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Defensa de Violeta Parra, la que se fue a los cielos

Fuentes: La Jiribilla

Tan seria que parece burlona. Tan cuerda que parece loca. Tan enamorada que parece fría. Caprichosa, audaz, fuerte ¿o quizás débil?, desecha en tiras de piel, dándose o protegiéndose. Así encarna la actriz Francisca Gavilán a ese mito cuyo nombre es América, o más exactamente, Violeta Parra. Actuación memorable. Historia que recorre los caminos más […]

Tan seria que parece burlona. Tan cuerda que parece loca. Tan enamorada que parece fría. Caprichosa, audaz, fuerte ¿o quizás débil?, desecha en tiras de piel, dándose o protegiéndose. Así encarna la actriz Francisca Gavilán a ese mito cuyo nombre es América, o más exactamente, Violeta Parra. Actuación memorable. Historia que recorre los caminos más íntimos de la mujer, enfrentada a su origen mitad indígena y todo pobreza, a los machos, a los explotadores. Pero historia desasida de contexto. Violeta es por momentos la creadora desentendida y egoísta, que lanza al fuego de su obra a quienes la rodean y a sí misma. Tita Parra, su nieta, dice (quizás con excesivo celo crítico) de la película Violeta se fue a los cielos: «Una Violeta que no se lava ni se peina ni se baña, caracterizada en la obviedad que es antítesis de la Violeta inasible que es y seguirá siendo. Lo obvio, melodramático, exagerado, perfectamente elaborado en una producción con calidad fotográfica, reitera y repite los recursos de la niña chorreando maqui, o la mujer que camina por el campo con las faldas largas en las soledades de comienzo a fin (…)

Faltó profundidad en la dualidad pasión y dulzura, rabia y alegría, profundidad y finura que es parte esencial de la Violeta tal como se puede apreciar en sus letras, en su obra visual, en su música. (…) El contexto social y político de la época es pasado por alto completamente, como si en aquellos años solo se tratase de un Chile lleno de tierra y de ahí uno se sube a un avión a Europa.» Pero la película conmueve. Nos llama, nos envuelve, y nos devuelve a un ser humano atormentado, voluntarioso, que no defrauda. Hay otras Violetas, seguramente. Hay un Chile para Violeta, y una América Nuestra apenas insinuada. Ella es el prólogo al Chile de Allende, de la Unidad Popular, y al de la dictadura pinochetista.

¿Podía habérnoslo dado este filme? Ahora que se cumple el cuarenta aniversario del Movimiento cubano de la Nueva Trova, hay que agradecer este acercamiento sin dudas incompleto a la mujer que nos devolvió el folclor latinoamericano, con todo el sufrimiento, la dignidad y la rebeldía de los explotados.

Aquí está además el poema de su hermano, el controvertido y grande también, Nicanor:

P.D. Violeta se fue a los cielos, la película chilena, del director Andrés Wood, acaba de obtener el Premio Glauber Rocha que otorga la prensa extranjera en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Pero todavía puede obtener otros lauros.


DEFENSA DE VIOLETA PARRA

Nicanor Parra

Dulce vecina de la verde selva Huésped eterno del abril florido Grande enemiga de la zarzamora Violeta Parra. Jardinera locera costurera Bailarina del agua transparente Árbol lleno de pájaros cantores Violeta Parra. Has recorrido toda la comarca Desenterrando cántaros de greda Y liberando pájaros cautivos Entre las ramas. Preocupada siempre de los otros Cuando no del sobrino de la tía Cuándo vas a acordarte de ti misma Viola piadosa. Tu dolor es un círculo infinito Que no comienza ni termina nunca Pero tú te sobrepones a todo Viola admirable Cuando se trata de bailar la cueca De tu guitarra no se libra nadie Hasta los muertos salen a bailar Cueca valseada. Cueca de la Batalla de Maipú Cueca del Hundimiento del Angamos Cueca del Terremoto de Chillán Todas las cosas. Ni bandurria ni tenca ni zorzal Ni codorniza libre ni cautiva Tú solamente tú tres veces tú Ave del paraíso terrenal. Charagüilla gaviota de agua dulce Todos los adjetivos se hacen pocos Todos los sustantivos se hacen pocos Para nombrarte. Poesía pintura agricultura Todo lo haces a las mil maravillas Sin el menor esfuerzo Como quien se bebe una copa de vino. Pero los secretarios no te quieren Y te cierran la puerta de tu casa Y te declaran la guerra a muerte Viola doliente. Porque tú no te vistes de payaso Porque tú no te compras ni te vendes Porque hablas la lengua de la tierra Viola chilensis ¡Porque tú los aclaras en el acto! Cómo van a quererte me pregunto Cuando unos tristes funcionarios Grises como las piedras del desierto ¿No te parece? En cambio tú Violeta de los Andes Flor de la cordillera de la costa Eres un manantial inagotable De vida humana. Tu corazón se abre cuando quiere Tu voluntad se cierra cuando quiere Y tu salud navega cuando quiere Aguas arriba Basta que tú los llames por sus nombres Para que los colores y las formas Se levanten y anden como Lázaro En cuerpo y alma. ¡Nadie puede quejarse cuando tú Cantas a media voz o cuando gritas Como si te estuvieran degollando Viola volcánica! Lo que tiene que hacer el auditor Es guardar un silencio religioso Porque tu canto sabe adónde va Perfectamente. Rayos son los que salen de tu voz Hacia los cuatro puntos cardinales Vendimiadora ardiente de ojos negros Violeta Parra. Se te acusa de esto y de lo otro Yo te conozco y digo quién eres ¡Oh corderillo disfrazado de lobo! Violeta Parra. Yo te conozco bien hermana vieja Norte y sur del país atormentado Valparaíso hundido para arriba ¡Isla de Pascua! Sacristana cuyaca de Andacollo Tejedora a palillo y a bolillo Arregladora vieja de angelitos Violeta Parra. Los veteranos del Setentainueve lloran cuando te oyen sollozar En el abismo de la noche oscura ¡Lámpara a sangre! Cocinera niñera lavandera Niña de mano todos los oficios Todos los arreboles de los crepúsculos Viola funebris. Yo no sé qué decir en esta hora La cabeza me da vueltas y vueltas Como si hubiera bebido cicuta Hermana mía. Dónde voy a encontrar otra Violeta Aunque recorra campos y ciudades O me quede sentado en el jardín Como un inválido Para verte mejor cierro los ojos Y retrocedo a los días felices ¿Sabes lo que estoy viendo? Tu delantal estampado de maqui. Tu delantal estampado de maqui. ¡Río Cautín! ¡Lautaro! ¡Villa Alegre! ¡Año mil novecientos veintisiete Violeta Parra! Pero yo no confío en las palabras ¿Por qué no te levantas de la tumba A cantar a bailar a navegar En tu guitarra? Cántame una canción inolvidable Una canción que no termine nunca Una canción no más una canción Es lo que pido. Qué te cuesta mujer árbol florido Álzate en cuerpo y alma del sepulcro Y haz estallar las piedras con tu voz Violeta Parra. Esto es lo que quería decirte Continúa tejiendo tus alambres Tus ponchos araucanos Tus cantaritos de Quinchamalí Continúa puliendo noche y día Tus tolomiros de madera sagrada Sin aflicción sin lágrimas inútiles O si quieres con lágrimas ardientes Y recuerda que eres Un corderillo disfrazado de lobo.

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/articulo/defensa-de-violeta-parra-la-que-se-fue-a-los-cielos