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Economía de EEUU: RIP

Fuentes: Sin permiso

La economía norteamericana continúa su muerte lenta ante nuestros ojos, pero los economistas, políticos y la mayoría de la gente están cegados por esta quimera tambaleante de la tierra de oportunidades. En agosto, se perdieron 64.000 empleos en la industria manufacturera. La economía norteamericana perdió 4.000 empleos en total. El sector privado sólo creó 24.000 […]

La economía norteamericana continúa su muerte lenta ante nuestros ojos, pero los economistas, políticos y la mayoría de la gente están cegados por esta quimera tambaleante de la tierra de oportunidades.

En agosto, se perdieron 64.000 empleos en la industria manufacturera. La economía norteamericana perdió 4.000 empleos en total. El sector privado sólo creó 24.000 trabajos, de los cuales 24.100 corresponden a puestos de camareros. El sector gubernamental perdió 28.000 trabajos.

En el siglo XXI la economía norteamericana ha dejado de crear puestos de trabajo en las industrias de exportación y en industrias que compiten con las importaciones. El aumento del empleo se ha ceñido a sectores como el servicio doméstico, la restauración (camareros y barman ), la educación privada y servicios sanitarios (salud ambulatoria y camilleros hospitalarios), y la construcción (que ahora está en declive). La falta de crecimiento en el empleo en ocupaciones de mayor productividad y mayores salarios asociadas con las clases medias y medias altas americanas podría finalmente matar el mercado de consumo del país.

Las tasas de desempleo se mantienen estables, pero porque 340.000 americanos incapaces de encontrar trabajo abandonaron la fuerza de trabajo en agosto. Los EEUU miden el desempleo sólo entre aquellos que activamente participan en el mercado de trabajo, que incluye a quienes buscan empleos [N.deT.: este criterio se aplica en todas las mediciones del desempleo, incluyendo las europeas, aunque existen intentos de estimar el desempleo oculto, que es el que correspondería si se incluyesen los desalentados]. Quienes están desanimados y se han rendido no cuentan como desempleados.

Con la producción manufacturera declinando en forma secular a medida que más y más producción norteamericana se ha deslocalizado del país, las profesiones de ingeniería están en decadencia. Los puestos de directivos están principalmente confinados al comercio minorista y los servicios financieros.

Las franquicias y cadenas han reducido las oportunidades para los emprendimientos comerciales familiares, y las políticas de fronteras abiertas que mantiene el gobierno les niega los puestos de trabajo no calificados a los miembros desplazados de la clase media.

Cuando las compañías estadounidenses deslocalizan su producción, las consecuencias para la economía nacional son altamente perjudiciales. Una de ellas es que el trabajo norteamericano es sustituido por trabajo extranjero, redundado en un agostamiento de las oportunidades profesionales y de crecimiento de la renta en los EEUU. Otra es que el PIB se ha convertido en importaciones. Mediante la transformación de marcas estadounidenses en importaciones, la deslocalización tiene un doble golpe sobre el déficit comercial del país. Aumentan las importaciones por el monto de la producción deslocalizada, al mismo tiempo que la oferta de manufacturas exportables desciende en la misma cantidad.

Estados Unidos tiene ahora un déficit comercial con todas las partes del mundo. En 2006 (los últimos datos anuales), este déficit alcanzaba los 838.271 millones de dólares.

El déficit comercial estadounidense con Europa era de 142.538 millones de dólares. Con Canadá alcanzaba los 75.087 millones. Con América Latina era de 112.579 millones (de los cuales 67.303.000 correspondían al comercio con México). El déficit con Asia y con la región del Pacífico se elevaba a 409.765 millones (de los cuales 223.087.000.000 eran con China y 90.966.000.000 con Japón). Con Oriente Medio el déficit fue de 36.112.000.000, y con África llegó a los 62.192 millones.

La preocupación gubernamental durante tres décadas sobre el déficit petrolero estadounidense ha creado la falsa impresión entre los norteamericanos de que una Norteamérica autosuficiente está dañada sólo por la dependencia del petróleo de Oriente Medio. Pero el asunto en cuestión es que el déficit total que mantiene Estados Unidos con la OPEP, una organización que incluye a muchos países tanto dentro como fuera de Oriente Medio, es de 106.260.000.000 o, lo que es lo mismo, alrededor de la octava parte de su déficit comercial anual.

