La calidad de nuestra materia prima el pensamiento, las ideas como pasivo activo, en cuanto a la transformación de cosas en objetos de arte, más la extensión nacional de tiendas en vital Red de Arte, para las actividades expositivas en intercambio de objetos utilitarios, decorativos, artesanía-arte con diseños originales autóctonos legítimos orientados al consumo masivo […]
La calidad de nuestra materia prima el pensamiento, las ideas como pasivo activo, en cuanto a la transformación de cosas en objetos de arte, más la extensión nacional de tiendas en vital Red de Arte, para las actividades expositivas en intercambio de objetos utilitarios, decorativos, artesanía-arte con diseños originales autóctonos legítimos orientados al consumo masivo de objetos domésticos artesanales industriales, promoviendo el ensanchamiento del mercado, favoreciendo la política de inclusión cultural socialista, proyectando la evolución del sistema económico de mercado local socialista.
La aparición de «creadores,» con nuevos objetos artesanales, la polémica «modernización» de seriación de la artesanía orientada sin detrimento de su carácter tradicional-espiritual con una mayor inclusión, programada, planificada para la eficiencia productiva y de calidad, consiste en la capacitación a través de talleres didácticos dirigidos al perfeccionamiento tecnológico para facilitar instrumentos intelectuales, conocimientos, para mejorar, perfeccionar su diseño en la visión de acabados, sin menoscabar las técnicas y usos tradicionales, permitiéndoles así una visión comprensiva de su propuesta dentro del panorama nacional a nivel de usos, tendencias y demandas e intercambio colectivo.
La cacareada tesis neo-liberal de denominar la existencia de una industria de la cultura, como una cultura de masas de borregos sin contenido, desconceptualizada, manipulada, interesada, sin humanismo real y sin refinamientos, donde el carácter popular esta confundido con la chabacanería, es rotundamente falsa. Aduciendo para ello, que es una industria cultural que se opone a la verdad, –¿cuál verdad?– será la verdad del capital? En la que subyacen efectos apaciguadores, reingeniería del consumo en sí mismo, y para sí.
El neo-liberalismo mitifica la creación a través de individualidad en beneficio del mercado de capitales y la cotización de la «obra de arte» en filiales corporaciones de empresas-galerías-museos prestadas para ello sin función social alguna efectivamente concreta en el tiempo, solo son ferias, el arte es cosa sin concepto.
Es falsa, partiendo de una permanencia de libertad esencialmente creativa con fines previstos, donde la ética señala imperiosamente el camino a ejercer por la libre voluntad creadora, colectiva o individual, la moral personal para la ética del colectivo. No el antojo de humor caprichista personal que en ocasiones no sabe fundamentar su obra y lo atañe a mediaciones inspirativas consagradas directamente a él por una divinidad a la que nadie más puede tener acceso. Que mito.
La industria de la cultura socialista, no parte de estos mitos y leyendas de criterios sectarios y excluyentemente egoístas; debe responder desde premisas verdaderas, universalmente validas, a ser considerada; como una filosofía transformadora que no solo interpreta la realidad, sino, un conjunto procesal en devenir de ideas y acciones en tratamientos con contenidos éticos, estéticos donde la acción colectiva e individual incorporada aporte soluciones útiles a la multiplicidad de interrogantes de los distintos pasajes de la vida, el Ser del hombre como existencia, su mortalidad, el mundo en general sus cosas y criaturas como fenómenos, Dios. Con propuestas u objetos producidos individualmente y/o en masa pero éticamente funcionales útiles ahora, trascendentes después en el uso y disfrute espiritual de las generaciones venideras en toda la sociedad mundial.
En los actuales momentos del proceso en transito hacia la Venezuela del Socialismo XXI, la difusión del diseño de la industria cultural para que sea entendimiento y, por ende, revolución de la conciencia, debe ser comunicada plenamente bajo el criterio del humanismo ético como libertad con fines creadores para el bienestar común, a través de los medios masivos de comunicación con la importancia y urgencia de una cuestión de seguridad nacional y planetaria. Talleres didácticos de transferencia tecnológica.
El transito desde las contradicciones, ambigüedades pugnas, y politiquería, entre apariencias y contenidos, entre pasiva receptividad y activa inventiva, entre la pequeña cooperativa y el peculiar artista-artesano, entre el pequeño capital y el gran capital internacional, entre tradición y modernidad, entre lo local particular y lo universal globalizado, lo socialista y no socialista, no debe distraernos más bien le confiere a Venezuela en sus actuales momentos, la oportunidad de hacer un novedoso enfoque desde sus muchas ventajas; por su gente, sus potencialidades, por estar en pleno debate ideológico el tema del desarrollo endógeno y producción sustentable para el diseño de productos socialistas, es por ello una prioridad para el mercado libre socialista nacional.
El diseño como disciplina subversiva, surgida en los albores de la Revolución Industrial es afín a esta propuesta. Su relación con el habitad, las etnias, la ecología, la arquitectura natural y la construida, la ciudadanía que la habita, que aspira hacerla funcionalmente apta, a través de las artes de la imagen en el espacio y tiempo funcionales-utilitarias, la artesanía entre ellas e incluso la ingeniería entre otras disciplinas, que han permitido concebirle en la actualidad a una disciplina transitoria como el diseño que se define de acuerdo a las necesidades de su tiempo desde diversos enfoques y estética pertinentes. Su vinculación con la industria, la tecnología y la reproducción a escala comunitaria-masiva es imprescindiblemente urgente en la Venezuela actual. Si se quiere hacer y percibir mayor revolución del entendimiento, de la conciencia, para que la cultura sea el pueblo.
