Estudió Economía de la Energía, Geografía Económica, Economía Industrial y Administración de Empresas en la Universidad de Colonia en Alemania. Fue ministro de Energía y Minas, entre enero y junio de 2007. También fue presidente de la última Asamblea Constituyente de noviembre de 2007 a junio de 2008. Es profesor e investigador de la Facultad […]
Él estuvo ahí. Alberto Acosta fue ministro de Energía y Minas y revisa junto a EXPRESO las fallas que se cometieron.
– ¿Cómo evalúa la gestión del Gobierno en el sector petrolero?
Los planes iniciales para poner en marcha un sistema energético integrado y dinámico fracasaron. Para comprobar esa aseveración bastaría revisar lo ejecutado con lo propuesto en el Plan de Gobierno de Alianza País 2007-2011, elaborado con una amplia participación ciudadana en el 2006, y lo que se estableció en la Agenda Energética 2007-2011, que la entregué el 14 de junio del 2007, cuando me retiré del Ministerio de Energía y Minas.
Recuérdese que por la inoperancia del gobierno, en un escenario muy complejo heredado de las administraciones anteriores, no se pudo obviar un anticipado racionamiento de electricidad que lo sufriríamos en el año 2009-2010. Y de allí en adelante la ausencia de una adecuada planificación, sumada a la improvisación, sería casi la norma. Inclusive la división del Ministerio de Energía y Minas, ejecutada por capricho del presidente Correa, rompió la posibilidad de un manejo integral del sector y terminó por pasarnos su factura.
– ¿Los cambios administrativos y contractuales que se implementaron ayudaron a organizar mejor el trabajo?
Lamentablemente no se puso en marcha un plan estratégico para transformar a la empresa estatal Petroecuador. Los elementos básicos que fueron formulados desde el Ministerio de Energía y Minas en los primeros meses del año 2007 cayeron en saco roto. En esa empresa, la más más grande y la más importante del país, se ha vivido un proceso de marchas y contra marchas. Basta con recordar las sucesivas administraciones, entre las que se encuentran el paso poco exitoso de miembros de la Armada Nacional.
Inclusive la tan promocionada renegociación de los contratos petroleros tiene una serie de deficiencias, que se las denunció oportunamente. En algunos casos, no se protegió el interés nacional, por ejemplo cuando se ampliaron algunos contratos que debían haber concluido para que esos campos regresen a manos del Estado. Los nuevos contratos tampoco consideraron una situación de caída de los precios del crudo: no se tomó en cuenta la propuesta que hicimos para integrar las reservas existentes, el precio y la calidad del crudo, así como el tiempo de duración de los contratos, con el fin de garantizar una rentabilidad relativamente estable al Estado.
– ¿Qué cambios facilitaron la asignación de contratos sin licitación? ¿Es perjudicial?
Sin negar lo complejo que era el manejo del sector energético con el marco jurídico que existía a inicios del actual gobierno, no es menos cierto que la discrecionalidad provocada por la situación de emergencia permanente se transformó en el terreno propicio para la improvisación y la corrupción. Las denuncias que afloran en la actualidad serán apenas la punta del iceberg: ¿cuál será la verdadera situación si consideramos que en la actualidad el presidente Correa tiene metida su mano en la justicia, como él mismo lo dijo?
– Petroecuador «perdió terreno» frente al funcionamiento de Petroamazonas, ¿funciona ese sistema con dos cabezas en el sector?
Ese es apenas un punto de una larga lista de situaciones adversas para la empresa estatal. La costosa y polémica rehabilitación de la Refinería Estatal de Esmeraldas o el despilfarro en la Refinería del Pacífico son otros ejemplos. A esto podemos sumar el intento de privatización de las gasolineras de Petroecuador. La misma entrega de los campos maduros a empresas extranjeras, sin licitación, es otra cuestión que no podemos olvidar: entrega que era considerada por Rafael Correa, antes de ser presidente, como «una traición a la Patria».
– ¿Cómo se afecta a la imagen del Ecuador, como país petrolero, con los casos de supuesta corrupción?
La corrupción en cualquier ámbito es un lastre para un país. Pero mucho más grave es que a pesar de las denuncias formuladas no haya investigaciones y sanciones: la impunidad agrava la situación. Y esta situación se vuelve aún más dramática cuando se persigue judicialmente a quien denuncia, con es el caso de Fernando Villavicencio, mientras que algunos implicados notables pueden desparecer de la escena nacional sin ninguna acción de la Fiscalía que lo impida.
