El 9 de abril de 1921 nacía en París un niño que estaba destinado por los hados a traer la modernidad a la lírica, impregnándola de todos los recelos, desencantos y anhelos del tiempo que nos ha tocado vivir. Sus versos son siempre un espejo que nos muestra a un semejante y un hermano en su luminosa profundidad.
Él nos demostró una vez más que la poesía es eterna, y en agradecimiento queremos recordarlo con dos fragmentos de sus Flores del mal, que traemos con la traducción de Eduardo Marquina, recreación perfecta en castellano de la música del original.
L’Albatros
Souvent, pour s’amuser, les hommes d’équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.
À peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l’azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traîner à côté d’eux.
Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguère si beau, qu’il est comique et laid!
L’un agace son bec avec un brûle-gueule,
L’autre mime, en boitant, l’infirme qui volait!
Le Poète est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l’archer ;
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l’empêchent de marcher.
El albatros
La gente marinera, con crueldad salvaje,
suele cazar albatros, grandes aves marinas,
que siguen a los barcos compañeras de viaje,
blanqueando en los aires como blancas neblinas.
Pero, apenas los dejan en la lisa cubierta,
¡ellos que al aire imponen el triunfo de su vuelo!,
sus grandes alas blancas, como una cosa muerta,
como dos remos rotos, arrastran por el suelo.
Y el alado viajero toda gracia ha perdido,
y, como antes hermoso, ahora es torpe y simiesco:
y uno le quema el pico con un hierro encendido
y el otro cojeando mima su andar grotesco.
El poeta recuerda a este rey de los vientos
que desdeña las flechas y que atraviesa el mar:
en el suelo, cargado de bajos sufrimientos,
sus alas de gigante no le dejan andar.
Le mort joyeux
Dans une terre grasse et pleine d’escargots
Je veux creuser moi-même une fosse profonde,
Où je puisse à loisir étaler mes vieux os
Et dormir dans l’oubli comme un requin dans l’onde,
Je hais les testaments et je hais les tombeaux;
Plutôt que d’implorer une larme du monde,
Vivant, j’aimerais mieux inviter les corbeaux
A saigner tous les bouts de ma carcasse immonde.
Ô vers ! noirs compagnons sans oreille et sans yeux,
Voyez venir à vous un mort libre et joyeux;
Philosophes viveurs, fils de la pourriture,
A travers ma ruine allez donc sans remords,
Et dites-moi s’il est encor quelque torture
Pour ce vieux corps sans âme et mort parmi les morts.
El muerto gozoso
Entre húmedos limacos, en una tierra grasa,
yo, con mis propias manos, me cavaré un osario
donde tengan mis miembros una cómoda casa,
y yo pueda dormirme como un pez centenario.
Odio el entierro y el monumento votivo
y antes que hacer correr las lágrimas del mundo,
pediría a los cuervos que me comieran vivo,
descarnando los ángulos de mi esqueleto inmundo.
¡Gusano! ¡Compañero ciego y silencioso!,
mira como en tu busca llega un muerto gozoso:
filósofo, nacido de nuestra podredumbre,
húndete en la ruina de mis músculos yertos,
y dime si aún le guardas alguna pesadumbre
a este cuerpo sin alma de un muerto entre los muertos.