Decio Machado (Sao Paulo, 1968)*, ex asesor del presidente Rafael Correa durante su primer periodo, es uno de los hombres que más ha seguido de cerca el proceso de Alianza País (AP) en Ecuador, y sus diez años de Gobierno. Su distanciamiento con AP, así como su escepticismo frente a los sectores de poder, de […]
Decio Machado (Sao Paulo, 1968)*, ex asesor del presidente Rafael Correa durante su primer periodo, es uno de los hombres que más ha seguido de cerca el proceso de Alianza País (AP) en Ecuador, y sus diez años de Gobierno. Su distanciamiento con AP, así como su escepticismo frente a los sectores de poder, de derecha e izquierda, que se oponen al primer mandatario ecuatoriano, lo sitúan en un inmejorable lugar para analizar, de forma más aguda el acontecer del país vecino.
Los comicios del pasado domingo auguraban, desde el vamos, un desenlace y un ganador decididos por «voto finish». El devenir de los hechos estuvo a la altura de las expectativas planteadas de antemano. El denominado «ciclo progresista latinoamericano» depositaba todo su futuro, con el radio prendido, en los resultados de las elecciones celebradas en el Ecuador.
Algunos analistas, como Alfredo Serrano Mancilla o Atilio Borón, definieron estas elecciones como «el ballotage del todo o nada». Borón llevó su trascendencia más allá: definió la disputa entre el candidato oficialista Lenin Moreno y el opositor Guillermo Lasso como la «batalla de Stalingrado».
En medio de un panorama de intelectuales de izquierdas demasiado radicalizados, a favor y en contra de los gobiernos progresistas latinoamericanos, emerge la serena figura de Machado al margen del sesgo, el gobiernismo, el odio y la polarización.
Algunas de sus respuestas no dejan de dejarnos perplejos, otras conservan un grado de crudeza al describir a los diferentes actores del panorama político ecuatoriano. Para sorpresa de esta casa, Democracia en la Red, Machado no tardó mucho en responder a nuestro llamado y darle vida a un diálogo inicial devenido en entrevista.
¿Cómo viste el proceso electoral del 2 de abril?
Vivimos una situación compleja. Si bien es cierto que Alianza PAIS gana las elecciones y se prolonga en el poder ya con un nuevo liderazgo diferente al de Rafael Correa, lo cierto es que la situación económica y social del país es complicada. La falta de liquidez del Estado hace difícil que el país pueda afrontar a corto plazo la política de endeudamiento interno y externo agresivo realizado durante el último período de gestión correista, a la par esta campaña electoral deja un fuerte nivel de polarización social que empieza a tener cierta y preocupante semejanza con lo que sucede en Venezuela.
Será complicada la cosa para el próximo gobierno, está por ver sus capacidades para revisar los errores cometidos por el oficialismo durante esta última década y posicionarse ya no como los herederos del pasado inmediato sino como un nuevo gobierno con capacidad de enfrentar los nuevos retos que tiene por delante… veremos que pasa. Alianza PAIS, entre sus luces y sombras, tiene muchas cosas que rectificar y algunos tenemos muchas dudas sobre que tengan la voluntad y la capacidad para hacerlo.
¿Tú crees que las protestas de CREO, encabezadas por el candidato Lasso, logren algún efecto concreto?
Personalmente creo que carecen aun del músculo militante necesario para sostener una movilización prolongada con base al desconocimiento de los resultados electorales. Sin embargo, es un hecho de que amplios sectores del país están inconformes con el resultado electoral y la aptitud y el mal hacer del Consejo Nacional Electoral tampoco ayuda en nada para solucionar esta situación.
Tanto en la primera vuelta como en la segunda vuelta, cuando más se agudizaban las acusaciones de fraude electoral por parte de la oposición hemos visto como la página web del mismo CNE quedaba inhabilitada. Son errores imperdonables para una institución que está bajo sospecha por parte de amplios sectores de la sociedad ecuatoriana. Demuestra falta de profesionalismo, capacidad ejecutiva y estratégica.
Así las cosas, o cambian mucho las circunstancias que se desenvuelven en la actual política ecuatoriana, o posiblemente asistiremos a un próximo gobierno de perfil débil y cuestionado por ilegítimo bajo una estrategia discursiva que será seguramente articulada desde los sectores más reaccionarios del país. Esto se conjunta con que Alianza PAIS se ha ido volviendo muy poco sexy para las y los ecuatorianos durante los últimos años, su propuesta de gobierno ya no enamora como antaño.
¿Cómo interpretas el mapa electoral que se consolidó en la elección del domingo?
Creo que es pronto para digerir en todas sus dimensiones lo sucedido el domingo. Tu pregunta en concreto es compleja y requiere de un análisis que posiblemente se vaya realizando por parte de diferentes analistas en el transcurso de los próximos días. En todo caso, los resultados del domingo reflejan lo que ya se proyectó en la primera vuelta. Territorios con fuerte influencia indígena y alta afectación de las políticas extractivas votaron por el candidato conservador y el oficialismo ganó en lugares que antes estaban en manos de los conservadores. Una mapa que en resumidas cuentas refleja la complejidad política en la que está sumido ahora mismo el Ecuador.
