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Reseña del libro "Las finanzas y la crisis del euro. Colapso de la eurozona"

Desde un enfoque crítico, desde la economía política

Fuentes: El Viejo Topo

Juan Pablo Mateo Tomé y Alberto Montero Soler, Las finanzas y la crisis del euro. Colapso de la eurozona. Editorial Popular, Madrid, 2012, 138 páginas.


 

Componen Las finanzas y la crisis (FyC) una introducción, en la que vale la pena detenerse; tres capítulos de complejidad diversa -«Economía política de las finanzas», «Finanzas, reestructuración neoliberal y crisis», «Las finanzas y la crisis del euro»- y una cuidada y prudente bibliografía en la que los autores han tenido la generosidad y modestia de no citarse.

Los autores de FyC, dos economistas comprometidos en cuyos artículos y trabajos muchos legos en la materia no dejamos de aprender (ellos mismos sostienen con razón el peligroso desconocimiento del que adolece la izquierda en asuntos económicos), abren su ensayo con las siguientes palabras: «En este libro abordamos la dimensión financiera de la crisis, con énfasis en la zona euro, desde un enfoque crítico o de economía política» (p. 7). El punto, la perspectiva es esencial y vertebra todos los análisis e incluso las informaciones que contiene FyC, sin ocultar, por otra parte, la diversidad de sus propios puntos de vista: «la heterodoxia constituye un amplio marco de análisis ajeno a monolitismo alguno» (p. 12).

Un ejemplo de esa diferencia de enfoques a los que aluden los autores: «uno de los aspectos característicos y diferenciadores de lo que podemos denominar como economía política o economía crítica, si la confrontamos con los enfoques ortodoxos, es que concibe el dinero, el crédito y las finanzas desde la perspectiva del capital en su movimiento para la obtención y maximización del beneficio» (p. 19). Es uno de los puntos.

Juan Pablo Mateo Tomé y Alberto Montero Soler indican su vocación de que el libro se abra a «todos aquellos interesados en la economía, la crisis, las finanzas y/o el euro, o bien simplemente a quienes tienen interés en una cuestión: tratar de entender el capitalismo«. Es, pues, un libro abierto a todos. ¿Quién no va a tener interés en entender un monstruo tan activo y peligroso y con dimensiones tan planetarias? Ellos acotan su estudio en la dimensión financiera de la crisis y en un área determina, la eurozona. Sugerencia: nuevas aportaciones sobre otros territorios de esta inmensa crisis civilizatoria serían muy bien recibidas.

Su posición crítica, que manifiestan desde las primeras líneas de su ensayo, queda recogida en la siguiente reflexión: una prueba fehaciente, señalan, del grado de dominación que han conseguido imponer en la ciencia económica «los economistas de la ortodoxia neoliberal reside en el hecho de que los manuales que escriben para que se formen los estudiantes de economía de todo el mundo» (pp. 9-10) incluyan en el título la expresión «fundamentos de economía» cuando en rigor deberían señalar que esos fundamento versan sobre los enfoques neoclásicos y/o keynesianos de la economía. No es lo mismo, no es lo mismo. No existe nada, afirman, que sea «ecomomía» sino un concreto enfoque, u otros distintos y acaso alternativos, para el análisis de determinados asuntos económicos y sociales. Su perspectiva crítica, su enfoque, queda recogido en estas palabras: «este sistema económico tiene un carácter histórico y no natural, lo que exige llamarle por su nombre correcto, capitalismo, y no el de pila, porque informa poco y mal («economía de mercado»); porque a su vez creemos que la sociedad no es una suma de individuos sino que existen clases sociales con intereses antagónicos y este reconocimiento es el punto de partida para poder hablar de cualquier individuo y analizar cualquier medida de política económica» (p. 10-11). Con claridad, dicho de modo distinto y abonando las mejores sendas de las tradiciones emancipatorias.

Vale la pena destacar un argumento esgrimido contra una concepción sobre las finanzas extendida incluso en ambientes de izquierda. Las finanzas, señalan los autores, suelen ser alzadas al umbral de la sociedad y consideradas causantes de la crisis económica. Se alude al carácter especulativo de la actividad o al comportamiento irresponsable de los agentes que personifican el capital financiero. No es el caso, no es posible separa los ámbitos financieros y productivos dentro del ciclo de valorización del capital, no hay un capital productivo bueno frente un capital financiero malo y codicioso. Mientras que en términos políticos se llevan a cabo críticas que apuntan al núcleo del sistema, señalan atinadamente en un magnífico paso, «pareciera que al adentrarse en los vericuetos grisáceos de la economía muchos se tropiezan con las finanzas y, para evitar caerse, acaban apuntando con su arsenal analítico solo a los banquero, dejando indemnes al resto de la manada«.

Es imposible en el espacio de esta reseña dar cuenta de las tesis, definiciones, argumentos e informaciones que los autores presentan a lo largo de su ensayo. Un breve y apretado resumen.

