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«Ecléctica», una revista de cultura crítica y emancipadora

Fuentes: Rebelión

La publicación nace con el ánimo de combinar rigor científico y divulgación.

 No siempre las Ciencias Sociales han resuelto bien la dialéctica entre rigor científico y pedagogía. A veces, una excesiva rigidez académica; otras, mucha sal gruesa, trabajos demasiado planos y simplificadores. Mezclar la precisión y la seriedad en el análisis con la eficacia en la divulgación supone un reto. Un grupo de jóvenes investigadores de la Universitat de València han promovido una revista -«Ecléctica», de la que ya se han publicado dos números- con el fin de superar está aparente contradicción y difundir una cultura crítica y emancipadora, desde un punto de vista próximo a los movimientos sociales.

«Ecléctica» nació hace dos años, dentro del ámbito universitario pero con la idea de trascender los círculos académicos y apostar decididamente por la cultura libre. Un grupo de noveles historiadores estaba detrás del proyecto. Les movía una preocupación: la plétora de revistas académicas (algunas pretendidamente científicas) que incluyen estudios, investigaciones y tesis doctorales, pero cuyo impacto social es nulo. Publicaciones que olvidan la divulgación y la innovación, y que se leen exclusivamente en algunos departamentos de la Universidad.

En cada número de «Ecléctica» -por el momento, uno al año- se incluye un Dossier sobre alguna cuestión polémica y de actualidad («Crisis en el Mundo Contemporáneo» y «Migraciones»), analizada desde las diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales. Encuentran un espacio también secciones como «Didáctica», «Reseñas», «Miscelánea», «Realidades», «Ficción» y un Editorial, que en el caso del primer número revela una declaración de principios: «Buscamos interesar a un público lo más amplio posible (…)». Y en el editorial del segundo número: «Como movimiento siempre a medio hacer, en Ecléctica seguimos preguntándonos cuál es la función social de quien trabaja en la academia más allá de las paredes (o muros) de la misma (…). Queremos ser una alternativa y un generador de propuestas». Pero el «aire fresco» no se limita a los contenidos. La maquetación y el diseño, dinámico y renovador, facilita una lectura ágil por los textos espaciados (salpicados de fotografías, viñetas, iconos temáticos y sumarios) y una grafía de tamaño superior al utilizado tradicionalmente en los periódicos.

José Antonio Caballero Machí, miembro del Consejo de Redacción, resume la línea editorial de la revista: «Se sitúa en el campo de los estudios culturales y, en particular, de las culturas subalternas; apostamos por una identidad política que rompa con las jerarquías y con las técnicas hegemónicas de producción del conocimiento, al tiempo que optamos por la cultura libre; planteamos además análisis de realidades sociales conflictivas y que conecten con el campo ideológico de los movimientos sociales, así como de los sectores sometidos a criminalización y exclusión». Al principio, reconoce, se produjo una polémica sobre si la ideología debería reflejarse en los contenidos. Y decidieron mancharse: la fotografía de contraportada del número dos -del proyecto «Fronteras invisibles»- reproduce a una persona migrante a la que se llevan detenida dos policías, mientras varios jóvenes con pinta de turistas, indiferentes a los hechos, consumen un refresco en las terrazas.

El proceso de elaboración de la revista, que impulsan diez personas, resulta muy laborioso. Comienza con la presentación pública de cada uno de los números. Es en ese momento cuando por el sistema Call for papers se empiezan a solicitar colaboraciones para el número siguiente (en este caso, el número 3, «Cultura POPular»). «La selección de textos se rige por criterios exclusivamente académicos, con lo que se evitan amiguismos e intercambios de favores», subraya otro de los historiadores, Jorge Ramos Tolosa. La revista se estrenó en 2012 con el título de «Crisis» y una tirada de 200 ejemplares. En el número de 2013 («Migraciones») los promotores esperan superar ampliamente esta tirada. La publicación también puede seguirse en la red (www.revistaeclectica.org) pero, para lanzar la edición de papel, hace falta una financiación que se consigue mediante aportaciones de individuos o colectivos que confían en la iniciativa (Crowdfunding). En la revista no se insertan anuncios. La distribución, todavía incipiente, se realiza básicamente en los actos de presentación, bibliotecas, centros sociales y solicitudes por mail.

Pero el proyecto de investigación y estudios culturales no se para en la difusión de textos por escrito. Aunque la revista constituye el núcleo del grupo, también han organizado los jóvenes historiadores un seminario en la Facultat de Geografia i Història de Valencia, así como mesas redondas y talleres para varios congresos. «Blaverismo» (movimiento conservador que en el País Valenciano defiende la secesión lingüística y la franja azul en la bandera oficial), «Transgénero» y «Palestina» han sido algunas de las temáticas abordadas.