Además, Estados Unidos obtiene la mayoría de su crudo fuera de Oriente Medio, y el déficit comercial del país refleja este hecho. Su déficit con Nigeria, México y Venezuela es 3,3 veces mayor que el que tiene con Oriente Medio, a pesar del hecho de que Estados Unidos vende más a Venezuela y 18 veces más a México de lo que exporta a Arabia Saudí.

Lo que resulta llamativo de la dependencia de las importaciones estadounidense es que es prácticamente mundial. Los americanos dependen de los alimentos y bebidas extranjeros por 8.975.000.000 de dólares.

Los norteamericanos dependen de las provisiones industriales y materiales extranjeros por un monto de 326.459.000.000 -más de tres veces la dependencia respecto de la OPEP-. Los norteamericanos ya no se autoabastecen siquiera para su propio transporte. Son dependientes de las importaciones de automóviles, autopartes y motores por 149.499.000.000 de dólares, o una vez y media más que la dependencia de la OPEP.

A parte de la dependencia automotriz, los norteamericanos son 3,4 veces más dependientes de las importaciones de bienes de consumo durables y no durables que de la OPEP. Ya no producen su propia vestimenta, calzado o electrodomésticos, y tienen un déficit comercial en bienes manufacturados de 336.118.000.000 dólares.

El «superpoder» estadounidense hasta tiene un déficit en bienes de capital, incluyendo maquinaria, generadores eléctricos, herramientas, ordenadores y equipos de telecomunicaciones. ¿Qué significa que Estados Unidos tenga un déficit comercial de 800 mil millones de dólares? Significa que los americanos están consumiendo 800 mil millones más de lo que producen. ¿Cómo lo pagan?

Lo pagan entregando la propiedad de sus activos -reservas, bonos, empresas, bienes raíces-. Ahora EEUU es una nación deudora. Los extranjeros poseen 2.5 billones más de activos americanos que éstos de activos extranjeros. Cuando los extranjeros adquieren la propiedad de activos norteamericanos, también adquieren la propiedad de los futuros flujos de renta que los activos producen. Más renta que se escapa de los norteamericanos.

¿Cuánto tiempo más podrán los norteamericanos consumir más de lo que producen? El exceso de consumo puede continuar mientras la población pueda encontrar formas de enterrarse en más deuda para financiar su consumo y mientras el dólar consiga seguir siendo la moneda de reserva monetaria mundial.

El siglo XXI no ha traído a los americanos (con la excepción de los CEO’s, administradores de Hedge Funds y banqueros de inversión) ningún crecimiento en la renta real media de los hogares. Los americanos han incrementado su consumo disminuyendo su tasa de ahorro al nivel de la gran depresión de 1933 cuando el desempleo fue masivo, consumiendo sus activos y elevando la cuenta de sus tarjetas de crédito. La capacidad de la población -duramente afectada por la pérdida de buenos trabajos a favor de extranjeros como resultado de la deslocalización y de las visas de trabajo H-1B [N. del T.: estos visados corresponden a «Ocupaciones Especiales», como médicos, contadores, programadores, ingenieros, científicos, etc.] y por el desplome de la burbuja inmobiliaria- para continuar acumulando más deuda personal, como mínimom, está limitada,.

Los extranjeros aceptan los dólares americanos a cambio de sus bienes y servicios porque los dólares pueden ser usados para pagar las cuentas internacionales de cada país. Mediante la acumulación de déficit comercial, Estados Unidos se asegura la financiación de su déficit presupuestario gracias a que los dólares excedentes del resto del mundo son invertidos en bonos del tesoro norteamericano y otros activos denominados en dólares.

