, aumento de las tasas locales de interés, precarización del trabajo. Los capitales que, a lo largo de la década 1970, habían afluido hacia la región bajo la forma de préstamos se enrumban, a partir de 1982, hacia los países industrializados bajo la forma del pago de la deuda y de la fuga de capitales. La amplitud y la rapidez de la transferencia se han incrementado a partir de 1998.

Para Washington, el arma de la deuda ha permitido prescindir de las dictaduras para imponer su política. Los gobiernos democráticos que reemplazan las juntas militares a partir de la segunda mitad de la década 1980 aplican dócilmente las consignas. La imposición de las políticas neoliberales desemboca en explosiones sociales pero éstas son duramente reprimidas por gobiernos » democráticos «. De la rebelión popular de abril 1984 en Santo Domingo contra el plan del FMI impuesto por el gobierno del PRD social-demócrata al argentinazo de diciembre 2001 contra el gobierno de centro-izquierda de Fernando de la Rúa, pasando por el caracazo del 27 de febrero 1989 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez (vicepresidente de la internacional socialista), son numerosos los disturbios. El rechazo del Consenso de Washington aplicado por el FMI y el BM se generaliza a escala latinoamericana y acaba por desembocar en una nueva curva a la izquierda a partir de la elección de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998. Tras la inmensa sublevación del pueblo argentino en diciembre 2001 que ha provocado la caída del presidente De la Rúa, las autoridades argentinas, bajo la presión de la calle, deciden desafiar abiertamente el FMI y el BM al suspender hasta marzo 2005 el pago de la deuda pública exterior tanto a los acreedores privados como al Club de París. Los gobiernos peronistas de Rodríguez Saa, Duhalde y Kirchner que se suceden desde finales del año 2001 evitan la ruptura directa con las instituciones de Bretton Woods (cuyos préstamos fueron reembolsados) pero contribuyen a su debilitamiento al demostrar que es posible suspender de manera prolongada el pago de la deuda mientras se reanuda el crecimiento económico y se impone a los acreedores un acuerdo a través del cual éstos aceptan una reducción de la mitad de las sumas reclamadas.

¿ Cuál es la situación actual de la deuda externa en el mundo y en América latina ?

Vivimos una situación ambigua. La impresión dominante es que ya pasó la crisis de la deuda. Para ello se aduce que los gobiernos de los grandes países del Sur pagan de manera anticipada su deuda al FMI. Esto lo han hecho Brasil, Argentina, México, Tailandia, Indonesia. Pero la situación es contradictoria, porque en realidad se están reuniendo condiciones para una nueva crisis. Por una parte, la deuda externa del Tercer Mundo aumentó en el año 2006 en más de 250 mil millones de dólares. Mientras los países del Sur pagan de manera anticipada su deuda al FMI, emiten bonos públicos o contratan nuevas deudas con bancos privados. Los países del Sur tienen ahora una deuda externa privada y pública de alrededor de 3 billones (millones de millones) de dólares estadounidenses (USD). La parte pública de esa deuda externa alcanza la mitad de esa suma, es decir, 1,5 billones de USD.

Como segundo factor hay que destacar que, en los últimos diez años, aumenta tremendamente la deuda pública interna. Ahora, en un país como México por ejemplo, los bancos de EE.UU, que compraron los bancos mexicanos al ser privatizados, controlan totalmente la banca nacional. En Argentina o en Colombia, los bancos españoles controlan los bancos nacionales. ¿Qué quiero decir con esto ? Que los acreedores de la deuda pública interna son casi los mismos que los acreedores de la deuda pública externa.

Hay que añadir otros dos fenómenos. La tasa de interés internacional está aumentando desde el 2004. Los países más industrializados y China trabajan también para bajar los precios de sus importaciones de materias primas. Si se logran bajar los precios mundiales de las materias primas, los países del Sur van a sufrir económica y financieramente. Por un lado, esto significa menos ingresos por exportaciones en los países del Sur y, por otro, más pagos a sus acreedores debido a las altas tasas de interés. En estas condiciones es probable que dentro de 2 ó 3 años se repita la crisis de la deuda en los países con economías más dependientes de las exportaciones.

¿Tienen una deuda externa los EE.UU ?

Los EE.UU son el país más endeudado a nivel interno y externo. Tiene una deuda externa equivalente al total de la deuda externa del conjunto de todos los países llamados «en desarrollo», donde vive el 85% de la población. Lo que es tremendo, escandaloso, es que los mismos países del Sur otorgan préstamos a los EE.UU. Para financiar su deuda, los EE.UU venden bonos del Tesoro. Un billón de dólares en bonos del Tesoro son comprados por países «en desarrollo». Digo que es escandaloso y absurdo desde el punto de vista del interés de las mayorías. Con esta operación de compra de bonos tienen una remuneración del tipo 4-5 %. Simultáneamente estos mismos países emiten títulos de su deuda externa y pagan una tasa de interés tipo 8-9-10%. Es una pérdida absoluta. De ahí mi planteamiento de que precisamos un Banco del Sur.

