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De lo post-electoral a la re-elección Presidencial indefinida

Fuentes: Rebelión

Entre dimes y diretes Desde sus inicios y tras siete años de gestión al frente de la Presidencia de la República, varias voces piden la re-elección de Rafael Correa, desde aquellos que asisten a los enlaces ciudadanos por convicción (ya que simpatizan o militan en el movimiento de Gobierno), o por obligación (pues en los […]

Entre dimes y diretes

Desde sus inicios y tras siete años de gestión al frente de la Presidencia de la República, varias voces piden la re-elección de Rafael Correa, desde aquellos que asisten a los enlaces ciudadanos por convicción (ya que simpatizan o militan en el movimiento de Gobierno), o por obligación (pues en los ministerios e instituciones públicas, cuando las autoridades hablan frente al Mandatario, siempre es necesario escuchar aplausos estruendosos y consignas de apoyo); hasta quienes, desde sus curules, platean reformar la Constitución para que calce a la medida de los intereses del actual gobernante.

¿Cuál es el escenario político previo a la re-elección Presidencial? Luego del descalabro electoral del 23 de febrero Correa manifestó abiertamente su descontento por el llamado sectarismo de su movimiento, debido a la ausencia de un acuerdo político con el partido AVANZA (aliado del Gobierno) para las elecciones seccionales de 2014. Las declaraciones de Correa abrieron una franca disputa entre una facción de la cúpula de Alianza PAÍS, integrada por: Galo Mora, Secretario General de Alianza PAÍS, Betty Tola, Ministra Coordinadora de la Política, y Fernando Cordero, Presidente del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS); con Ramiro González, máximo dirigente del movimiento AVANZA y Ministro de Industrias.

La disputa, lejos de ser ideológica, manifiesta expresamente dos momentos: el primero, se caracteriza por discrepancias debido al reparto de puestos en los espacios de poder, por ejemplo, los ministerios y secretarias de Estado; y el segundo, la pugna por ganar la confianza del Presidente Correa. ¿Acaso la crisis de Gabinete es una crisis de fidelidad al Mandatario? González lo entendió así, por ello ofreció a Correa el respaldo de sus 42 alcaldes y 2 prefectos. Sin embargo, el mensaje entre líneas es claro, AVANZA adquirió más espacios políticos de los esperados por el Gobierno, por esta razón es necesario no solo mantenerlo de aliado, sino también realizar concesiones que se puedan reflejar de distintas maneras: en la permanencia de Ramiro González en el Ministerio de Industrias; en la presencia de miembros de AVANZA en círculo cercano al Presidente, así como en otros ministerios; y en los venideros procesos electorales donde AVANZA puede jugar un papel preponderante.

¿Quién gana con esta disputa? Seguramente el Presidente Correa, quien mira a lo lejos como Galo Mora, Fernando Cordero, Betty Tola y Ramiro González se culpan entre ellos por los resultados electorales de febrero de 2014. Si bien es cierto, aunque esta no podría ser una estrategia del Presidente para que la responsabilidad por la derrota electoral del 23 febrero pase de sus manos a la de sus colaboradores y aliados; no deja de ser una cortina de humo para mantener intacta la imagen de víctima, que edificaron Alianza PAÍS y los colaboradores del Gobierno, entorno a su figura. En un primer momento, Correa fue víctima de la «izquierda infantil» con quien se alió en 2006, posteriormente de los «traidores» que irónicamente armaron la Constitución de 2008 y defienden, hasta la fecha, el Buen Vivir no co-habitable en el capitalismo. Ahora Correa es nuevamente víctima del «sectarismo de su propia organización», de la cual es, irónicamente, el líder máximo.

La re-elección ¿un round más?…

El borrador del proyecto sobre la re-elección indefinida del Presidente Correa, planteado por el asambleísta Fabián Solano, máximo dirigente del Partido Socialista, argumenta que el país siempre estuvo golpeado por los desgobiernos de la partidocracia y ahora ha logrado avances «gracias a la política implementada por la Revolución Ciudadana». Pero, ¿qué implica la re-elección de Correa? En siete años de gestión, con el constante cambio de ministros de una cartera a otra, el Presidente aseguró que sus subalternos no tengan un mayor perfil político en la opinión pública. Al ratificar su autoridad como máximo líder de Alianza PAÍS y como Presidente de la República, reconoce implícitamente la ausencia de nuevas figuras en el movimiento de Gobierno capaces de dar continuidad al proceso denominado «revolución ciudadana». Es decir, Alianza PAÍS, sin Rafael Correa, no sería el mismo movimiento político.

Precisamente, este último factor, quedó desvanecido luego de las elecciones de febrero de 2014, el mito de que Rafael Correa y Alianza PAÍS, con todo el aparto estatal y burocrático, son invencibles, fue defenestrado del imaginario colectivo el momento en que la ciudadanía no se sintonizó con su discurso en la campaña electoral. En ese sentido, el Primer Mandatario perdió por partida doble: en primer lugar, como vocero principal de su movimiento e intermediario entre la ciudadanía (los electores) y los candidatos del movimiento de Gobierno; y en segundo lugar, como cuasi-candidato en las elecciones de febrero de 2014, ya que candidatos como Augusto Barrera en Quito, fueron invisibilizados por la figura presidencial. Fue Correa, y no sus candidatos, quien disputó abiertamente con la oposición en febrero de 2014. Cabe mencionar que esta disputa no fue ideológica, sino electoral, entre la burguesía que ascendió y que se encuentra posicionada en siete años de «revolución ciudadana» con un discurso de izquierda, y los (posibles) nuevos rostros y matices de la burguesía tradicional.

Por ello, la re-elección presidencial, concebida inicialmente de manera indefinida, o por un periodo más, es un intento por re-implantar en el imaginario colectivo el mito del movimiento ganador, del Presidente que nunca ha perdido elecciones, y sobre todo, del mandatario que cuenta con un amplio nivel de aceptación a pesar del transcurso de los años en el poder. Sin embargo, a pesar de que el Gobierno cuente en la Asamblea con el apoyo de la tercera parte de sus miembros (entre ellos: Alianza PAÍS, AVANZA, Partido Socialista Frente Amplio) para que el pleno trate la propuesta de enmienda y, por consiguiente, la apruebe en segundo debate con el apoyo de las dos terceras partes de los miembros de la Asamblea [1]. La misma deja en claro que el proyecto de «revolución ciudadana» se circunscribe a una sola persona, Rafael Correa.

Por ello, de aprobarse la enmienda en la Constitución, el Ecuador pasaría de una caricatura de revolución a una caricatura de democracia . En este sentido, resultan acertadas las palabras del Presidente de Uruguay, José Mujica: «la reelección indefinida es monárquica».

Nota:

[1] CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR. Capítulo tercero. Reforme de la Constitución. Art. 441. Numeral 2. [citado 05 de marzo de 2014] Disponible en: http://www.asambleanacional.gov.ec/documentos/constitucion_de_bolsillo.pdf

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.