La capacidad del dólar estadounidense para mantener su estatus de moneda de reserva se está desgastando debido al constante incremento de los déficits presupuestario y comercial. Actualmente el mundo está literalmente inundado de dólares. Para intentar reducir la tasa a la cual ellos están acumulando dólares, los gobiernos e inversores extranjeros se están diversificando hacia otras divisas. En consecuencia ha subido el precio en dólares del Euro, de la Libra esterlina, del dólar canadiense, del baht tailandés y de otras monedas. En el siglo XXI el dólar americano se ha devaluado alrededor de un 33% en relación con otras divisas. Sólo permanece como divisa de reserva debido principalmente al hábito y a la falta de una alternativa clara. La información utilizada en este artículo está disponible de manera gratuita. Puede ser consultada en dos páginas oficiales del gobierno: http://www.bea.gov/international/bp_web/simple.cfm?anon=71&table_id=20&area_id=3 y http://www.bls.gov/news.release/empsit.t14.htm

Los datos de empleo y la falta de crecimiento de la renta real para la mayoría de la población no son coherentes con los informes de crecimiento del PIB y la productividad. Los economistas dan por sentado que la fuerza de trabajo se paga de acuerdo a la productividad. Un aumento de la productividad, entonces, se corresponde con un incremento en la renta real de los trabajadores. Sin embargo, hemos tenido años de fuerte crecimiento de la productividad combinado con rentas estancadas o en declive. De alguna manera el PIB sube, pero no los ingresos de los trabajadores.

Algo está mal aquí. O bien los datos que reflejan el crecimiento de la productividad y del PIB están mal o Karl Marx estaba en lo correcto cuando sostenía que el capitalismo funciona concentrando la renta en las manos de unos pocos capitalistas. Ambas explicaciones pueden encontrar justificación.

Recientemente, una economista -Susan Houseman- descubrió que la fiabilidad de algunas estadísticas económicas americanas había sido afectada por la deslocalización. Se dio cuenta que la reducción de costos llevada a cabo por las empresas estadounidenses que producen en el exterior no había sido registrada en el crecimiento del PIB americano, y que los beneficios productivos obtenidos por las empresas americanas cuando trasladan diseño, investigación y desarrollo fuera del país se están registrando como crecimiento en la productividad americana. Obviamente, la producción y la productividad que se generan en el extranjero no son parte de la economía estadounidense.

El descubrimiento de Houseman justificó la historia de portada del Business Week del 18 de junio pasado, pero su importante hallazgo parece haberse hundido en el olvido. La profesión económica se ha sobre-comprometido a sí misma con los hipotéticos «beneficios» de la deslocalización, el globalismo y la inexistente «Nueva Economía». El descubrimiento de Houseman es una gran amenaza para la ideología económica del libre mercado, el capital humano y los subsidios a la investigación.

Los Medios han dejado morir la historia, porque en la década del 90 la administración Clinton y el Congreso permitieron a unas pocas mega corporaciones concentrar en sus manos la propiedad de los Medios norteamericanos, quienes informan de acuerdo a los intereses de las corporaciones y el gobierno.

La justificación marxista es que la deslocalización ha inflado las ganancias bajando los costos laborales, y de ese modo concentrado el incremento de los beneficios en las manos de los propietarios y administradores del capital. De acuerdo con la revista Forbes , las 20 mayores rentas entre los administradores de activos financieros y Head Funds de tenencia privada se elevan en promedio a una compensación anual de 657,5 millones de dólares, con cuatro de ellos superando los mil millones. En cambio, los que de otro modo serían unos excesivos 36,4 millones de renta para los 20 CEOs mejor pagados de las compañías de tenencia pública, parecen raquíticos en comparación [N. del T.: por tenencia pública y privada se distinguen las compañías cuyas participaciones pueden o no adquirirse libremente en el mercado de valores]. Las carreras y la proyección financiera de muchos norteamericanos fueron destrozadas para alcanzar estas jugosas ganancias para unos pocos.

La arrogancia impide ver que los norteamericanos están perdiendo su futuro económico junto a sus libertades civiles, y que están al borde de la servidumbre.

Paul Craig Roberts fue Secretario Asistente del Tesoro en la Administración Reagan. Fue Editor Asociado de la página editorial del Wall Street Journal y Editor colaborador de la National Review. Es coautor de The Tyranny of Good Intentions..

Traducción para wwws.inpermiso.info: Camila Vollenweider