Hace unos días, las autoridades ecuatorianas correspondientes han solicitado la prisión preventiva para expresidente Rafael Correa, así como la petición de busca y captura a la Interpol al encontrarse, argumentan, indicios de responsabilidad en el secuestro de Carlos Balda en territorio colombiano.
Sobre la acusación, solo diremos que, pues vaga e infundada (como las otras seis acusaciones vertidas sobre Correa), lo cierto es que no le pueden acusar penalmente de las restantes lindezas que la oposición y la prensa entonces perseguida (¿) le dedicaron, tales como represor, dictador, ladrón, corrupto, asesino, calumniador, etc…
Ahora, la orden de prisión preventiva es un sinsentido y una ridiculez: una orden de prisión preventiva sirve para evitar que el procesado se vaya al extranjero, cuando, como es sabido, Rafael Correa vive…en el extranjero. La medida ha sido criticada incluso por juristas anticorreistas, y es tan absurda que exige que Correa cruce el Atlántico dos veces por semana para evitar que huya…al extranjero, de donde vendría cada vez.
El expresidente, bastante más lúcido, se ha presentado en la embajada ecuatoriana en Bélgica, lo cual es técnicamente sencillo, y jurídicamente pertinente, al tratarse de territorio ecuatoriano. No se requiere ser un lince para advertir que todo se trata de una estrategia para eliminar a Rafael Correa, y a su nueva agrupación, MANA de la vida política.
El caso de Jorge Glas es todavía más sangrante. Tras años de reiterada campaña mediática en la que se le acusó de ladrón durante las 24 horas de cada día de cada mes de cada año, se constató la falsedad de tal acusación, sin que absolutamente ningún periódico ni medio de prensa se haya disculpado, y sin que contra ninguno de ellos se haya abierto un proceso por presuntas calumnias. Recuérdese que la calumnia es delito en todos los sistemas penales del mundo.
Y al final, Glas fue condenado a seis años de prisión por la figura jurídica de asociación para delinquir, figura abstracta y ambigua que se puede aplicar a cualquier persona… salvo a quienes se afirma que se reunieron con él, los corruptos de Odebrecht, quienes no han sido juzgados, y de quienes sí consta que han cometido en Ecuador delitos de corrupción.
Sin embargo, la persecución jurídico-mediática, con la cárcel de por medio (en el caso de Glas como realidad, en el de Correa como posibilidad), hace grandes a ambos personajes, como sucede con Lula en Brasil. No en vano dijo Henry David Thoreau que «el sitio justo del hombre justo en un mundo injusto, es la cárcel».
¿Cuál es el trasfondo de todo esto? La derechización de Lenin Moreno y su traición a la Revolución Ciudadana, tal y como se demuestra mediante numerosos hechos, como la entrega del servicio de electricidad a los Bucaram, la de los ministerio de Finanzas, de Agricultura y de Comercio a la cúpula empresarial; la intención de derogar la Ley de Comunicación, la bajada o retirada de los impuestos que, por primera vez en la historia de país, han debido pagar las grandes fortunas y empresas; la apertura al FMI, la cooperación con el ejército de EEUU para aumentar la seguridad fronteriza (¿), la persecución jurídico-mediática del correismo, o la casi total ausencia de los proyectos sociales anunciados a bombo y platillo durante la campaña electoral, como el Plan Toda una Vida, el Plan Casas para Todos o la Gran Minga Agropecuaria. No en vano, el FMI acaba de alertar el descenso del PIB, justo lo contrario de lo que sucedió un par de años antes, con Correa, cuando la salida rauda de la crisis de la tormenta perfecta del 2015, gracias a audaces medidas contracíclicas.
Todo esto, y ojalá me equivoque, va a provocar el aumento del desempleo y de la pobreza, y va a mermar la calidad de los servicios sociales (becas, infraestructuras, educación, salud…). En este estado de cosas, urge apoyar al MANA, novedosa agrupación política de Correa, Patiño, Rivadeneira, Glas y otros muchos personajes honestos y lúcidos, que posibilitaron el mayor momento de bienestar social del Ecuador a lo largo de toda su historia.
Así, entre 2006 y 1017 la pobreza, según la CEPAL, descendió del 38% al 22%, y la extrema pobreza de 14% al 7%; el desempleo bajó hasta el 4% según el INEC; el PIB se situó en torno al 4,3%, según el FMI, por encima de promedio de América Latina; pasó a ser el tercer país que más redujo pobreza, y el tercer menos desigual del subcontinente, según la UNESCO. Además, por primera vez, la constitución, de las más avanzadas del mundo, la elaboró la ciudadanía mediante mecanismos directos e indirectos de participación; las grandes fortunas y empresas pagaron impuestos de modo novedoso, lo que permitió los fondos necesarios para invertir en escuelas, hospitales, subidas de salarios, hidroeléctricas, carreteras, multipropósitos, viviendas, etc., posibilitando la intensa mejora tanto en el nivel de vida como en la calidad de vida, según los indicadores anteriormente expuestos.
Contrasta este panorama con el país que los grupos oligárquicos que están volviendo a ocupar el poder destrozaron en 1999, gracias al neoliberalismo de un FMI que está retornando: quiebra del sistema bancario, robo por parte de la banca del 70% de los ahorros de los ciudadanos, tasas de pobreza en torno al 70% (CEPAL), despegue del paro, la miseria y la emigración masiva (lo que supuso el aumento de las tasas de suicidios de niños y adolescentes), etc.
Sin embargo, la opción de Correa es la mayoritaria, en torno al 35%, según se deduce de los resultados de la consulta popular de hace unos meses. Bastará que MANA se organice para recoger el inminente descontento masivo que el desastre social del morenismo va a generar (tómese nota de la debacle social de Argentina y Brasil, de la que los ecuatorianos debieran sacar sus conclusiones), y transformarlo en una inteligente estrategia para ganar las elecciones, mediante un proyecto político que sea la continuidad real de la década de la Revolución Ciudadana.
Así será, es nuestra esperanza. Y puesto que así será, la lucha de otros referentes emancipatorios, que tanto sufrieron, tales como Tupak Amaru, Eloy Alfaro, Dolores Caguango, Tránsito Amaguaña o Leonidas Proaño, no habrá sido en vano. Como canta Pablo Milanés: «Hombre que vas creciendo, / en el camino ha quedado / sangre que fue cimiento, / cimiento de lo logrado…».
Nacho Dueñas: historiador y cantautor.