Ecuador prácticamente erradicó este año el trabajo infantil en los basureros, pero aún hay más de 300.000 niños que laboran en el campo, vendiendo por las calles, en mataderos o como empleados domésticos. El viceministro ecuatoriano de Trabajo, Francisco Vacas, indicó a Efe que de los cerca de 2.000 niños que había trabajando en vertederos […]
Ecuador prácticamente erradicó este año el trabajo infantil en los basureros, pero aún hay más de 300.000 niños que laboran en el campo, vendiendo por las calles, en mataderos o como empleados domésticos.
El viceministro ecuatoriano de Trabajo, Francisco Vacas, indicó a Efe que de los cerca de 2.000 niños que había trabajando en vertederos a principios de 2010, ahora sólo quedan 29, por lo que se redujo en un 98% esta actividad entre los menores.
Sin embargo, según cifras del Fondo de las Naciones Unidas en Ecuador (Unicef), aún hay cerca de 340.000 niños trabajando en el país, lo que representa un 13% de la población infantil entre 5 y 17 años.
Vacas relató que, para erradicar el trabajo infantil en los vertederos, a principios de año funcionarios realizaron inspecciones en los 225 basureros del país.
A partir de ahí, se consolidaron acuerdos con los municipios para que prohibieran que los niños trabajaran entre los desechos.
«Ahora se sigue con inspecciones permanentes y cuando encontramos niños en un basural, la primera vez les ponemos (a los responsables del sitio) una sanción, una multa económica, y la segunda clausuramos el basural», dijo Vacas, quien resaltó que cerrar un vertedero sólo un día ya genera bastantes problemas a sus dueños.
El viceministro detalló que la idea es erradicar el trabajo infantil en los vertederos antes de que finalice este año, una campaña que cuenta con la colaboración de Unicef.
Vacas remarcó que se propusieron este reto, porque dentro de todos los trabajos que realizan los niños «este es el peor».
La representante de Unicef en Ecuador, Cristian Munduate, señaló que el trabajo infantil en vertederos le preocupaba «por la salud de los niños, por la emisión de gases» de los desechos, así como que los pequeños se ponían a jugar con la basura y «corrían el riesgo de cortarse o herirse severamente».
Una vez se consigue apartar a los menores de este tipo de trabajo, se les ayuda mediante becas, tanto gubernamentales como de fundaciones privadas, para que puedan regresar a las escuelas, dijo Munduate.
Vacas remarcó que para que estas ayudas se utilicen correctamente se realizan inspecciones en las casas de los menores para asegurarse de que no vuelven a trabajar y están asistiendo a las clases.
Pero en los basureros no es el único sitio donde hay menores trabajando, si uno pasea por las calles de Quito puede ver niños haciendo toda clase de oficios.
Por ejemplo, en el cruce entre la República y la Amazonas, dos de las principales avenidas de la capital andina, está el centro comercial el Jardín. Ahí enfrente se pueden ver decenas de menores correteando y jugando, al mismo tiempo que venden revistas, caramelos, juguetes u otros limpian los cristales de los automóviles o las botas de los transeúntes.
Pero los menores no sólo están en los calles, sino también en los campos agrícolas, en las bananeras, en mataderos, en la construcción y hasta trabajan haciendo tareas domésticas, dijo el viceministro.
El funcionario remarcó que hay diferentes motivos por los que se da el trabajo infantil: «No hay nadie más en casa que genere ingresos y el niño es obligado a trabajar, menores que se emplean en época de vacaciones o niños que acompañan a sus padres al trabajo, lo mal llamado obra gratuita».
Munduate indicó que, en Ecuador, la edad en la que se registra mayor trabajo infantil es entre los 12 y los 17 años, «lo que tiene un impacto en la interrupción de la educación» de los adolescentes.
Además, apuntó que donde hay mayor actividad laboral entre los niños en es los grupos sociales con menos recursos económicos del país, como los indígenas o los afroecuatorianos, mientras que apenas se registra esta actividad entre los hijos de mestizos o blancos.
Vacas señaló que la idea es seguir avanzando y extrapolar esta iniciativa de los basureros a otros ámbitos.
En este sentido, aseguró que en dos o tres años el Gobierno espera poder erradicar el trabajo infantil en otros terrenos problemáticos como «las bananeras, el pesquero, el doméstico y los camales (mataderos)», que son oficios peligrosos o perjudiciales para la salud.
Para que eso sea posible, Munduate opinó que se tiene que «concienciar» y «sensibilizar» a la sociedad de que los niños deben tener «una oportunidad de estudiar y de recreo», en vez de ir a trabajar.