Las vanguardias artísticas que fueron agrupadas bajo el calificativo de Arte Moderno no eran otra cosa que arte inconforme en proceso, desempeñaron un papel importante y decisivo para la conformación de una nueva sensibilidad estética, cuyos resultados podemos apreciar en las soluciones de habitad contemporáneo. Pero no en lo ético desgraciadamente para la mayoría de la humanidad.
Con ello se reconocieron las posibilidades de percepción, y entendimiento para una síntesis de unidad a través de las analogías y principios del bienestar común en espacios y plazas publicas, de la «polis» ciudad, pero dejaron afuera el individuo humano, lo enajenaron en su habitad, es decir, no les importo el digno carácter humano de los espacios-viviendas de los pobres y menos aún de los miserables de la calle, allí donde tradicionalmente sólo se percibían las antinomias insuperables para su momento, —como hoy en día en Venezuela se perciben; zonas inseguras marginales, donde primero es sobrevivir y, solo impera la cultura del más violento, con escenografías donde la realización artesanal es la múltiple variedad del chuzo penitenciario, con una puesta en escena dramáticamente inobjetable, que en infinidad de actos da cuenta de vidas, es una realidad que no es precisamente de contenidos referido a la moral y luces.
Esto hay que cambiarlo, con voluntad para tal fin, para eso se piensa desde socialismo, socialismo desde la cultura para la ética, con centros artesanales, industrias culturales penitenciarias; para el rescate y reinserción del individuo penitente en la sociedad. No podemos ser indiferentes a algo inherente a la condición humana, reza un principio humano. Quizás socialista?
La Industria de producción colectiva en el arte-artesanía con función, habilidad estética para la vida cotidiana, con contenido ético para su ejercicio no como letra muerta.
A través de propuestas accionadas desde valores estéticos no esta reñida con los principios esenciales de cualquier modo de categoría de socialismo.
Con este movimiento el impulso y la consideración del diseño socialista de producción de riquezas humanistas será como un producto estético cultural, lindante con lo artístico, convirtiéndose en objeto funcional, útil, museable y, de amplia y masiva contemplación estética más allá de su valor cultural o histórico. Eso es cultura humana.
La definición del diseño y sus vinculaciones a las artes- artesanías y, la tecnología entre otros, desde esta perspectiva no se vislumbra como un problema. Es una herramienta para soluciones efectivas.
Recientemente, la necesidad de relaciones entre las artes-artesanía y los diseños, no sólo se enmarca dentro de los trabajos de los museos o de las producciones de ciertos artistas-artesanos o colectivos, sino que también se lleva a cabo con proyectos interdisciplinarios desarrollados dentro de contextos suburbanos y urbanos de la ciudad de Caracas, así, el Proyecto de diseño colectivo Plazas Culturales implementado y desarrollados durante el año 2001, 2002 por FUNDARTE en comunidades carentes de espacios funcionales para las múltiples gestiones cívicas, logro exitosamente situarse como producto diseñado de la confluencia de varios campos; ejemplar como prototipo para el diseño del Proyecto Barrio Adentro, recabando una memoria histórica descriptiva, diagnosticando y planificando estratégicamente situaciones ante la necesidad práctica de obtener efectivo y mejores resultados en sus diversas áreas, como salud, vivienda, ecología, bienes y servicios culturales, educación, seguridad social, número y procedencia de sus habitantes entre otros subjetivos… convirtiéndose así, en proyecto matriz de índole interdisciplinaria que logra desarrollar y captar a nivel de procesos sociales concretos, una real integración práctica y conceptual. Como una propuesta discursiva entre el diseño de autogestión, el conocimiento arte-artesanía y tecnología, logrando, a través de sus propuestas, vincular los lenguajes estéticos contemporáneos, considerando al diseño una derivación del mismo y, a la par, de las manifestaciones culturales de hoy.
En general, se logró describir en el contexto de origen, el diseño como disciplina ligada al elemento cultural y a algunos aspectos importantes que en su momento le impulsaron con una particular mirada hacia las aristas sociales, comunitarias, colectivas, y que sin duda pueden llegar a los museos como exponentes de estas acciones culturales desde los discursos éticos, estéticos y artísticos. Y es a través de la descripción de movimientos sociales legítimos y del contexto en general, como se logró situar y dar repuesta viable y efectiva, para un panorama estructurado para la comprensión de las posibles relaciones etnohistoricas. La diversidad cultural del pueblo.
Adorno y Horkheimer, teóricos del fenómeno social aciertan al afirmar la importancia de la comunicación masiva, ya que su influencia e impacto en el acontecer de la vida política y social es un factor hasta ahora no superado por medio alguno, además de su influencia en el cambio producido en la naturaleza y el papel de la ideología en las sociedades.
Los medios telemáticos-interactivos de comunicación se han transformado en vías fundamentales obligadas para el transito de información y comunicación de múltiples, diversos e insospechados contenidos y, cualquier intento por repensar y comprender la naturaleza desde su ética-estética y el papel de la ideología en las sociedades modernas debe tomar plenamente en cuenta este aspecto.
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Bibliografía.
Adorno, Crítica cultural y social, Editorial Sarpe, Madrid, 1983
Documental, Los Wayuu, su Cultura, Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Venezuela 2004
Matterlard, Armand, La cultura como empresa
Redes Socioculturales, Hacia un Modelo de Gestión Cultural Participativa, CONAC. Venezuela, agosto 2002.
Sartori, Giovanni, Homo videns, La sociedad teledirigida, Taurus, México 1998
Thompson, John B, Ideología y Cultura Moderna: Teoría crítica social en la era de la comunicación de masas, Universidad Autónoma de México UAM, México, 1991