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De las finalidades y reflexiones de la UE realmente existente

Fuentes: Rebelión

«Socialismo realmente existente» era una muy perversa categoría política usada con insistencia -tuvo su éxito- para disolver, superar, marginar, estigmatizar y/o ridiculizar las críticas desde la izquierda al socialismo irreal imperante en la URSS y en otros países de Europa del Este (al que, por supuesto, no cabe negar en su totalidad conquistas, éxitos y […]

«Socialismo realmente existente» era una muy perversa categoría política usada con insistencia -tuvo su éxito- para disolver, superar, marginar, estigmatizar y/o ridiculizar las críticas desde la izquierda al socialismo irreal imperante en la URSS y en otros países de Europa del Este (al que, por supuesto, no cabe negar en su totalidad conquistas, éxitos y virtudes sociales y humanos y un papel positivo en la política internacional). Intentos como los de la Primavera de Praga, por ejemplo, eran sueños quiméricos (y burgueses) que hacían el juego al imperialismo y al capitalismo sin rostro humano. Los críticos, hablando en términos generales, éramos idiotas, desinformados, irrealistas, estúpidos, agentes de la reacción en algún caso o quiméricos soñadores de Nada (la disyunción en sentido no excluyente; en el golpetazo que se nos daba cabía todo a la vez).

Lo de la UE realmente existente no es eso. Es, si se quiere, la inversión de la noción anterior: se trata de mostrar y señalar las finalidades reales de esta UE que se está, que están construyendo los grandes poderes europeos, más allá de palabras, enunciados y bellos, manidos y gastados discursos sobre la prosperidad, la democracia y la libertad europeas.

Por el momento un sólo ejemplo, altamente significativo, sea acaso suficiente.

Antes de ello, por si hubiera alguna duda, imposible a estas alturas de la vida y la historia, un apunte sobre el FMI, el nudo central trinitario, el mando entre mandos. Este es el sarcasmo que hace pocos días le soltó en un encuentro la señora del sueldazo y del deslumbramiento sarkoziano, Christine Lagarde, la actual directora en jefe del Gran Fondo Buitre (FMI), al ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis: «Le debe gustar este momento. La criminal en jefe viene a saludarle». Sin comentarios anexos, sus palabras se comentan solas. Por favor: no piensen ni por asomo que se trata de un ligerísimo toque de mala conciencia. ¡Años-luz de ello! No puede haber mala conciencia; no hay conciencia de hecho, ni se la conoce ni se espera en esa institución. Lo de la Madame Lagarde es cinismo en pie de guerra y sin complejos.

Veamos qué pasa ahora con las maravillosas «instituciones» europeas.

Estos días, señala alguien tan poco sospechoso de izquierdismo como Joaquín Estefanía [1], se ha citado en encuentros de expertos y enterados o enteradillos una conferencia que pronunció en Francfort el primer economista jefe del BCE, Omar Issing. Repito: primer economista jefe o en jefe del BCE, el Banco Central de la gran, afable y solidaria Europa, de la de Ucrania, Libia o la migración por ejemplo. En esa conferencia disertó don Omar sobre si era posible una unión monetaria a largo plazo sin una unión política. Las reflexiones del economista-general con mando en plaza:

«Los peligros son fáciles de identificar. El más evidente, la actual falta de flexibilidad del mercado de trabajo». Esa supuesta rigidez laboral, unida a los incentivos «mal orientados» que proporciona la Seguridad Social y el Estado de Bienestar (palabras recogidas por JE), «sería incompatible con la moneda única». ¿Por qué? Porque de este modo, con esta «enorme inflexibilidad laboral que existe en Europa», la política monetaria de la UE no podrá luchar contra el paro.

¿Está claro de qué inflexibilidad hablamos (¡el peligro más evidente!), de qué trabajo hablamos, de qué condiciones y derechos laborales? ¿Nos imaginamos lo que tienen en mente, podemos concebir el «mundo laboral» que piensan para el futuro inmediato de las clases trabajadoras europeas?

Conclusión de don Omar, tal cual sin añadir una coma: «los llamamientos a una Europa social van en una mala dirección». ¿Hacia dónde deberían ir entonces los llamamientos en una buena dirección?

¿Qué conclusiones caben extraer entonces de esta UE, de la realmente existente? Las gentes bondadosas que intenten eludir la pregunta.

Una pregunta a modo de conjetura: ¿y qué conclusión extraería Albert Einstein de la situación? Leamos lo que les dijo a los estudiantes del Caltech en 1931, el año de la proclamación de la II República de los pueblos hermanados de España: «La preocupación por el hombre mismo y su destino debe ser siempre el principal interés de todas las iniciativas técnicas; preocupación por los grandes problemas no resueltos de la organización del trabajo y la distribución de los bienes, con el fin de que las creaciones de nuestra mente sean una bendición y no una maldición para la humanidad. No olvidéis nunca eso en medio de vuestros diagramas y ecuaciones» . La misma perspectiva, la misma filosofía de fondo, que la de los actuales mandatarios y clases hegemónicas de la UE. Al pie de la letra. ¿A que sí?

 

Notas:

[1] Joaquín Estefanía, » La camisa de fuerza dorada». http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/30/actualidad/1435685812_590007.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.