El primer capítulo está dedicado a una caracterización del capital financiero y al lugar que ocupa en el ciclo productivo capitalista. Su perspectiva ya ha sido señalada: «la cuestión monetaria sólo puede comprenderse si se relaciona y se ubica en la dinámica más general de la generación de valor» (p. 20). El dinero en el capitalismo no es esencialmente un instrumento para facilitar la contabilidad y los intercambios: reúne relaciones sociales y su acumulación se convierte en el fin del proceso de producción. De este modo, la especulación, la volatilidad, etc de las finanzas o las apetencias de riesgo de los agentes financieros, «no son fenómenos al margen de la dinámica básica del capitalismo, sino que pertenecen a su propia naturaleza» (p. 20). El protagonismo de las finanzas no es en absoluto una anomalía de la actual economía capitalista.

Una de las ideas que los autores desean -y consiguen- resaltar es que «el sistema financiero constituye una necesidad; y, por lo tanto, sin el mismo el desarrollo capitalista sería imposible» (p. 24). Son, en síntesis, un instrumento capitalista temible. Criticar sus excesos, debería acompañarse del cuestionamiento del capitalismo internacional actual.

El segundo capítulo, acaso el apartado que exige más estudio y concentración (algo denso en ocasiones para el lector no puesto, la única crítica que logro formular tras la lectura del ensayo), versa sobre los aspectos relacionados con la globalización capitalista y la economía mundial, aborda la sobredimensión financiera de la economía a partir de su relación con el neoliberalismo y «el impulso que este ejerce en la globalización del capital financiero bajo el dominio estadounidense» (p. 31). Pretenden proporcionar aquí «un marco en el cual ubicar lo que sucede actualmente en la Unión Europea y Monetaria» (UEM).

Máximo interés tiene en mi opinión el segundo apartado del capítulo: «Las transformaciones del sistema financiero y la reestructuración bancaria». El esfuerzo que exige su lectura ofrece netos avances de comprensión para el lector que no se deje vencer. El paso final muestra lo esencial del desarrollo: «el triángulo formado por los emisores, las agencias de calificación de riesgo y las aseguradoras, recibe sustanciales ingresos (comisiones) de esta ingeniería financiera que son las titulizaciones, proceso asimétrico que en última instancia recae sobre la renta personal del titular de la hipoteca, es decir, el trabajador» (p. 52). El siguiente apartado -«Las finanzas y la hegemonía de Estados Unidos»- es un excelente complemento.

El tercer capítulo -«Las finanzas y la crisis de euro»- apunta una de las tesis centrales del ensayo: el proyecto europeo del euro no pretende, como falsa e ingenuamente (y acaso malintencionadamente) relata el discurso oficial, crear un espacio monetario integrado con el propósito, técnico, neutral, sin trasfondo ideológico, de simplificar intercambios comerciales y financieros. No, en absoluto. Existe un fundamento social y político detrás del mismo. Uno de sus nudos esenciales: la modificación radical de la gestión de la relación salarial. «La creación del euro, significa, pues, una herramienta funcional a la subordinación de la clase trabajadora europea a las necesidades empresariales» (p. 83).

En el apartado «El pecado original de la eurozona» de este tercer capítulo puede verse otra de las tesis centrales del ensayo: el sustento teórico sobre el que se justificó la creación de la unión Monetaria Europea fue «un intento poco sofisticad de contraponer costes conscientemente minimizados con beneficios potenciales, no cuantificados y sobrevalorados ignorando toda la literatura académica precedente que, desde diferentes posiciones teóricas e ideológicas, llegaban a una misma conclusión: la UEM, tal y como iba a conformarse, no reunía los requisitos necesarios para garantizar su viabilidad futura» (p. 94).

La crisis económica actual, se señala finalmente, está mutando hacia un crisis social de dimensiones ignotas. Las medidas instrumentales tomadas para hacer frente a la crisis surgida en el marco del proyecto neoliberal de la zona euro «han sido, precisamente, medidas de carácter neoliberal» (p. 133). Se está planteando, pues, «una salida a la crisis del neoliberalismo en la UEM que no es más que una profundización en el propio neoliberalismo». Hasta cuándo podrá aguantar el sistema, es una pregunta sabia -de imposible respuesta- formulada por los autores.

La experiencia histórica nos muestra, se apunta en la introducción de este ensayo de lectura obligada, serias dudas de que el capitalismo sea eficaz «para proporcionar los medios de una vida digna al conjunto de la población. Otra economía y otra sociedad son verdaderamente posibles y merecen la pena nuestro esfuerzo, tanto intelectual como práctico». Las finanzas y la crisis del euro dan cuenta de lo primero en un caso concreto, el colapso de la eurozona, y dan numerosas pistas para, entre todos y todas, ir tejiendo por la irrupción de una economía y una sociedad donde no rija la obsolescencia diseñada de miles de millones de seres humanos, sabedores, como señalan los autores recogiendo una reflexión de John Weeks, que «la crisis de la zona de la moneda euro es un excelente ejemplo de cómo se pueden convertir mentiras flagrantes en sabiduría aceptada. Casi toda generalización sobre la crisis que se encuentra en los medios dominantes es falsa».

Con mayor claridad si cabe: es falso que la crisis de los países de la periferia europea como España, Italia, Portugal, Irlanda y Grecia «se derive del elevado gasto público social, en el que se conoce como el Estado de bienestar, como si los trabajadores de estas economías tuvieron elevados derechos sociales, trabajaran pocas horas y recibieran elevados salarios y pensiones» (p. 17). Es un cuento y los autores, al igual que el gran León Felipe, se saben todos los cuentos y han tenido la generosidad de hablarnos documentada y críticamente sobre una gran parte ellos.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.