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Alredo Palacio considera que la nación se encuentra en estado de coma y afirma que hay que formar cuanto antes un gobierno de concertación nacional

Ecuador: Entrevista al nuevo presidente Palacio

Fuentes: Análisis Global

Tranquilo, vestido con un impecable traje gris, camisa blanca y corbata negra, el nuevo presidente ecuatoriano accedió a una entrevista en uno de los salones de CIESPAL, en Quito, minutos antes de ser juramentado allí en ese cargo por el Congreso Nacional. Señaló que el país ha estado viviendo en dictadura y observó que hará […]

Tranquilo, vestido con un impecable traje gris, camisa blanca y corbata negra, el nuevo presidente ecuatoriano accedió a una entrevista en uno de los salones de CIESPAL, en Quito, minutos antes de ser juramentado allí en ese cargo por el Congreso Nacional. Señaló que el país ha estado viviendo en dictadura y observó que hará lo que el pueblo le pida. De paso, reveló que las «excelentes» cifras económicas que se han estado promocionando son una mentira. Este fue el diálogo.

– ¿Cómo observa la situación del país?

Vea, en primer lugar, hay que escuchar al pueblo. Pero lo fundamental es saber a dónde vamos. El país no puede seguir en la ilegalidad, problema que empezó el 8 de diciembre, cuando el presidente Gutiérrez convocó al Congreso para tratar una función del Estado, como la judicial.

Si es cierto lo que usted dice, que hay que escuchar la voz del pueblo, entonces como Presidente organizaría una consulta popular?

Aquí se ha hablado mucho de la consulta popular para preguntarle al pueblo si el delito cometido el 8 de diciembre es legal o no. Pero al pueblo no se le pueden hacer preguntas intrascendentes. Hay que preguntarle cosas que vayan a cambiar su destino histórico, que sirvan para su futuro, como por ejemplo: ¿cree usted que el sistema presidencialista se agotó? ¿Es partidario del sistema parlamentario? ¿Quiere tener autonomía o no? Hay que preguntarle al pueblo qué es lo que necesita. El resto no vale la pena. Lástima que la tal consulta popular se ha estado promocionando para manipular y engañar al pueblo, y no para analizar y solucionar sus problemas trascendentales.


– A usted se le califica de conspirador. ¿Lo es?

Al contrario, aquí lo que ha habido es una conspiración contra mí. A ver: ¿quién ha conspirado contra el poder judicial y el legislativo? Ciertamente no he sido yo.

– Pero muchos opinan que usted sí ha tenido qué ver con todo lo que está pasando…

Veamos: ¿Qué es conspirar? Conspirar es reunirse en secreto para maquinar cosas contra el superior, contra el soberano. Y ¿quién es aquí el soberano? Pues el pueblo. ¿Y quién ha conspirado contra el pueblo y los poderes públicos? Le repito: no he sido yo. Se me ha acusado también de sedicioso. Esto es propugnar un levantamiento violento y yo no he hecho nada de eso contra nadie. Desde el primer día que asumí como vicepresidente advertí que había una conspiración contra mí, a mi me han venido grabando todo, por ejemplo.

– ¿Se siente capacitado para ejercer la presidencia?

Sí: el asunto es que un Presidente no debe dejar de escuchar al pueblo. El presidente tiene que hacer lo que el pueblo le demande y, efectivamente, yo haré lo que ese pueblo me pida. Hay que formar un gobierno de concertación nacional, no de concentración de poderes. No se olvide que hemos estado viviendo en dictadura, fuera del estado de derecho.


– Qué pasará con los juicios contra Abdalá Bucaram?

Precisamente la mejor forma de demostrar que el poder ejecutivo no puede ni debe intervenir es dejarle ese asunto a una corte de justicia totalmente libre e independiente, sin la menor injerencia, ni siquiera de opiniones del Ejecutivo. Eso hay que dejárselo a la próxima Corte, que ella determine lo que hay qué hacer, y a mí me toca solamente escuchar lo que esa Corte decida.

– ¿No considera que en la actual crisis, en lugar de ayudar a apaciguar los ánimos, usted con sus críticas al régimen del cual venía formando parte ha contribuído en echar más leña al fuego?

Calmar los ánimos y dejar las cosas como están ha creado un rescoldo de fuego que va a incendiar a la República. Créame: lo que usted está viendo que pasa allá afuera, no lo está dirigiendo ningún político, es la voluntad espontánea del pueblo y nadie más que el pueblo debe reclamar esos créditos.


– ¿ Cómo observa el presente del país?

Desde hace más de un año advertí que el país se estaba cayendo a pedazos, que estaba en terapia intensiva y que se lo llevaba el diablo. Ahora estamos en coma y hay que tener cuidado no sea que alguien quiera aplicarnos la eutanasia.

