/bigger>/bigger>/fontfamily>Hace ya bastantes años presencié un hecho que me hizo reflexionar y que. acude ahora a mi memoria. Fue en la antigua Yugoslavia, en Ohrid, junto al lago, tomando café después de haber comido en un absurdo hotel en forma de pagoda china. Frente a nuestros ojos Grecia, Albania y un hermoso paisaje en un día claro de primavera.. Éramos un grupo de gente variopinta, de nacionalidades diversas: un militar servio, un conocido poeta rumano, una periodista portuguesa, un albanés y un japonés que no llegue a saber a que se dedicaban. Recuerdo que, mientras les escuchaba, cerraba los ojos para pensar mejor que me sentía feliz, sentada al sol, oyendo hablar de temas importantes con tanta pasión, conocimiento y serenidad.
En un momento dado, el yugoslavo y el japonés comenzaron a negociar algo vinculado a medios de comunicación. El oriental hizo una propuesta y el servio la rechazo para hacer su contraoferta que fracasó igualmente. La situación se repitió varias veces entre silencios y acaloramientos,. hasta que en una pausa el anfitrión saco del bolsillo un bolígrafo, y alguien le facilito un papel en blanco donde escribió durantes un par de minutos. Después, dirigiéndose a mí, me lo puso en la mano indicándome con un gesto que lo rompiera. Dude, pero ante su insistencia hice lo que me pedía. Antes pude ver pequeños y extraños dibujos, acompañados de breves anotaciones que, supuse, reflejaban la serie de propuestas fracasadas. Me señalo al lago y solicito con energía que arrojara al agua los trozos de papel, que flotaron unos segundos y se hundieron o se alejaron arrastrados por el aire que se levanto, quien sabe si con ese fin. Mientras tanto, el serbio propuso empezar de nuevo. Me acorde de las veces que había dibujado en una pizarra, limpiándola a continuación, aspectos de mi vida que quería cambiar, como si al dibujarlos los materializara y al borrarlos los hiciera desaparecer. «Somos como niños», pensé, y fue entonces cuando me acorde de Eistein.
Alguien me dijo una vez, que Einstein había afirmado que le era imposible comprender aquello que no era capaz de dibujar. He buscado la frase sin éxito en varios libros, pero he encontrado esto en uno de ellos, en «El universo de Einstein» :»A los dieciséis años Einstein tuvo una visión que le condujo al descubrimiento que cambio el curso de la historia. Tal vez recordando el viaje imaginario de Bernstein. ( dentro de un cable telegráfico, corriendo a velocidades fantásticas) Einstein se imagino a si mismo, corriendo junto a un rayo de luz y se hizo la fatídica pregunta: ¿como se vería el rayo de luz? El intento de Einstein de imaginar dicho rayo le conduciría a resultados tan sorprendentes y profundos, como cuando Newton se imagino lanzando una piedra tan fuerte que, como la luna, orbitara la tierra.»
¿Cómo catalogar a Einstein? Roland Barthes dice que el cerebro del científico es un objeto mítico, otros le definen como milagro, a mi me gusta pensar que fue un revolucionario, como Mozart, como Brecht, como Eisenstein, como Marx…cada uno en su terreno buscaron como dar un paso más, que fuera el definitivo, para interpretar el mundo o/y para cambiarlo. A todos, sin excepción , les fue posible dibujar la revelación. Todos pudieron entender y luchar por aquello que creían porque lo dibujaba su imaginación, y mantener el dibujo vivo y nítido era su empeño. No se sabe con seguridad para quien escribió Mozart su Requien, pero no es imposible suponer que él se vio muerto y escribió la partitura para él y para todos los muertos que viajarían con él definitivamente, guiados por su maravillosa música De igual manera, Brecht debió ver a «la madre» afirmando que era comunista y diciendo porque y pudo dibujar a todas las madres tal y como él las entendía y Eisesntein dibujo mejor que nadie el acorazado revolucionario, y Marx se observo a si mismo junto a los «parias de la tierra» y dibujo una nueva colectividad. Me consta que amaban sus dibujos porque de no ser así es imposible dibujar tan bien.
Sí, me parece que es cuestión de empeñarse en dibujar y hacer dibujos hasta que se instalen en nuestra cabeza, hasta que el nos persigan en el cerebro ¿quién ha dicho que ya no se puede? ¿Quien ha dicho que tenemos que borrar nuestros dibujos? Si se tiran al agua solo puede ser para empezar de nuevo..
«Otro mundo es posible «Un mundo mejor» se repite casi mecánicamente ¿Cómo es ese mundo? ¡Dibujémoslo! Una y otra vez hasta que se convierta en nuestra obsesión.
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