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Del traspatio a los salones

Fuentes: El Nacional

l mal llamado tratado de libre comercio mejor conocido por sus siglas en inglés DR-CAFTA, es una imposición del poder estadounidense y la forma que asumirá para su consumación depende de los acuerdos a que lleguen los sectores protagónicos en el manejo de la economía y de la política exterior de los Estados Unidos; pero […]

l mal llamado tratado de libre comercio mejor conocido por sus siglas en inglés DR-CAFTA, es una imposición del poder estadounidense y la forma que asumirá para su consumación depende de los acuerdos a que lleguen los sectores protagónicos en el manejo de la economía y de la política exterior de los Estados Unidos; pero era necesario convocar a la Casa Blanca, a la sede del Congreso y al edificio del Pentágono a los presidentes de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica y República Dominicana, después de un proceso de negociaciones que no fue tal cosa. Los capataces de una parte del patio trasero fueron premiados con el acceso a importantes salones delanteros. El ceremonial de la subordinación dentro del «nuevo» esquema. ¡Qué descaro!

Leonel Fernández, quien ha definido a la República Dominicana como parte del patio trasero de Estados Unidos, tomó la palabra para presentar como «de alta prioridad» la aprobación del DR-CAFTA. Oscar Berger, de Guatemala; Abel Pacheco, de Costa Rica; Enrique Bolaños, de Nicaragua; Ricardo Maduro, de Honduras, y Elías Antonio Saca (alias Tony), de EL Salvador, hicieron exposiciones en la misma línea.

Actúan bajo la misma tutela y la orientación del discurso les llega desde las mismas instancias. Bien saben reprimir a sus pueblos (Oscar Berger y Tony Saca, por ejemplo, ordenaron acallar protestas contra el mismo adefesio que bendijeron junto a George W. Bush), pero acuden sin dilación a decir Yes Sir cuando el amo lo requiere. Lo demostraron otra vez.

Confirmadas las sospechas de que las reuniones que sostenían a finales de la década pasada Leonel Fernández en su gestión anterior y antecesores de los actuales presidentes de Centroamérica iban dirigidas a desnaturalizar el necesario proceso de integración de la región. El entreguismo de los grupos dominantes y el compromiso de los presidentes, formados en la subordinación, imprimió el proceso el rumbo que ha seguido, contribuyendo a formar un bloque para profundizar el sometimiento y no para conquistar espacios de soberanía.

Hoy colaboran en bloque con el proyecto marca USA, desdeñando las propuestas dirigidas a usar los recursos del continente para el desarrollo regional.

Las reuniones con Donald Rumsfeld, con los congresistas y con el propio Bush, son parte de la ejecución en la etapa actual.

Como nota de este tiempos, el aterrizaje de una avioneta a pocos metros del Palacio y del Capitolio y de la Casa Blanca activó los sistemas de alerta y los presidentes tuvieron que ejercitar las piernas a alta velocidad y luego dar las gracias a la seguridad de Estados Unidos por su probada eficiencia al ponerlos en breve tiempo en cero aceleración y sacarlos del escenario del supuesto peligro.

Huyeron, aunque tuvieron mejor suerte que los manifestantes contra la adhesión de estos países a la guerra en Iraq, contra el TLC y contra las políticas que han fomentado el hambre, muchas veces alcanzados por los miembros de los cuerpos represivos y duramente maltratados.

La anécdota invita a la reflexión, pero no deja de ser jocosa.

Pero no fue la necesidad de huir que los hizo recordar quién es el jefe en la mal llamada lucha antiterrorista. Con Rumsfeld y con Bush, tuvieron que hablar de seguridad.

Rumsfeld, quien además de secretario de Defensa es hombre con suficiente caradura para decir lo que otros no dicen, metió en un paquete pandillas, contrabando, secuestro y terrorismo. No especificó la parte de todo esto que el poder estadounidense bendice (en Suramérica, apoyó el uso de cazadores de recompensa por parte del gobierno de Colombia para apresar al colombiano Rodrigo Granda en territorio de Venezuela).

Como el propio Bush se pronunció recientemente contra el presidente Hugo Chávez, de Venezuela y ha vinculado a la Revolución Cubana con el terrorismo, hay que preguntar a los presidentes de Centroamérica y a Leonel Fernández si hablaron bien claro sobre la composición del paquete.

Y hay que preguntarles, además, cuáles órdenes les fueron dadas en cuanto a las tareas de las Fuerzas Armadas y al papel de otras instituciones nacionales.

Revelarán sólo lo que Bush y Rumsfeld autoricen informar. Lo demás se verá en sus actuaciones. Pero ya se presentaron como títeres, y eso sí que no es pose. En términos reales, lo son.