A más de los recientes casos de corrupción en subsector petrolero, aceptados por el régimen, cabría mencionar otros como la no caducidad de la concesión del campo Palo Azul que estaba en manos de Petrobras o el accionar de Odebrecht, empresa que fue expulsada por el presidente Correa por ser una empresa «corrupta y corruptora», que poco más tarde regresaría para asumir enormes obras de infraestructura, sin licitación, como es la nivelación del suelo de la inexistente Refinería del Pacífico.
– ¿Se puede estimar algún efecto interno en Petroecuador? Cómo queda el ambiente en una empresa tan empañada?
Difícil estimar desde afuera la real situación interna de la empresa. Allí será necesaria una reingeniería integral en todos los aspectos. Quién lo duda, una tarea ineludible para el próximo gobierno.
– Hasta ahora se ha señalado a expresidentes de la petrolera. ¿Cree que existe alguna responsabilidad política, por ejemplo, del vicepresidente quien supervisa los sectores estratégicos?
No es un tema de creencias. Al desparecer el Ministerio de Energía se desarmó la posibilidad de un maneo integrado del sector energético. Al no haber una acción real de la Contraloría y la Fiscalía la corrupción pudo hacer su agosto… durante todos estos años. El Ministerio de Sectores Estratégicos fue desbordado por la realidad. Y de allí surgió la necesidad para que el actual vicepresidente asuma la tarea de coordinar las actividades petroleras y energéticas en general. Él es, entonces, el responsable directo de lo sucedido y, por ende, también el presidente de la República. Por lo que sería deplorable que Jorge Glas «se libre» de asumir sus responsabilidades si continúa como vicepresidente en un posible correismo sin Correa en la Presidencia.
– ¿Fallaron los sistemas de control y fiscalización?
Eso es evidente. También falló la planificación. Pero no solo en este sector. Durante el correismo el control y la fiscalización han brillado por la ausencia.
– Hay denuncias de incremento significativo de costos en las obras estrella como la misma refinería de Esmeraldas, eso podría dar cabida a sospechas de corrupción?
Ya no son solo sospechas. Hay argumentos para demostrar la corrupción. Funcionarios del más alto nivel del régimen lo han reconocido públicamente. Y ese tema de los sobre precios está presente también en el subsector eléctrico, por ejemplo en la construcción de las plantas hidroeléctricas, tal como lo ha demostrado Arturo Villavicencio en varios de sus estudios.
– ¿Qué efecto tiene la relación petrolera con China?
Del control que tenían antes unas cuantas empresas petroleras transnacionales hemos pasado al control por parte del imperialismo chino. Las empresas chinas están en casi todas las actividades petroleras y eléctricas, mientras ahora incursionan con creciente fuerza en la megaminría, gracias al gran promotor de la misma: Rafael Correa. Los discursos soberanistas del correismo suenan groseramente huecos.
– ¿Qué debería hacer el próximo presidente para solucionar los inconvenientes?
Un paso fundamental es constituir una comisión ciudadana totalmente independiente de cualquier instancia gubernamental para investigar todas las contrataciones en el subsector petróleo y en el subsector eléctrico, y en otros sectores, así como en la contratación de deuda externa. En esta comisión no debería participar nadie que hay sido funcionario público, haya tenido contrato con el Estado o haya sido elegido por el voto popular en los últimos diez años.
Luego se precisa una visión estrategia del sector energético con el fin de corregir los errores e impulsar su modernización, que no puede confundirse, de ninguna manera, con su privatización. Y, por cierto, es urgente tomar las medidas oportunas para empezar a transitar hacia una economía postpetrolera, empezando por detener las actividades petroleras en el ITT, en donde la vanidad e incapacidad del presidente impidieron cristalizar esa propuesta tan maravillosa como es la de dejar el crudo en el subsuelo, que fue propuesta desde la sociedad mucho antes del inicio del correismo.
– ¿Cómo mejorar la imagen en el extranjero del Ecuador petrolero?
Interesa esa percepción exterior, no hay duda. Pero mucho más interesa la imagen que nosotros en el país tengamos sobre nuestra realidad. Eso demanda analizar lo que ha hecho y lo que ha dejado de hacer este gobierno que ha tenido la mayor cantidad de recursos económicos de toda la historia, que contó con un marco constitucional favorable para llevar adelante las grandes transformaciones, que es el que más tiempo ha estado en funciones, que tuvo durante mucho tiempo un amplio respaldo popular y que -al inicio de su gestión- disponía de diagnósticos claros y propuestas concretas para asumir esta tarea de profundos cambios.
El saldo de estos años es pobre, asumiendo incluso algunas cuestiones que pueden ser aceptadas como positivas. Dada la magnitud de los puntos a su favor que tuvo este gobierno, comparándolos con los logros efectivos, podemos afirmar categóricamente que los últimos diez años constituyen una década desperdiciada.-