¿Empeñará, venderá Colombia su soberanía? José Martí, noviembre 2 de 1889. Carta a La Nación sobre el Congreso Internacional. Entre el 2 de octubre de 1889 y el 19 de abril de 1890, tuvo lugar, en los Estados Unidos , una reunión – en varias sesiones – promovida por el Secretario de Estado: Blaine, a […]
¿Empeñará, venderá Colombia su soberanía?
José Martí, noviembre 2 de 1889. Carta a La Nación sobre el Congreso Internacional.
Entre el 2 de octubre de 1889 y el 19 de abril de 1890, tuvo lugar, en los Estados Unidos , una reunión – en varias sesiones – promovida por el Secretario de Estado: Blaine, a la que fueron convocados delegados de todos los pueblos latinoamericanos. Solamente Santo Domingo se abstuvo de participar debido a las brutales presiones que había recibido por parte del gobierno de los Estados Unidos para que les entregase la Bahía de Samana, codiciada por la ya existente dirigencia imperial, tanto como la península de San Nicolás, en Haití, para el control de las Antillas y del paso interoceánico que ya estaba visualizado como zona geoestratégica.
Cuba no participo en el Congreso porque permanecía bajo el dominio de la España borbónica, mientras el gobierno de los Estados Unidos adelantaba conversaciones secretas en Madrid para comprar una independencia nominal y asegurarse el control de la isla. Al poco tiempo, el Senador Tall presentaba en el Congreso una propuesta en el sentido de ofrecer una remuneración a España para que permitiese la «libertad e independencia de Cuba«. José Martí asistió entonces – en calidad de Cónsul del Uruguay- a los agasajos que ofreció Nueva York a los participantes del Congreso Americano. Martí llevaba en el alma la pena de su tierra aún sometida en medio del concierto de repúblicas de Nuestra América: «tan bella como Grecia, tendida así entre hierros, mancha del mundo, presidio rodeado de agua, rémora de América.»
A los inquisitivos ojos de Martí no escapaba la mirada imperial con justificaciones racista que se cernía sobre todo el continente, y el proceso inmediato de control de las Antillas y de Centro América con el paso interoceánico que se daría por Nicaragua o por Panamá: los peligros no se han de ver cuando se les tiene encima, sino cuando se los puede evitar. Lo primero en política, es aclarar y prever, señalo Martí
Desde la independencia no encontró Martí un asunto mas serio que exigiera mas vigilancia , sensatez y examen para nuestras repúblicas , que esta invitación que nos hicieron los Estados Unidos repletos de productos invendibles y determinados a extender sus dominios en América , en el invierno de 1889-1890.
En Colombia gobernaba como designado por la renuncia de Rafael Núñez, el conservador Carlos Holguín Mallarino; Martí observo y expreso su preocupación por la excesiva ductilidad de dirigencia colombiana frente a las exigencias del gobierno estadounidense con relación a Panamá, exigencias que incluían la prohibición de comunicarse con otros gobiernos europeos interesados en el paso interoceánico por el Istmo.
La apreciación de Martí sobre los gobernantes colombianos no estaba errada. La consagración de Martí a erigir en Cuba y nuestra América una sociedad nueva sobre raíces profundas, le permitía captar la dañina venalidad de los gobernantes de las repúblicas de nuestra América cuyos horizontes no trascendían la egoísta conservación del orden de privilegios coloniales. La elite gobernante conservadora colombiana, pidió varias veces la intervención de la armada norteamericana en Panamá, en su enfrentamiento con las fuerzas liberales; esta elite formaba parte de lo que Martí llamo en nuestra América: el criollo exótico; un tipo humano heredado de la colonia que se distingue por su soberbia y por su incapacidad de pensar por si mismo, sin las muletas que le vienen de Europa o de los Estados Unidos. Esta mentalidad, que sobresale por el tamaño de su astucia y su raquitismo moral, crece reverenciando los poderes invasores y despreciando la raíz nativa, que corre en su propia sangre.