– ¿Y cómo ve el futuro del Ecuador?

No abandonemos la Constitución ni la Ley. Esas son las reglas. El asunto es sencillo: remitámonos a lo que dice la Constitución, no a lo que se le ocurra a tal señor o a determinado sector. Necesitamos salvar al país con los métodos ortodoxos de la vida clásica.

– Pero las cifras oficiales señalan que estamos bien económicamente…

No, no lo estamos. Le soy sincero: No se entiende cómo se ha venido gastando en grandes propagandas gubernamentales de televisión, por ejemplo, y no tenemos cómo ni con qué pagarle a los médicos. La boyante macroeconomía es una farsa. Es muy fácil hablar de pagar la deuda social, pero a la hora de la verdad no hay con qué pagarla. El petróleo, valga el caso, lo estamos utilizando como el marqués que se empobreció y empezó a vender los muebles.

El país debe invertir en salud, educación, hacer inversión social, en fin. El crecimiento del 6.6% que se ha venido pregonando es una farsa. Quítele el petróleo o las remesas y no llega ni al 2%. Por favor, no nos sigamos engañando.


Ecuador: ¿Cambio de Presidente?.
Isaac Bigio Analista internacional www.bigio.org

Unos 60 de los 100 legisladores ecuatorianos habrían resuelto remplazar al Presidente Lucio Gutiérrez por su vicepresidente Alfredo Palacio. Las grandes protestas en Quito habrían logrado minar al estado de sitio decretado por el mandatario y luego precipitar su inminente caída. Los hechos recuerdan las movilizaciones de La Paz y El Alto que produjeron que el presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Losada fuese substituido por su vice Carlos Mesa. Si en Bolivia el detonante fue un contrato a una multinacional extranjera para hacer un gasoducto hacia Chile, en Ecuador éste fue la intervención hecha en Diciembre pasado sobre la Corte Suprema, la mismo que permitió anular juicios a ex presidentes acusados de corrupción (Bucarám y Noboa) y que éstos retornen al país. Sin embargo, entre esos dos cambios hay dos diferencias significativas. En Bolivia el presidente depuesto era el autor del modelo monetarista vigente y las movilizaciones partieron de la izquierda y de las organizaciones sindicales, indígenas y de barrios pobres. En Ecuador, Gutiérrez llegó al gobierno proyectándose como un aliado de los movimientos indios e izquierdistas y las marchas callejeras que le han enfrentado han estado muy centradas en torno a la clase media. Mientras en Bolivia la derecha fue quien perdió palacio, en Ecuador la derecha socialcristiana se alía con la ‘Izquierda Democrática’ y otros sectores que se reclaman socialistas para tumbar al mandatario. La segunda diferencia es que en Quito existe la posibilidad que haya un choque entre dos presidentes: uno nombrado por el parlamento y otro que se niega a retirarse. Gutiérrez ha querido movilizar sectores populares en su apoyo, incluso desde la Amazonía. Mientras en Colombia y Venezuela hay mandatarios estables, en Ecuador Gutiérrez se hundió al quedar a medio camino entre ambos modelos. Su golpe original fue similar al de Chávez en Caracas y su base social era afín, pero en el gobierno decidió acercarse a Uribe impulsando el Plan Colombia. Por la izquierda le cuestionaban haber ‘traicionado’ abrazando la ‘dolarización’ y el ‘neoliberalismo’ y permitiendo bases militares de EEUU. Por la derecha le atacaban por su ‘populismo’ y ‘autoritarismo’. Al momento de escribir estas líneas la situación en Ecuador se mantiene muy inestable. La esposa del presidente se ha pasado a la oposición y el jefe de la policía ha renunciado para no cargar la responsabilidad de la violencia desatada el Martes 19 en Quito. Tres importantes reflexiones. La ‘democracia a la ecuatoriana’ está por tercera vez consecutiva interrumpiendo el mandato constitucional de un presidente mayoritariamente electo. En Ecuador el pueblo primero puede votar por un presidente y luego puede en las calles votarlo de dicho cargo. Si Gutiérrez es sucedido por su vice, la crisis no acaba allí. Es inevitable que surjan choques entre los socialcristianos (tradicionales impulsores de medidas de privatizaciones y pro-EEUU) con sectores sindicales que han querido tumbar a Gutiérrez por haberse ‘derechizado’. Habrá que ver en que medida el nuevo levantamiento puede sacudir al Perú, país que está de sándwich entre Bolivia y Ecuador. Toledo tiene hoy índices de impopularidad mayores que los que tenían sus dos vecinos al haber sido pedidas sus cabezas. En Perú aún no hay un acontecimiento que provoque una explosión social, pero podría surgir.