¿Cuáles serían las funciones del Banco del Sur ?

Se necesita un frente de países del Sur que coloquen sus reservas no en bonos de los EE.UU sino en un Banco del Sur. También pudiera crearse una moneda común, una moneda de América Latina y el Caribe dentro del marco del ALBA. El Banco del sur podría financiar proyectos comunes en América Latina y el Caribe : la Universidad común ; TELESUR, una industria farmacéutica del Sur para producir medicamentos genéricos de grande calidad a bajo precio ; una política agraria común para favorecer la soberanía alimentaría y la reforma agraria. En resumen, un Banco del Sur apoyaría con financiamiento a los poderes públicos nacionales y locales, a las comunidades indígenas, a empresas públicas, a cooperativas. No un banco para financiar al gran capital nacional o internacional.

Pasos concretos hacia la creación del Banco del sur

Seis países de Suramérica quieren crear juntos un Banco del Sur y tomar sus distancias con respecto al FMI, al BM y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), dominados por los países del norte. Venezuela ha tomado la delantera al anunciar el 30 de abril 2007 que dejaba el FMI y el BM. Ecuador ha despedido al residente permanente del BM el 28 de abril 2007. Bolivia ha indicado que ya no reconocía la autoridad del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), que hace parte del BM. Más allá, hay también una voluntad de integración regional en torno a un proyecto nuevo, anclado a la izquierda. En febrero 2007, Argentina y Venezuela han anunciado la creación de este banco. Pronto se han juntado Bolivia, Ecuador y Paraguay. Brasil que ha dudado durante tres meses acabó por firmar la declaración de Quito del 3 de mayo 2007 durante la cumbre de los ministros de finanzas de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y de Venezuela  4 . Una cumbre presidencial reuniendo a Hugo Chávez, Óscar Nicanor Duarte, Rafael Correa, Evo Morales, Nestor Kirchner y Luis Inacio Lula Da Silva debe tener lugar en los próximos meses y lanzar el Banco del Sur.

Durante la reunión de Quito, la delegación de Ecuador ha adelantado una concepción revolucionaria del Banco del Sur (y del Fondo). Se trata de crear una institución que funcione sobre una base profundamente democrática, al contrario del BM, del FMI y del BID. El Banco del Sur será un instrumento encargado, en particular, de poner en aplicación los tratados internacionales relativos a los derechos humanos, sociales y culturales, mientras que el BM dice que no está ligado a estos tratados. El Banco del Sur deberá financiar proyectos públicos mientras que las instituciones existentes privilegian el sector privado. Por otra parte, el Banco del Sur deberá basarse en el principio de » un país, un voto «. Actualmente, en el BM, en el FMI y en el BID, el derecho de voto de los países depende de su aporte inicial, lo cual no es democrático. Además, los dirigentes y empleados del Banco del Sur serán responsables ante la justicia, contrariamente a los del BM, protegidos por una impunidad total que sólo es levantada cuando el BM lo desea. Y pagarán impuestos, lo que no es el caso en el BM. Los archivos estarán en el dominio público, mientras que la regla contraria impera en el FMI y el BM. Por fin, el nuevo banco no se endeudará en los mercados de capitales. Su capital será proveído por los países miembros que lo financiarán con un aporte inicial en capital, con préstamos, pero también con tasas del tipo Tobin.

Aún es temprano para conocer el destino que se le será reservado a esta propuesta. De no ser aceptada, habría un alto riesgo de que la nueva construcción no constituyera una verdadera alternativa para Suramérica. En efecto, para los gobiernos de Brasil y Argentina, es atractiva la idea de un banco que vendría a reforzar sus grandes empresas privadas o mixtas en la región (Petrobras en Brasil o Techint en Argentina), en el marco de un bloque económico y político construido sobre el modelo de la Unión Europea y dominado por la lógica capitalista. La historia de los dos últimos siglos está llena de bancos públicos que han servido esencialmente para reforzar la acumulación capitalista sin ningún beneficio real para el pueblo. Hay que evitar que se repita la historia. El Banco del Sur tiene que ser un instrumento para el proyecto de desarrollo del Socialismo del Siglo XXI.

notes articles:

1 Publicado en 2007 por el Anuario Bolivariano de Información de Venezuela (ABIVEN) realizado en colaboración con la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV).

2 El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha anunciado que no renovaría la concesión de la base militar de Manta al gobierno de los EE.UU cuando ésta llegue a su término en 2009.

3 Banco Mundial, Global Development Finance, Washington D.C., 2006.

4 En junio 2007, se sumaron al proyecto Uruguay, Guyana y Surinam.