Este carácter, cuya nefasta presencia se ha extendido hasta nuestros días en los escenarios de poder gracias a la división fratricida de las fuerzas que han bregado por la segunda y definitiva independencia, no ha dudado en sacrificar el territorio y las comunidades como pago de las migajas de poder y riqueza que los Imperios conceden a cambio de la obsecuencia.
¿A donde va la América, y quien la junta y la guía?
Sola, y como un pueblo, se levanta.
Sola pelea. Vencerá, sola.
José Martí .Madre América
El 19 de diciembre de 1889, en la velada artística -literaria que la Sociedad Literaria Hispanoamericana ofreció a los delegados al Congreso Internacional en Nueva York, Martí pronuncio el discurso que se conoce como Madre América. En esas palabras Martí condenso en una fulgurante síntesis su visión sobre Nuestra América.
El 4 de marzo de 1890 en su carta al director del periódico El Partido Liberal, mientras los delegados al Congreso Americano aún sesionaban , Martí examino la actuación del Presidente Hyppolite de Haití , descendiente de la estirpe del decoro de Tossaint Louverture. Era una manera indirecta con la que Martí podía compartir claves de resistencia con aquellos delegados del sur de América – de nuestra América- que el anhelaba estuvieran insuflados por la cautela y el brío de nuestros pueblos . Hyppolite – narró Martí- le dijo a la Compañía Clyde de los Estados Unidos que no formaba parte de su derecho conceder privilegio alguno sobre el territorio por un lapso que superase el plazo que la Constitución señalaba a su Presidencia. No podía, les dijo Hypolite, compeler a su sucesor en un asunto de tanta monta.
Ese mismo año de 1890, el Capitán estadounidense Alfred Mahan publicó «The influence of sea power upon the history», «La influencia del poder marítimo a través de la historia», e inició la publicación de una serie de artículos que conformarían el libro «The Interest of América in Sea Power», «El Interés de América (Estados Unidos) en el Poder Marítimo.» En estos textos Mahan expresaba con claridad el horizonte estratégico sobre el que los EEUU, en su consideración, tendrían que ocuparse en esa fase – nominada después como la «Era de los Imperios- : Primero: conversión del Pacifico Oriental, el Golfo de México y las Aguas del Caribe, en el Mare Nostrum estadounidense. Segundo: control de las principales Islas de esa área, en especial la identificada como principal para el control de la zona: Cuba. Y tercero: construcción bajo dominio estadounidense de un Canal Interoceánico en algún punto de Centro América.
A pesar de que en ese momento el petróleo ya estaba identificado como una fuente energética invaluable , aun faltaban unos años , para que la codicia de esta energía no renovable- que fue dilapidada por una administración corporativo-mafiosa planetaria que agoto en menos de 200 años lo que a la tierra le tomo millones de años formar- suscitara los planes de conquista militar y enfrentamiento que se extienden hasta nuestros días , cuando hemos traspasado el umbral que marca la curva de agotamiento final de esta fuente de energía.
En 1890, la dirección estratégica estadounidense contemplaba a Centro América y el área del Caribe, con el control del paso interoceánico, como una zona vital de control para asegurar el dominio absoluto del subcontinente con todas sus riquezas y los mercados para su producción protegida.El dominio sobre nuestra América fue considerado desde ese tiempo como un factor esencial en la proyección global del poder estadounidense.
