En los últimos días, varios analistas y representantes de los grupos económicos no se cansan de hablar sobre el riesgo del colapso de la economía ecuatoriana y, por cierto, del fin de la dolarización. Lo anecdótico es que estos grupos, particularmente la banca, no hacen mucho por contribuir a fortalecer la economía. Gran parte de […]
En los últimos días, varios analistas y representantes de los grupos económicos no se cansan de hablar sobre el riesgo del colapso de la economía ecuatoriana y, por cierto, del fin de la dolarización. Lo anecdótico es que estos grupos, particularmente la banca, no hacen mucho por contribuir a fortalecer la economía. Gran parte de ellos han sido los principales promotores y defensores de la dolarización. Es decir, son al menos los acólitos de la mayor mutilación de soberanía económica que ha sufrido el país, la pérdida de su política monetaria y cambiaria.
La dolarización aumenta el margen de vulnerabilidad del manejo económico debido a que la liquidez que demanda la economía para su desarrollo pasó a ser una variable que no la podemos controlar y depende de fuentes exógenas, por ejemplo de la evolución de los precios internacionales del petróleo o del envío de remesas, entre otras. Esta situación demanda del manejo económico especial atención en mantener la mayor cantidad de dinero en la economía para impulsar el desarrollo económico y evitar un mal mayor, que sería una salida abrupta de la dolarización. Pero, mientras el Gobierno recurre a todas las fuentes de financiamiento posibles para mantener la liquidez en la economía, ¿qué han hecho algunos banqueros? Sacar parte importante del ahorro interno del país e invertirlo en el exterior. Y se oponen a la repatriación de ese dinero, que no es de ellos; es decir no quieren traer dicho ahorro doméstico. Con esta posición, que resta liquidez a la economía, unos cuantos bancos, los más grandes, ponen en riesgo incluso a la dolarización.
Pero para mejorar el desempeño de la economía, no sólo es necesario que ingresen más dólares de los que salen y que estos se mantengan en el Ecuador. Es fundamental que esos dólares se canalicen y circulen a través de los diversos circuitos económicos y financieros hacia las personas, los hogares, las empresas. Se requiere que el ahorro interno se canalice hacia la producción nacional para generar empleo, ingresos, riqueza. Pero, ¿qué han hecho algunos banqueros? Restringir el crédito y oponerse al uso de la reserva de libre disponibilidad en proyectos de inversión indispensables para el país, como por ejemplo los proyectos energéticos. ¿Será que no desean un incremento de la liquidez para no verse forzados a bajar sus tasas de interés? No hay duda, esta actitud, egoísta en extremo, entorpece el financiamiento de la actividad economía a través de otros canales, que no sean las ventanillas de sus bancos.
Por otro lado, La política económica del gobierno debe dar mayores certezas para el mediano y largo plazo, fomentando el desenvolvimiento de todo el sector productivo, no sólo de los grandes grupos económicos. Para enfrentar los problemas que arrastra la economía es indispensable generar las condiciones para invertir en el desarrollo endógeno del país, fortaleciendo, simultáneamente, el mercado nacional. Y, adicionalmente, hay que combatir con acciones efectivas al «terrorismo económico» que tanto daño ha causado al Ecuador y que ahora anticipa un nuevo colapso.