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Defender la democracia

Fuentes: ALAI AMLATINA

Los Gobiernos de Nueva Democracia basan y basaron los procesos de construcción del estado de derecho defendiendo la soberanía en sus relaciones internacionales; reestructurando correctamente sus deudas externas; fortaleciendo el acceso a la riqueza nacional y redistribuyéndola; restaurando la institucionalidad del Estado; garantizando la laicidad del ejercicio del poder (en la mayoría de los casos) […]

Los Gobiernos de Nueva Democracia basan y basaron los procesos de construcción del estado de derecho defendiendo la soberanía en sus relaciones internacionales; reestructurando correctamente sus deudas externas; fortaleciendo el acceso a la riqueza nacional y redistribuyéndola; restaurando la institucionalidad del Estado; garantizando la laicidad del ejercicio del poder (en la mayoría de los casos) y subordinando el poder militar al poder civil.
 
Un siglo de dictaduras y golpes de estado comenzaron a ser derrotados por las propias luchas populares y la construcción de espacios democráticos creando opciones imaginativas, nuevas, soberanistas, destinadas a disminuir la inmoral desigualdad que hay en nuestra parte del Continente. Hoy con disfraces o sin ellos la derecha está recuperando el poder vía alambicados ejercicios donde la mentira, la trampa, el acoso mediático y nuestros propios errores le han reabierto las puertas a la restauración conservadora, bien definida por Rafael Correa.
 
Brasil ha sucumbido al Golpe de Estado. Una incomprensible legislación permite y abre las puertas a que senadores acusados de corrupción juzguen y destituyan a una Presidenta elegida por el voto popular, que no ha cometido ningún delito. Vergüenza para Brasil. Vergüenza para ese Senado. Vergüenza para esa clase política subordinada a los banqueros y a su propia codicia sin límites.
 
El asesinato del Viceministro en Bolivia, la caída de Dilma Roussef, la evidente insubordinación de los militares en Ecuador, que bajo argucias semánticas pretenden desconocer el mando del Presidente de la República, la continua agresión contra Venezuela y ahora se incluye a Nicaragua.
 
El plan orquestado por los banqueros y gánsteres que nos gobiernan a nivel mundial está escrito. No es paranoia ni que veamos fantasmas del pasado o que resucitemos a la CIA. Están detrás de todo ello. Cuidado con el papel están cumpliendo algunos militares en Ecuador, en el gran concierto de la desestabilización de América Latina.
 
La derecha desesperada por volver a los privilegios y al poder. Los militares son ciudadanos a quienes se le ha encargado una tarea, al igual que a los maestros, los médicos, pero, repito pero, por estar armados con los fusiles que les confía el ciudadano, se deben a una disciplina rígida y no deliberante.
 
En muchos países, Ecuador entre ellos, se les abrió el derecho al voto, esa es su única expresión política y es opcional. Pretender que el Presidente no es …»la máxima autoridad de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional…» (Literal 16, Artículo 147 de la Constitución de la República) es una interpretación semántica antojadiza. Llevar al país a una tensión ciudadanía – Fuerza Armada es una gran irresponsabilidad y no deja de oler muy mal.
 
Rafael Correa es el jefe de las Fuerzas Armadas, o si no cuál es la función de la «Máxima Autoridad» que le confiere la Constitución. Atentar contra la democracia es y será condenado por la historia, pero sobre todo será respondido con el pueblo en las urnas y las calles. La impunidad ya no existe. El único poder válido es el ejercicio democrático en el estado de derecho. Cualquier otro es y será efímero. Estemos atentos y seamos firmes en elegir a nuestros candidatos. Las concesiones y los errores se pagan muy caros. Firmeza en los principios y claridad política al escoger a nuestros próximos representantes, ese es el desafío ahora.
 
Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/179910