El 2 de noviembre de 1889, Martí publico la segunda carta en la que analizó la historia, los elementos y las tendencias del Congreso Internacional. Ese escrito concluye con la siguiente afirmación: El Congreso Internacional será el recuento del honor, en que se vea quienes defienden con energía y mesura la independencia de la América española, donde esta el equilibrio del mundo;
o si hay naciones capaces , por el miedo o el deslumbramiento , o el habito de servidumbre , o el interés de consentir, sobre el continente ocupado por dos pueblos distintos, en mermar con su deserción las fuerzas indispensables , y ya pocas, con que podrá la familia de una nacionalidad contener con el respeto que imponga y la cordura que demuestre, la tentativa de predominio , confirmada por los hechos coetáneos, de un pueblo criado en la esperanza de la dominación continental, a la hora en que se pintan , en apogeo común, el ansia de mercados de sus industrias pletóricas, la ocasión de imponer a naciones lejanas y a vecinos débiles el protectorado ofrecido en las profecías , la fuerza material necesaria para el acometimiento , y la ambición de un político rapaz y atrevido (Blaine).
Transcurridos ciento veinte años desde el Congreso Americano, los hechos han corroborado la visión de Martí. La historia de estos 120 años ha sido, por una parte, la historia de la imposición truculenta y sanguinaria de un modelo mercantil de la organización social y de la explotación de la naturaleza que condena a la miseria material y espiritual a los pueblos y a la destrucción a los territorios del subcontinente, mientras garantiza el flujo colosal de recursos hacia la red de las corporaciones que sostienen el modo devastador y suicida de comprender el mundo.
En estos 120 años, el desarrollo de la maquina militar estadounidense ha sido espectacular. Tan solo desde 1948, EE.UU. ha gastado más de quince trillones de dólares – 15.000.000.000.000, en su aparato militar. Así ha generado una entidad destructiva con dinámica propia, un tejido neuronal bélico que precisa la noción de enemigo, conquista militar y la guerra para perpetuarse.
Por otra parte, la historia de estos 120 años ha sido la de la resistencia creciente de los pueblos y la tierra de nuestra América. Martí estudio, comprendió y admiro a Bolívar como a ningún otro hombre. En La Edad de Oro escribió: todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre. A Bolívar, y a todos los que pelearon como él, porque la América fuese del hombre americano. A todos: al héroe famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria .
Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía. En América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar. Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permite que pisen el país en que nacieron los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado. … ..Bolívar gano batallas sublimes, con soldados descalzos y medio desnudos. Todo se estremecía y se llenaba de luz a su alrededor.Los generales peleaban a su lado con valor sobre natural.Era un ejercito de jóvenes. Jamás se peleo tanto, ni se peleo mejor, en el mundo por la libertad. Bolívar no defendió con tanto fuego el derecho de los hombres a gobernarse a si mismos, como el derecho de América a ser libre.
Fidel Castro y el pueblo cubano, que realizaron la proeza de la liberación en 1959 fueron nutridos por el fulgor ético de Martí. En el año 1994, cuando casi nadie creía en Hugo Rafael Chávez Frías, se le recibió con honores de Jefe de Estado en la capital cubana donde fue invitado a la Universidad de La Habana a compartir su ideario independentista y de unidad del Sur. Faltaban aún cuatro largos e impredecibles años para que el 6 de diciembre de 1998, Chávez se convirtiera en depositario de la fe del pueblo raso venezolano, tan engañado y escarnecido como el colombiano, por los criollos exóticos que habían entregado y dilapidado las riquezas nacionales.
Al mismo tiempo, la emergencia de los pueblos ancestrales en América, en especial en los Andes, con sus culturas de vida, con su espiritualidad vinculada íntimamente al respeto, curación y cuidado de la madre tierra, es parte de la larga itinerancia de la resistencia de la vida, el sentimiento del amor y el decoro frente al imperio de la fuerza y la locura que sitúa la riqueza material y el despilfarro como conductores de la energía humana.
Martí contemplo en la independencia de nuestra América el equilibrio del mundo y por eso alerto sobre las naciones capaces de mermar con su deserción la unidad indispensable para hacer frente al dominio imperial que él contemplo en su génesis.
