Recomiendo:
3

Entrevista al historiador Enrique Ayala

Don Maca: un «bandido social»

Fuentes: Rebelión

Entrevista a Enrique Ayala, historiador, curso de maestría en Historia, Essex, Gran Bretaña (1978-1979); Doctor, DPhil (PhD) en Historia, Oxford (1982). Rector Fundador de la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB), sede Ecuador, profesor de Historia de América Latina en la UASB, Presidente del Colegio de América, especializado en relaciones internacionales, director de la Revista Ecuatoriana de Historia, Procesos, y autor de múltiples libros.

Todavía el nombre de don Maca o El Profesor provoca temor y levanta discusiones en Manabí. Para unos, su figura era del jefe de una mafia asesina que dominó Manabí, para otros era un “Robin Hood tropical que robaba a los ricos para darle a los pobres”[1]. En realidad, parece que ambas cosas y algo más”, Enrique Ayala.

JFS: ¿Por qué publicar este ensayo sobre Macario Briones Menéndez, un bandido social, ahora?

EA: Porque había que hacerlo. Es una reflexión que viene arrastrándose desde los años 80 y nadie la había enfrentado en términos académicos. Fui alumno de Eric Hosbawm [2] y conversé con él sobre los bandidos e invención de tradiciones. Le conté esta historia y me dijo que escribiera algo. Cuando preparé el libro sobre crimen político lo hice. Lo hago ahora porque el libro sobre crímenes políticos, que salió hace tres años y está agotado, me pareció que este tema podía ser objeto de reflexión en el país, ya que no hay antecedentes salvo una novela sobre otro bandido social de apellido Briones, Naún Briones. Es un desafío para quienes desean descubrir el tema o investigar más sobre estos fenómenos que no son comunes. No encuentro yo, aparte de los dos Briones, otro bandido social en Ecuador. Bandidos como tales, hay. Pero gente que tuvo cierto perfil de redistribución social, de Robin Hood, no es fácil de encontrar.

JFS: ¿Qué factores permitieron que un guardaespaldas, como Don Maca, se convirtiera adquiriera tanto poder en la Universidad Técnica de Manabí?

EA: Hay que entender a Manabí. Manabí es un fenómeno histórico y cultural muy específico de Ecuador en donde las relaciones de reciprocidad, de compadrazgo, son muy fuertes y hay una tradición de violencia muy grande desde la colonia. En algunos casos, violencia puramente criminal y, en otros, violencia social, de insurgentes que lucharon por la justicia social, que reclamaban derechos e, incluso, secuestraban bienes y dinero de los ricos para entregárselo a los pobres. Eso era común en Manabí, durante una época durante las luchas liberales. Ahora, ¿por qué se dio este fenómeno? Por el vacío de poder en la universidad ecuatoriana, la poca representatividad de sus autoridades y, el sobrepeso que tuvo el movimiento estudiantil. En definitiva, una universidad dominada por pandillas, mafias internas, que no se entendían, auspiciada y, a veces, dirigida por autoridades universitarias.

En ese contexto un bandido, un personaje que comienza siendo miembro del personal de servicio termina poniendo orden en la Universidad. Él dejo que funcionara el sistema universitario, pero incidía en las decisiones y se puso al frente de la burocracia universitaria que existía. Se dio una circunstancia en la que él, con autoridad, por un lado, con relaciones recíprocas con gente que estaba adentro y una cuadrilla de incondicionales logró controlar la universidad.

JFS: ¿Qué tipo de memoria intentó recrear con esta breve semblanza?

EA: Creo que hay que recobrar la memoria social. Lo que hice fue procesar una serie de ideas, decires, de datos que se venían transmitiendo en la comunicación verbal, pero que nadie se atrevía a escribir.

JFS: ¿Por qué nadie se atrevía a hacerlo?

EA: En Manabí porque todavía había miedo de que la gente vinculada a don Maca pudiera ejercer violencia o amenaza. Además, había mucha gente viva que tuvo relación con él, y luego lo negaron; además, como ya pasó, el tema se volvió marginal. Fue un hecho represivo del gobierno represivo de Febres Cordero.

JFS: ¿Cómo ve la sociedad Manabí, específicamente de Portoviejo, años después de la muerte de este personaje?

EA: Portoviejo es la capital de Manabí y es muy manabita. Es una ciudad con muchos rasgos de ese fenómeno regional que es Manabí. La realidad ha cambiado. La universidad ya no toleraría eso, pero es dirigida a partir de relaciones familiares.

JFS: ¿Nepotismo?

EA: No. Son dos hermanos que hacían política de izquierda. Uno fue rector y el otro, independientemente de la influencia de su hermano, se abrió un espacio. El hecho es que son hermanos y, además, tienen su grupo vinculado a Rafael Correa. “Entonces ahí está metida la mafia correísta sin duda ninguna”. Eso les da mucha fuerza y mucho poder porque las universidades a nivel local manejan presupuestos significativos, una burocracia de cierta dimensión y son un poder local real.