¿Es posible inferir algún tipo de comportamiento electoral de las clases medias?
Entre mis tareas pendientes está por analizar de forma detallada el voto ecuatoriano por estratos sociales y targets poblacionales. En todo caso, cabe significar que existe un discurso del conjunto del progresismo regional muy crítico respecto a sus clases medias. Entienden su voto tanto en Argentina, como en Brasil y ahora aquí, como una traición o un acto de ingratitud respecto a gobiernos que han desarrollado políticas públicas que han permitido que una parte de los sectores más populares se hayan podido incorporar a dichas clases medias.
Personalmente yo no lo veo así, me parece que esa actitud mas bien refleja la incapacidad de los tecnoburócratas del progresismo para entender un nuevo perfil de demandas sociales que se establecen a partir del proceso de modernización que vive la región. El Ecuador no es una excepción al respecto. Las administraciones públicas deben cumplir con sus obligaciones de servicios a los ciudadanos y ciudadanas que componen sus respectivas sociedades, si están esperando gratitud por parte de los gobernados es mejor que se dediquen a hacer música en la calle u obras de caridad en alguna asociación dedicada a la beneficiencia.
¿Crees que Alianza PAIS reformulará sus políticas o más bien las radicalizará?
No creo que vayamos a asistir a ningún cambio radical en el proceso político que vive el país. Ya nos prometió eso el presidente Correa en las elecciones del 2013 y en lugar de ello se ha visto obligado, por las condiciones económicas del país, a entrar en una lógica de privatizaciones y entendimientos con el sectores del capital privado de las cuales apenas hemos vivido la punta de iceberg. Creo que Lenín Moreno es un hombre con un talante más tolerante y que ha expresado durante su campaña electoral voluntad de diálogo con los sectores críticos al oficialismo, en esa medida creo que posiblemente gestionará de forma diferente sus conflictos con las disidencias políticas existentes en los movimientos sociales.
Ahora bien, en lo que respecta a avanzar hacia un modelo de desarrollo que no sea lesivo con el entorno ambiental, la despenalización del aborto y la superación de un modelo de sociedad de marcado carácter patriarcal, el entender que el modo de producción y reproducción capitalista puede ser sustituido por otro modelo no tan dañino para la humanidad, y otras tantas cosas más que deben configurar un programa claramente de izquierdas está por verse. Entre los sectores movimentistas ecuatorianos a priori no hay mucho optimismo al respecto. En todo caso habrá que darle al nuevo gobierno que se conforme a partir del mes de mayo en Ecuador el beneficio de la duda.
¿Cómo interpretas el apoyo de una amalgama diversa de sectores de la izquierda a Lasso?
Desde mi punto de vista, tras este proceso electoral ya no existe izquierda política en Ecuador. Haciendo referencia al pasado inmediato, lo que hemos definido como progresismo hoy ya no representa lo que vino a querer significar en algún momento. Su evolución en las lógicas de gobierno asociado a la real politik les han llevado a convivir de una forma relativamente confortable con los sectores del gran capital y las corporaciones transnacionales que manejan la economía nacional.
Hay por lo tanto un desajuste que se ha ido evidenciando a lo largo de estos años entre lo que es el actual progresismo y lo que son los conceptos y valores irrenunciables articulados en la historia de las luchas sociales protagonizadas por la izquierda. Basta con evidenciar como el progresismo carece de sentido clasista en la actualidad, como olvidaron debates vinculados a la propiedad privada, sobre quien recae el control de los medios de producción o como se olvidaron de todo lo referente a la real nacionalización de los sectores estratégicos o de sectores que desarrollan su intervención en el ámbito del interés público, así como otras tantas cosas más que forman parte del legado histórico y los valores de la izquierda.
Por otro lado, la izquierda a la izquierda del progresismo gubernamental también perdió la brújula política en Ecuador. Su actual apoyo a un partido político que es la expresión de los intereses del capital financiero nacional e internacional no puede ser entendible más que desde la perspectiva de que hipotecaron su ideología política en aras a la agudización del conflicto con el actual gobierno. Esto nos abre una nueva situación en Ecuador, pues hace de la necesidad de reconstruir a la izquierda una tarea urgente y fundamental.
Sin embargo, esta reconstrucción debe realizarse con nuevos sectores sociales y una nueva generación política posiblemente aun por proyectarse políticamente. Todo ello debe partir de un debate fundamental, que es lo que entendemos por izquierda doscientos veintiocho años después de la «Toma de la Bastilla» y la Revolución Francesa, y que tipo de izquierda reclama hoy el Ecuador en base a las problemáticas sociales, económicas, culturales y políticas que se vive en este país en la actualidad.
* Decio Machado es miembro del equipo fundador del periódico Diagonal y colaborador habitual en diversos medios de comunicación en América Latina y Europa. Investigador asociado en Sistemas Integrados de Análisis Socioeconómico y director de la Fundación Alternativas Latinoamericanas de Desarrollo Humano y Estudios Antropológicos (ALDHEA)
Fuente: http://www.democraciae