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La ciudad tiene que formar barricadas y hacer lo que tiene que hacer

Defender a Marcelo Pomar

Fuentes: Rebelión

Él todavía tiene cara de niño, a pesar de no serlo más. Y carga en el propio nombre la generosa idea de la gratuidad. Se llama Pomar. Marcelo Pomar. Y es justamente eso lo que parece ser, el abrigo fructuoso de un mundo colectivo, feliz y pródigo. No es en vano que su nombre es […]

Él todavía tiene cara de niño, a pesar de no serlo más. Y carga en el propio nombre la generosa idea de la gratuidad. Se llama Pomar. Marcelo Pomar. Y es justamente eso lo que parece ser, el abrigo fructuoso de un mundo colectivo, feliz y pródigo. No es en vano que su nombre es pronunciado con reverencia por un gran número de jóvenes que construyeron, con él, el movimiento por el Pase Libre en la ciudad de Florianópolis, al sur de Brasil.

En esos días de 2004, cuando en la capital catarina empezó el movimiento por el pase libre, Marcelo aún era un apasionado estudiante universitario de la carrera de Historia. Junto con otros tantos centenares de estudiantes de la Universidad Federal y del Estado de Santa Catarina y estudiantes de secundaria, salió a las calles a luchar por ese derecho. Fueron muchas las caminatas, los actos y discursos, y fue en este espacio libertario de las asambleas de democracia directa enfrente a la terminal que fue apareciendo como un líder. No fue a propósito, apenas sucedió. Tal vez por su seguridad, su voz firme, su compromiso, su dulzura.

Después, cuando en junio explotó la «revuelta del molinete», él estaba allí, en medio de la multitud, sumando al movimiento del pase libe con la indignación del pueblo de Florianópolis contra otro aumento de la tarifa del transporte desintegrado. Miles de almas salieron a las calles, cerraron el puente (que une Florianópolis insular con el continental) y se confrontaron con la policía local. En una semana de movilizaciones, repletas de violencia oficial, terminaron por vencer a la municipalidad. Fue un momento bonito de la política de la capital. Esa banda de estudiantes, de nuevo en la calle, llevando el cordón del cambio, con la gente como aliada.

Pero la primera victoria fue solo el comienzo de una lucha mayor. Por el pase libre, por la mejora de la movilidad urbana, contra los aumentos absurdos de las tarifas. Después, pasada la semana de revuelta y calmados los ánimos populares, solo los estudiantes siguieron movilizados. La lucha surtió efecto y lograron hacer pasar en el Concejo Deliberante la ley del pase libre. Parecía que todo apuntaba a una victoria más. Pero, a pesar de ya ser ley, nada fue implementado y la lucha de los estudiantes tuvo que seguir.

El año siguiente, 2005, una vez más el pueblo volvió a las calles, liderado por los estudiantes en otra revuelta de los molinetes. De nuevo la municipalidad aumentaba el precio de las tarifas y el pueblo decía «no». Otra vez también la policía protagonizó nuevas escenas de violencia contra estudiantes y población. El movimiento por el pase libre estuvo al frente de las luchas, decidido a hacer valer también la ley aprobada por el Concejo Deliberante.

En 2006, la vida de los florianopolitanos seguía el mismo diapasón: transporte malo, caro y nada del pase libre. Por eso, la movilización de estudiantes, sindicalistas y movimiento popular siguió firme y sistemática. En febrero, enfrente a la terminal, durante una manifestación, un grupo de aproximadamente 15 hombres avanzó sobre los estudiantes, rompiendo pasacalles, carteles y quebrando el parlante que auxiliaba en el diálogo con la población. El tumulto causado por el grupo de desconocidos atrajo a la policía, pero para sorpresa de todos, la fuerza del orden no vino a proteger a los estudiantes que estaban siendo agredidos y sí al grupo de los agresores. La revuelta fue grande. En ese momento Marcelo Pomar, que estaba en el grupo de los estudiantes, reaccionó, pidiendo calma, evitando que todo se deteriorara en más violencia.

Pues su grito de calma y de apaciguamiento se volvió contra él mismo. La policía abrió una investigación para averiguar quién había sido el mandante de la acción que culminó con la agresión de esos hombres contra los estudiantes. Sin embargo, esta investigación no fue llevada a cabo. Y Marcelo Pomar fue acusado de haber incitado al linchamiento de los hombres del grupo de agresores. ¡Qué cosa!, nada más irreal. Lo que Marcelo pidió fue paz. Aun así, será juzgado en el mes de mayo como si fuera un delincuente.

En la misma manifestación que resultó en esta acción sospechosísima del grupo agresor, al fotógrafo del periódico Diário Catarinense, Cláudio Silva da Silva, que fotografió todo, lo que sería una prueba da confusión armada por ese grupo contra los estudiantes, la policía le destruyó su equipamiento, fue arrestado por hacer su trabajo y para colmo terminó despedido del diario. Otro caso surrealista en que la víctima se convierte en villano, tal cual ocurrió con Marcelo.

Y ahora la ciudad de Florianópolis va a tener que mostrar su valor. Marcelo Pomar será juzgado, como si fuera un bandido, el 13 de mayo. Marcelo, el muchacho que salió a las calles a luchar por el pase libre, por transporte de calidad, el chico que dio su cara para ser golpeada, su cuerpo a la punta del fusil, su palabra a la paz. El mismo tipo que va a juicio como si fuera un criminal.

El Pomar, ese refugio de esperanzas, de santa rebeldía, de doce revuelta, de compromiso con el público, con los estudiantes, con la población. Estará en el tribunal, como reo, siendo juzgado. ¿Y el pueblo de Floripa? Que padece en los bondis apretados, que gasta la mitad de su sueldo en la tarifa, que se amarga en las terminales de desintegración, ¿qué hará?

Hay dos posibilidades: o hace de cuenta que no tiene nada que ver y se omite. O actúa con la misma garra con la que un día Marcelo Pomar actuó para mejorar el transporte de todos. La segunda opción es, sin duda, la que se espera. Porque existen momentos en la vida en que tenemos que tomar posición. No es bandido aquel que lucha. No es criminal aquel que se rebela contra lo que está mal hecho. No es delincuente aquel que se rebela con la injusticia. Marcelo Pomar hizo lo que tenía que hacer. Ahora es momento de la ciudad gaga lo correcto: formar uma barricada, defender a Pomar, como si allí estuvieran las dulces benfazejas de la vida digna, de la ciudad soñada. Porque al final de cuentas, están allí de hecho

Participe en la reunión de organización de la lucha el 17 de abril, a las 19hs, en el Auditorio de la Catedral.

Versão do português: Tali Feld Gleiser de América Latina Palavra Viva.

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