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¿De Wall Street o de Walt Disney?

Fuentes: Rebelión

El famoso mundo de la fantasía que nos dibuja el celebre creador de Rico McPato, personaje archimillonario por el «azar del destino», cuyo placer es zambullirse en la piscina de su fortuna, fortuna que dada su dimensión no hay tiempo imaginable que alcance para gastarla; está compitiendo con la fantasía del Wall Street y sus […]

El famoso mundo de la fantasía que nos dibuja el celebre creador de Rico McPato, personaje archimillonario por el «azar del destino», cuyo placer es zambullirse en la piscina de su fortuna, fortuna que dada su dimensión no hay tiempo imaginable que alcance para gastarla; está compitiendo con la fantasía del Wall Street y sus tíos ricos, fantasía global que casi nadie entiende, pero que desafortunadamente parece que a todos afecta.

Este casino fantástico requiere la módica suma de setecientos mil millones de dólares americanos para su funcionamiento, pues la casa nunca pierde. Este globo de especulaciones, ¿Qué es?, a lo que más se parece es a la industria del entretenimiento, pero no lo es; no es un complejo industrial, tampoco es una cadena productiva, no es un factor de desarrollo ni crecimiento, simplemente un lugar donde los valores ruedan por los bolsillos de un selecto grupo de tahúres, soportados y amplificados por informadores eléctricos que juegan con cifras cibernéticas.

Para el ciudadano común es muy difícil entender en su pequeño mundo de discreto alcance, que su gobierno recorte con gran facilidad el presupuesto de la salud, vejez, educación, cultura, o investigación científica, el por qué el gobierno argumenta la necesidad de hacer estos recortes en beneficio de la ciudadanía, y de pronto propone «capitalizar o nacionalizar» empresas quebradas, haciendo uso de setecientos mil millones de dólares de las arcas publicas para salvar un sistema financiero especulativo muy distante a la realidad; nadie sabe si esos setecientos mil millones de dólares serán recuperables, nadie sabe qué garantía existe para recuperar esta suma. Si un ciudadano debe al banco, normalmente esta institución se asegura de tener una garantía efectiva que cubra el monto adeudado, lo primero que cobra la entidad financiera son los intereses, el capital es amortizado muy al final del periodo crediticio, el sistema posee diversas acciones punitivas, desde el bloqueo a través del historial de crédito hasta la ejecución de embargo en caso de mora. ¿Será este modo aplicado al crédito de los setecientos mil millones de dólares requeridos?, ¿Existirá una garantía de estas dimensiones?, o será simplemente el fomento a un casino global de fantasía para la alegría digital de los tíos ricos.

Otro concepto confuso es la política internacional, se vende la idea de achicar el Estado, que éste es un mal administrador. Se sataniza a los gobiernos populistas de Latinoamérica por las nacionalizaciones de empresas rentables; empresas de gas, petróleo, agua y otros de gran demanda, sin embargo en casa se propone nacionalizar empresas fantásticas en quiebra. ¿Qué pasó con el buen administrador del Mercado?, ¿Por qué ahora el Estado es la solución de la mala administración empresarial de los mercaderes?

Los ciudadanos que caminan por las calles ajenas del país más poderoso del planeta, están fuera de orbita, cuando el sistema financiero censura su historial de crédito, fácilmente quiebran, se les cierran las puertas de los bancos, y su ejecución es inapelable, queda embargado en su desgracia. A diferencia de estas instituciones fantásticas, que después de haber jugado con cifras astronómicas, de pagar a sus jugadores y especialistas fortunas diarias, al primer resfrío el gobierno corre a socorrerlos, los medios dan la alarma, y corre el rumor urgente de darles el dinero de las arcas públicas para solucionar el problema, que además se afirma que nos afecta a «todos».

La lluvia de peligros está inundando el país, la lucha contra el terrorismo, la lucha contra la inmigración, katrina y los otros fenómenos del calentamiento global, las guerras preventivas en el Medio Oriente, las nuevas elecciones de pobre oferta, la rebeldía de los países latinoamericanos, el precio de la gasolina, la crisis del mercado de vivienda, el cierre de grandes fábricas, la devaluación de la moneda, el crecimiento diario de la desocupación, entre muchas otras cosas, y para colmo el Walt Street en la calle.

En las historietas de Walt Disney jamás se vio al millonario McPato pidiendo ayuda financiera a Donald o a Tribilín, mientras se despotrica contra los «chicos malos».Y el ingenuo de Donald quizás jamás se dé cuenta que se está definiendo su futuro y se está jugando con sus contribuciones en el mundo de ésta fantasía, que al desafortunado después de embargar su vivienda le embargaran los sueños también. Cosas de la fortuna en el fantástico casino global.