Las fuerzas progresistas ecuatorianas, lideradas por el partido Alianza País y su candidato presidencial Lenín Moreno, se aprestan a propinarle otra goleada de zurda a la derecha en Nuestra América, en las elecciones generales previstas a celebrarse en esa nación sudamericana el venidero 19 de febrero. Moreno, heredero de las conquistas de la Revolución Ciudadana […]
Las fuerzas progresistas ecuatorianas, lideradas por el partido Alianza País y su candidato presidencial Lenín Moreno, se aprestan a propinarle otra goleada de zurda a la derecha en Nuestra América, en las elecciones generales previstas a celebrarse en esa nación sudamericana el venidero 19 de febrero.
Moreno, heredero de las conquistas de la Revolución Ciudadana encabezada por el actual mandatario Rafael Correa, es el aspirante con mayores posibilidades a imponerse en la consulta popular, según los más recientes sondeos.
El candidato de Alianza País deberá vencer en las urnas a siete contrincantes que pretenden revertir el proceso de transformaciones sociales y económicas a favor de los más desposeídos escenificado en Ecuador desde la llegada al poder de Correa hace una década.
Acorde con reiteradas denuncias, Moreno y su partido enfrentan una severa campaña mediática, muy parecida a las orquestadas en los últimos tiempos contra varios gobiernos y formaciones políticas progresistas en Latinoamérica, dirigida a denigrar y por supuesto a derrocar a la Revolución Ciudadana en los próximos comicios.
Los protagonistas de esa cruzada son los mismos, la oligarquía nacional en componenda con la derecha regional y sectores ultraconservadores de Estados Unidos, los cuales persisten en revertir los procesos revolucionarios e integracionistas en la Patria Grande.
Correa reveló hace pocos días que desde Miami, conocido enclave subversivo en territorio estadounidense adverso a Nuestra América, se lleva a cabo una infundada y feroz operación mediática de descredito del partido Alianza País, al que se insiste en acusar por supuestos hechos de corrupción, pero sin presentarse prueba alguna.
Ese modus operandi es similar al empleado durante el golpe de Estado en Brasil que sacó del poder el pasado año a la legítima presidenta Dilma Rousseff, y a los practicados por los sectores conservadores de la región en las elecciones de Argentina, de 2015, y contra otros gobiernos progresistas como los de Venezuela, Bolivia, El Salvador y Nicaragua.
Aunque tales planes desestabilizadores no han tenido el éxito que esperaban sus actores, y en Nicaragua se le puso freno a la arremetida derechista con el triunfo abrumador del Sandinismo en las elecciones de noviembre pasado, los enemigos de la independencia y la unidad de la Patria Grande se emplean a fondo ahora en Ecuador.
Sin embargo, Correa ha reiterado que aguarda por una victoria contundente de su organización en los cercanos comicios ecuatorianos que contribuya a quebrar definitivamente la denominada restauración conservadora en Nuestra América.
El líder de la Revolución Ciudadana ha subrayado asimismo que ese eventual triunfo ayudará a que las fuerzas de izquierda latinoamericanas tomen un nuevo impulso.
Y tiene mucha razón Correa porque otra goleada de zurda en Ecuador, tras la del Sandinismo y Daniel Ortega en Nicaragua, daría al traste con el repetido síndrome del fin del progresismo en la Patria Grande.
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