Los principios que inspiran «Ecléctica» se exhiben sin ambages. «Queremos romper con la supuesta objetividad del conocimiento científico y académico; porque toda producción científica es ideológica y está vinculada al contexto del que surge», subraya José Antonio Caballero Machí. «En el proyecto late una búsqueda de la transformación social», agrega Ramos Tolosa. ¿Cómo se plasman estas declaraciones en lo concreto? El número uno de la revista se inicia con el artículo «Los trabajadores se rebelan. Contestación y movimiento obrero en la ciudad-puerto de Dakar (1914-1939)», del doctorando de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Daniel Castillo.

Las páginas siguientes acogen una re-lectura indignada de Alexis de Tocqueville («La indignación de Alexis»), a cargo del doctorando de Ciencias Políticas de la Universitat Pompeu Fabra, Pablo Simón. Antonio César Moreno, de la Universidad de Alcalá, escribe además sobre la «Propaganda y espionaje franquista en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial» (en el artículo se explica cómo Londres se convirtió en un nido de espías franquistas a favor del eje). En la sección «Didáctica» puede leerse un análisis crítico de Wikipedia (Jorge Ramos Tolosa y Juan Carlos Colomer), una valoración del videojuego sobre la guerra civil española «Sombras de guerra» (Garikoitz Gómez y José Ruiz) y una reflexión sobre el filme «Vente a Alemania Pepe» y la inmigración española de los sesenta. El primer número se cierra con dos reseñas, de la película «Balada triste de trompeta» (Verónica Martínez) y de la novela magna de Clarín, «La Regenta» (Nora Cortina).

Esta posición comprometida ante la realidad se constata también en el número dedicado a las migraciones. Ya en la primera página, el editorialista denuncia «dobles raseros en lo político al privilegiar a un tipo de migrante mientras se reprime a otros, a la vez que se les instrumentaliza o explota. Hipocresías que distorsionan la óptica de la percepción: la desmedida atención de los medios a la «invasión» del Norte por la «barbarie» invisibilizan, por ejemplo, los grandes fenómenos migratorios Sur-Sur: los de proximidad en la India, los exilios interafricanos o las grandes migraciones de asiáticos a los países del Golfo».

Algunos artículos llegan directamente de la lucha en la calle. Ana Fornés, miembro de la Campaña por el Cierre de los Centros de Internamientos para Extranjeros (CIE), recoge en un trabajo titulado «¿Por qué yo? ¿Por qué a mí?» los testimonios de tres personas migrantes tras su paso por un CIE, a los que añade una descripción sobre su funcionamiento. Un aliento reivindicativo que también inspira el texto de Cabezas de Tormenta/Asamblea de Senegaleses de Lavapiés, en el que se denuncian las redadas racistas y el permanente acoso policial que sufre la población migrante de esta barriada madrileña. En una línea más académica, el licenciado en Derecho y Ciencias Políticas, Luis González Vayá, aborda en el artículo «Europa para los europeos. Cuando el indigenismo deja de ser exótico» el auge de la extrema derecha en el viejo continente.

Los interesados en la cuestión pueden encontrar, ciertamente, una fecunda reflexión sobre el fenómeno migratorio, abordado desde miradas muy diferentes pero siempre desde un punto de vista crítico. Vivienda e Integración social (Menara Lube); el caso irlandés en los albores del siglo XXI (Carlos Menéndez); el borrado de la problemática de la inmigración (Arturo Borra); el éxodo desarrollista en la España de los 60 a través del cine (Aintzane Rincón) y la idea de colonialidad en la frontera ceutí (Keina Espiñeira), entre otros artículos, se aproximan a la cuestión migratoria. En la sección «Didáctica» se amplía la perspectiva, con textos como «Descolonizar la Segunda Guerra Mundial, una propuesta didáctica» (Equipo Ecléctica) o «Sangre, votos y manifestaciones. El nacionalismo vasco radical. 1958-2011» (Gaizka Fernández y Raúl López).

¿Qué es, en definitiva, «Ecléctica»? «Un proyecto nacido de la ilusión, el esfuerzo y la dedicación de un grupo de personas que, aunque de manera modesta, quiere poner su granito de arena a la difusión del conocimiento y a una transformación social que creemos necesaria. Que tengamos éxito o no lo decidirán nuestros lectores», concluye su primer editorial. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.