En el caso de Ecuador, la desregulación recuerda lo acontecido con la Ley General de Instituciones Financieras de 1994 que derivó en el feriado bancario de 1999 y sus posteriores consecuencias.
La quiebra de dos bancos en Estados Unidos (Silicon Valley Bank y del Signature Bank) no solo revive la crisis financiera de 2008, también reinstaura el debate de las razones que llevaron a dicho colapso. Una de las principales razones que se replican en varios espacios es la política de aumentar las tasas de interés, esto como una forma de no perder la oportunidad de culpar a cierta intervención de lo acontecido[1] (aunque dicha intervención también sea parte de la receta neoclásica que pretende “combatir la inflación”, cuando lo que en realidad trata es generar shocks que dejen sin trabajo a miles de personas), argumento que ha llegado a cruzar fronteras como en el caso ecuatoriano[2] y, de esa manera, invisibilizar a la verdadera responsable de este desenlace: la desregulación bancaria.
En el año 2017 el presidente Trump iniciaba el desarme de la Ley “Dodd-Frank”, formulada como respuesta a la crisis financiera de 2008 con el desplome de bancos “demasiado grandes para caer”.[3] Por lo que esta desregulación fue el éxito de “presiones de ejecutivos bancarios y grupos de presión, entre ellos Greg Becker, que hasta el viernes dirigía el Silicon Valley Bank”, como relata David Enrich para el New York Times.[4]
En el caso de Ecuador, por supuesto que esta desregulación recuerda lo acontecido con la Ley General de Instituciones Financieras de 1994 que derivó en el feriado bancario de 1999 y sus posteriores consecuencias. No obstante, un recuerdo más reciente de estas desregulaciones se experimentó en la “Ley Orgánica Reformatoria al Código Orgánico Monetario y Financiero para la defensa de la dolarización” de 2021 con dos artículos clave: i) El artículo 6 que abre la puerta para que empleados del sector financiero ocupen posiciones de regulación y control, situación impedida por el anterior Código y ii) en este mismo artículo en el inciso final se disminuye el tiempo en que estas personas pueden regresar al ámbito financiero privado de dos años a uno. Esto, en última instancia abre el espacio para que la banca sea juez y parte. Como ocurrió en 1994 y en cinco años se observaron sus resultados: miseria para el pueblo ecuatoriano, riqueza para la banca.
Lo ocurrido en Estados Unidos es una lección para que dicha situación pueda detenerse, en efecto, existen varias iniciativas para que la Ley de 2021 sea transformada en la Asamblea, proceso que no es bien recibido por los sectores financieros que presionaron para que se reformara el Código, así como los organismos de control que, al parecer, tampoco están en la disposición de apoyar dicha revisión. Una situación entendible en medio de una captura generalizada de la banca de la decisión pública, encabezada por un presidente que pertenece a este sector. Solo el tiempo y la decisión popular decidirá si esto se limita o este artículo es una anécdota más de advertencia de lo que la desregulación causó en Estados Unidos, nuevamente y en Ecuador, nuevamente.
[1] https://www.france24.com/es/programas/econom%C3%ADa/20230313-la-historia-de-c%C3%B3mo-las-altas-tasas-de-inter%C3%A9s-colapsaron-al-silicon-valley-bank
[2] https://www.primicias.ec/noticias/economia/claves-quiebra-silicon-valley-bank/
[3] https://elpais.com/internacional/2017/02/03/actualidad/1486147599_639287.html
[4] https://www.nytimes.com/2023/03/13/business/signature-silicon-valley-bank-dodd-frank-regulation.html
Fuente: https://coyunturauceiie.wordpress.com/2023/03/14/desregular-la-banca-el-verdadero-riesgo/