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Dialéctica del Guasón Ilustrado

Fuentes: La Jornada

Me hallaba en un café de Coyoacán leyendo tranquilamente el último número de Letras Libres, cuando de súbito distinguí a dos sujetos de aspecto sospechoso. El uno lucía turbante rojo, acicalada barba gris, camisa de seda blanca y faja en la cintura. El otro era una niña pintarrajeada de payasito, cargando bebé y pidiendo limosna.Observé […]

Me hallaba en un café de Coyoacán leyendo tranquilamente el último número de Letras Libres, cuando de súbito distinguí a dos sujetos de aspecto sospechoso. El uno lucía turbante rojo, acicalada barba gris, camisa de seda blanca y faja en la cintura. El otro era una niña pintarrajeada de payasito, cargando bebé y pidiendo limosna.

Observé al del turbante. En mi testa se fusionaron las palabras «musulmán», «bomba», «Corán», «fanatismo», «mezquita», «Bin Laden», «terrorismo» y Charlie Chan, aquel detective que en la ex colonia británica de Hong Kong disparaba primero y preguntaba después, como ahora hace la policía de Londres.

Cautelosamente me retiré del lugar. De regreso a casa pensé que el terrorismo es cosa seria. Oiga lo que dice un señor que sabe: «Es una ingenuidad creer que al terrorista acuartelado en su visión dogmática se le puede aplacar con concesiones…» Y de Tony Blair: «No hay en Europa un estadista de ideas tan lúcidas sobre lo que está en juego ni de tanto coraje a la hora de poner en práctica lo que Weber llamaba unas ‘políticas de convicción’…» (Mario Vargas Llosa, of course, El País y Reforma 24/07/05).

Anteayer Luis Hernández Navarro recordaba las palabras del alcalde de Londres por la BBC, en vísperas de la llegada del presidente George W. Bush a la capital inglesa (noviembre 2003). Además de lo apuntado por el impío, Ken Livingstone dijo: «El actual gobierno estadunidense es el más corrupto y racista de los últimos 80 años… Bush es la mayor amenaza a la vida en este planeta que hayamos podido presenciar. Las políticas que él ha iniciado nos condenarán a la extinción». Un exceso, naturally.

Livingstone y Hernández Navarro andan perdidos. Stephen Hadley y Frances Fragos Townsend (consejeros de seguridad nacional de Bush) aseguran que la «guerra contra el terrorismo» tiene que ver con la «lucha ideológica» contra un «sistema totalitario asociado al nazismo y al comunismo (sic)… El combate contra el terrorismo exige la fuerza de las armas, pero no se ganará únicamente con la fuerza de las armas» (New York Times, 23/7/05).

En cuanto a lo primero, el futuro pinta de maravilla. La semana pasada el secretario de Seguridad Interior Michael Chertoff anunció que empezará a probar equipos antimisiles… en aviones de línea. Los ensayos consistirán en instalar en la base de aeronaves de pasajeros aparatos para detectar misiles lanzados desde tierra.

Fasten seat belts. Muy pronto viajaremos con total seguridad a bordo: aviones equipados con rayos láser que al ser disparados desviarán los misiles de los terroristas, confundiendo el sensor que los hace seguir el calor. En el ojo.

El equipamiento de los aviones será provisto por dos empresas privadas que venden sistemas antimisiles para aviones militares. Con base en los resultados, el Congreso decidirá el año que viene si instala el material en los 6 mil 800 aviones de pasajeros estadunidenses, a un costo de 6 mil 800 millones de dólares.

Don’t worry. El sistema antitotalitario que defendemos respeta las garantías individuales, pues en todo Estado de derecho usted decide si viaja o no por tierra. A este fortalecimiento de la libertad y la seguridad antiterrorista mundial se han comprometido los poco fanáticos pensadores que colaboran en las páginas de Letras Libres y El País de Madrid, tan injustamente criticados.

Por ejemplo, Antonio Elorza, ex asesor en asuntos de terrorismo del gobierno de José María Aznar, selecciona algunos textos inquietantes del Corán y ya está, el mal quedó señalado. De su lado, el escritor chileno Jorge Edwards es más sutil: el defensor oficioso de Pinochet reduce a polvo siglos de sabiduría musulmana y sugiere leer al coronel T. E. Lawrence para comprender el «alma árabe».

Otra fuente de consulta ineludible es el Diccionario Espasa de terrorismo (Madrid, 2004, 652 pp.), del experto José M. Benegas, quien fue diputado por Vizcaya del Partido Obrero Socialista Español. Ha sido un alivio comprobar que en la nómina de terroristas no figuran la Fundación Nacional Cubano-Americana y patriotas como Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, en tanto sí aparecen terroristas como Fidel Castro, Yasser Arafat y Che Guevara.

El compromiso antiterrorista con la democracia y la libertad cunde por todos lados. Felipe Solá, gobernador de la provincia de Buenos Aires, declaró hace unos días que «no hay una explicación muy clara» acerca de la presencia de cinco personas de nacionalidad egipcia y quatarí, pertenecientes al grupo religioso Jamaat Al Tabligh.

El agudo gobernador se preguntó: «¿Qué hacían estos misioneros en un lugar tan pequeño como Laprida y tan cerca de Mar del Plata» (ciudad balneario donde en noviembre próximo arribará el presidente Bush a la Cumbre de Presidentes)? Aunque insistió: «No son peligrosos, pero hay que estar atentos».

Ver y observar: dos formas de mirar que, programadamente inducidas, irán permitiendo que, Dios y televisión mediante, mente y cerebro funcionen disociados. Debemos erradicar para siempre la raíz de la razón humana, única capaz de sobrepasar a irracionalistas y racionalistas.