Ciento veinte años después de su advertencia, y en medio de un proceso de largo aliento de creciente independencia y unidad de los pueblos de nuestra América del dominio imperial estadounidense, el gobierno de Colombia entrego el pasado 14 de agosto el territorio patrio para la instalación de siete bases militares norteamericanas, sin ni siquiera escuchar al Congreso Nacional – donde el gobierno controla la mayoría de integrantes- como legalmente tendría que hacerlo. i
Este paso , decidido tanto por el complejo militar industrial estadounidense , como por los sectores políticos que tienen a su cargo la política exterior , apunta a revertir la dinámica emancipadora y de unidad que estremece a nuestra América , como a asegurar con manu militari el control de las principales reservas de energía fósil del mundo – en la fase de agotamiento final de esta energía – y el control de la región amazónica por su significado inconmensurable con relación al agua y la biodiversidad. ii
El precedente del golpe de Estado en Honduras de este año , rechazado de labios para afuera por la administración estadounidense ; situación de facto que aún permanece sin retornar a la legalidad democrática, revela los perfiles del decurso de fuerza que esta en marcha para garantizar la hegemonía imperial en el continente.
En este sentido el movimiento de rechazo a la opción militar como instancia decisoria en los asuntos hemisféricos , no corresponde tan solo al movimiento social y cultural de Colombia , gravemente golpeado por una bestial represión que ahora cumple al menos cinco lustros , sino que implica al movimiento social y cultural de toda nuestra América , donde aún palpita la sangre de las múltiples intervenciones , desnudas o encubiertas , que se han realizado para descabezar los procesos políticos que han batallado por formas de gobierno en favor de la tierra y los pueblos.
El movimiento de rechazo a estos siete puñales en el corazón de América – como denomino el Comandante Fidel la instalación de las bases – significa una oposición a la deriva militarista y belicista que se encumbro en la administración norteamericana en el siglo XX y que se catapulto durante la administración de George Bush II; significa la voluntad expresa de no aceptar al orden global de privilegios erigido en la fuerza que ya ha revelado el curso devastador y suicida de su modo de comprender el mundo; significa , coincidiendo con los 200 años de las batallas de independencia , ampliar la conciencia del significado de un territorio soberano , sentido que se ha extraviado con el aturdimiento masivo provocado por un implacable bombardeo mediático dirigido a modular deseos , memoria y pensamientos, y con el trabajo funesto de la mayor parte de una academia reconvertida al servicio del orden de dominación; y significa también vencer la dispersión que torna impotentes los esfuerzos y que nace de la actuación por calculo de intereses y beneficios individuales o grupales de corto plazo , en lugar del proceder por ética y principios. No se puede concebir una revolución en un estado de cosas oprobioso, sin los principios éticos. En la raíz ética de los pueblos de nuestra América se enraíza la energía con la que podrá el mestizo natural vencer al criollo exótico. En esa raíz ética habita la energía que permitirá emprender la batalla de ideas dirigida a vencer con la fuerza del decoro y de la unidad al más poderoso y agresivo aparato de guerra construido en la historia del mundo.
El 28 de junio de 1890 , analizando los asuntos hispanoamericanos en Washington , y las formas concretas que tomaba la voluntad de dominio estadounidense en el hemisferio , a través , por ejemplo , de la creación del Banco Panamericano, Martí señalo : ¡Se ha de estar a los saltos y mudanzas de los que se ocupan de nosotros! Arañarles el faldón , no es necesario; sobre todo cuando se los hemos besado antes: sino ver de donde nace , y a donde va , lo que nos interesa, y cual nos quiere bien, y cual no es nuestro amigo: o si se nos toma de tamboril , y debemos echar el tambor a aire.
El rencor mezquino no nos es tan útil como la atención sensata.
i Ver: Las siete bases en Colombia, muestra de la nueva estrategia estadounidense. Decio Machado. Diagonal. www.rebelion.org
ii Ver: Caminos y agentes del saqueo en América Latina. Ana Esther Ceceña. 23.10.09. www.rebelion.org
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