Los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Néstor Kirchner, de Argentina, acordaron este miércoles en Brasilia reunirse cada seis meses y tratar de forma «más generosa» a los países miembros del Mercosur más pequeños, Paraguay y Uruguay. En su primera visita de Estado a Brasil, Kirchner, ya en su tercer año de […]
Los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y Néstor Kirchner, de Argentina, acordaron este miércoles en Brasilia reunirse cada seis meses y tratar de forma «más generosa» a los países miembros del Mercosur más pequeños, Paraguay y Uruguay.
En su primera visita de Estado a Brasil, Kirchner, ya en su tercer año de gobierno, y el presidente brasileño trataron de despejar las incertidumbres sobre los rumbos del Mercosur (Mercado Común del Sur), compuesto por esos cuatro países.
Lula destacó la necesidad de «generosidad con los hermanos menores», mientras su par argentino llamó a «un ejercicio conjunto para atender los reclamos» de Paraguay y Uruguay, con un «tratamiento más profundo de las asimetrías».
De este modo ambos respondieron a las quejas de Uruguay respecto de las dificultades de funcionamiento del Mercosur y su consecuente amenaza de buscar nuevos mercados, incluso con una posible negociación de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, principal mercado importador de sus productos.
Pero las asimetrías que más atormentan al Mercosur se dan justamente entre sus socios mayores, con Argentina quejándose de desequilibrios en el comercio bilateral, provocados por una «invasión» de productos industriales brasileños.
En los últimos años hubo disputas comerciales, con amenazas de restricciones argentinas forzando acuerdos sectoriales para que Brasil limite sus exportaciones de calzados, textiles y equipos electrodomésticos, como refrigeradores y cocinas, entre otros productos.
La cuestión pendiente, negociada entre los ministros del área económica de ambos países, es una Cláusula de Adaptación Competitiva, como los argentinos denominaron la aplicación de medidas de salvaguardia, es decir de protección del mercado interno, cuando ocurra un gran aumento de importaciones de un determinado producto.
Es un acuerdo que deberá ser cerrado este mes, como parte de los compromisos firmados por Lula y Kirchner en noviembre, cuando se encontraron en Puerto Iguazú, fronteriza ciudad argentina, para celebrar los 20 años del acercamiento bilateral que condujo a la creación del Mercosur.
La industria argentina, principalmente, se queja de desequilibrios comerciales que se agravaron en los últimos años, después del colapso económico sufrido por su país a fines de 2001.
El comercio bilateral, que alcanzó 16.154 millones de dólares el año pasado, arrojó un pesado déficit para Argentina, de 3.676 millones de dólares, según estadísticas brasileñas.
Además las exportaciones brasileñas, cuyo total fue de 9.915 millones de dólares en 2005, se concentran en productos industrializados en 92 por ciento del total, con el liderazgo de los automóviles, otros vehículos y teléfonos celulares. Mientras, los rubros principales de las ventas argentinas son trigo y productos petroleros.
En el año anterior, 2004, el déficit argentino había sido de 1.803 millones de dólares, después de nueve años de intercambio favorable, con superávit variando de 111 millones a 1.550 millones de dólares al año.
«No interesa a Brasil que las asimetrías se tornen estructurales», admitió Lula al recibir a su homólogo. El intercambio debe beneficiar igualmente a los dos países, acotó.
Se debe ejercitar «una complementariedad entre las dos economías, mas que meros acuerdos comerciales», señaló la ministra argentina de Economía, Felisa Miceli, quien se reunió con su par brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio, Luiz Furlán.
En una escueta declaración conjunta, al final de la visita de un solo día, los dos presidentes «reiteraron la vigencia, la solidez y el carácter imprescindible de la denominada Alianza Estratégica» entre sus países, como factor decisivo de la integración sudamericana.
Los encuentros semestrales de los presidentes y trimestral entre los vicecancilleres componen un «nuevo sistema de consulta y coordinación bilaterales».
La decisión de consolidar la Comunidad Sudamericana de Naciones también fue manifestada, así como la de impulsar otros acuerdos de cooperación, como los que benefician el combate contra al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), incluso con la producción conjunta de medicamentos y tecnologías necesarias.
Este jueves, Kirchner y Lula se reunirán, también en Brasilia, con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El principal tema en esa oportunidad será la integración energética, especialmente la construcción de un gasoducto de 8.000 kilómetros, que permitirá abastecer a Brasil y a Argentina con el abundante gas natural venezolano.
Actualmente Brasil depende de suministros de gas de Bolivia, de donde importa en un volumen de 26 millones de metros cúbicos diarios y que podrá sufrir alteraciones después de la toma de posesión del nuevo presidente boliviano, Evo Morales, este domingo.
El Ministerio de Energía venezolano estimó en 17.000 a 20.000 millones de dólares el costo de implantación del extenso gasoducto que cruzaría todo el territorio brasileño de norte a sur. Su construcción se prolongaría por cinco a siete años.