La universidad tiene una enorme influencia en Portoviejo actualmente, pese a que hay otra universidad privada allá. Lo que me parece importante es que Portoviejo, como todos los fenómenos históricos, tiene una serie de continuidades respecto a los 80 que están ahí, y claro hay rupturas, cambios, que se han producido y, en ese sentido, podemos decir que ya no son los años 80. Sin embargo, hay mucho de los ochenta en la sociedad de Portoviejo, que cada vez está más estrechamente ligada a Manta y a Montecristi, la vieja capital de Manabí donde nació José Eloy Alfaro y donde se llevó a cabo la Constituyente que redactó la Constitución ecuatoriana de 2008.

JFS: ¿Cuáles son esos rasgos manabitas que tiene Portoviejo?

EA: Es una sociedad sui géneris donde las relaciones culturales se sobreponen a las económicas y, a veces, son complementarias. En Manabí hay una percepción de la sociedad muy machista donde todavía los hombres tienen dos, tres mujeres, y es socialmente aceptado, pero también en la cual las mujeres tienen un papel importante y presencia pública. Es una sociedad, en algunos aspectos, tolerante con muchas desviaciones sociales, pero al mismo tiempo muy tradicional. Por ejemplo, es inconcebible ir a una presentación de un libro sin vestirse de traje y corbata.

JFS: ¿Cuál es la composición étnica de la provincia?

EA: Es mestiza o montubia. La presencia indígena es relativamente baja. En Manabí hay presencia de caciques indígenas coloniales y republicanos, pero poco a poco la comunidad indígena manabita se ha disuelto. La presencia afro es menor que en Guayas y en Esmeraldas que son sus vecinos. Es una provincia muy mestiza, con ese mestizaje montubio.

JFS: ¿Don Maca era montubio o afro?

EA: No era afro. Era del montubio “medio blancon”. Hay muy pocas fotos porque no se las dejaba tomar.

JFS: Después de haber leído, investigado y escrito sobre Don Maca. ¿Es más Robin Hood, delincuente social, o criminal?

EA: Depende del momento. Al principio fue un delincuente común que vivía prófugo. Luego, paulatinamente, se fue convirtiendo en un agente de redistribución social, incluso hacía justicia [3], porque la justicia era tan ineficiente. Entonces, al final, más que volverse Robin Hood se politizó y comenzó a cuestionar el sistema, al gobierno. Adicionalmente, amenazó con formar una guerrilla rural, aunque no creo que hubiera llegado a eso.

JFS: ¿Por qué no?

EA: Porque no tenía condiciones. Una cosa es que, desde la universidad, con los recursos de la universidad, pudiera manejarse y otra, es llevarse a la gente a una guerrilla rural que implicaba desafiar abiertamente el poder del ejército ecuatoriano. No lo hubiera hecho, pero creo que su retórica asustó a mucha gente, entre ellos, a los militares que lo hicieron matar.

JFS: ¿Es esa la hipótesis más aceptada sobre su muerte?

EA: La única. Fueron los militares y entre los militares ecuatorianos. La persona que lo identificó, antes de que le dispararan, fue una mujer que luego dicen que vivió en Quito. Lo que no es claro es si ella era policía. Yo creo que no, que era una soplona usada para atraerlo. Estuvo muy bien planeado el asesinato porque cuando él salía de la universidad, iba con todos sus guardaespaldas, con armamento pesado, pero en la universidad se movía sin ningún temor. No estaba protegido en ese momento.

Ahora, como no lo conocían, esta mujer lo puso a un lado, le conversó, para que lo identificaran. Un balazo vino de lejos, según parece, y otro, de cerca. La familia no permitió hacerle autopsia. Le hicieron una pseudo autopsia para cumplir el requisito. Tenía una herida mortal cuando llegó al hospital en 1985.

JFS: Finalmente, ¿Nadie quiso investigar ese crimen?

EA: ¿A quién le interesaba? Como muchos crímenes en este país. Al principio la tesis fue que murió en una refriega entre delincuentes, que parece iba a ser la versión oficial, pero al final no tuvieron a quién culpar.

Don Maca y su clientela no fueron un movimiento social que expresara al pueblo organizado (…) Fueron una pandilla enquistada en la institución universitaria con sus propias prácticas y procedimientos al margen de la ley (…) Fue un poderoso ejemplo de “antihéroe”. Todos aceptan que tuvo atributos de líder, vivió en medio del peligro y murió en forma espectacular”, Enrique Ayala.

Notas:

[1] Carlos Jijón. Crónica de una vida siniestra. Vistazo (marzo de 1985, p.20).

[2] Experto en bandolerismo. Puede descargar su libro bandidos aquí: https://www.afoiceeomartelo.com.br/posfsa/Autores/Hobsbawm,%20Eric/Eric%20J.%20Hobsbawm%20-%20Bandidos.pdf

[3] El texto relata el caso de una mujer que acudió a Macario Briones para que obligará a un hombre a responder económicamente por su hijo. Lo cual hizo como resultado de la intimidación recibida.

Johana Fernanda Sánchez Jaramillo. Comunicadora social y periodista intercultural, abogada, magister en relaciones internacionales, candidata a doctora en derecho. Investiga y escribe sobre derechos humanos, de los demás animales, derechos de la Madre Tierra y de los pueblos indígenas.

@Fresearchs

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.