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Es inconcebible que encajemos con pasividad que Putin amenace, Aznar calle y Bush siga

Efectos del calor

Fuentes: El Periódico

En Andalucía un cantamañanas olvida apagar el fuego de su barbacoa e incendia miles de hectáreas de alcornoque, privando a cientos de familias de su ocupación tradicional, de sus ingresos, de la cultura del trabajo, y aparentemente no pasa nada, la tierra quemada no conmueve y nadie menciona la más que evidente falta de medios […]

En Andalucía un cantamañanas olvida apagar el fuego de su barbacoa e incendia miles de hectáreas de alcornoque, privando a cientos de familias de su ocupación tradicional, de sus ingresos, de la cultura del trabajo, y aparentemente no pasa nada, la tierra quemada no conmueve y nadie menciona la más que evidente falta de medios para combatir incendios forestales que, cada año, se manifiestan de manera más atroz. ¿Por qué? ¿Quién se beneficia con la contratación de empresas privadas para combatir tarde los incendios?
En Madrid, ocho ministras posan para una revista internacional de élite, cara, que no se encuentra en cada quiosco, y de inmediato se alza un coro de críticas de sujetos que ni vieron las fotos ni leyeron el reportaje que las acompañaba. ¿Por qué? ¿Se descalifica un Gobierno simplemente por un acto bobo aunque simpático, tal vez innecesario, pero en todo caso anodino? ¿Quién es el asesor de imagen del Gobierno que confunde el triunfo histórico de la paridad con el show bussiness?
Hace unos meses, un grupo de intelectuales, artistas y escritores cuyo prestigio está fuera de cualquier duda –hay un premio Nobel entre ellos– proponen a Mariano Arana, intendente (alcalde) de Montevideo para el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, el premio se falla y se le concede a… un camino, a la ruta de Santiago, que siempre ha estado y estará ahí, entre Roncesvalles y Santiago de Compostela, inamovible, frondoso en los veranos y nostálgico en otoño. En cambio Mariano Arana es temporal, tan frágil como su esfuerzo por cohesionar el movimiento de Mercociudades que aglutina a casi 200 municipios de cinco países de América Latina y que en un tiempo muy breve ha conseguido dar los pasos más importantes en aras de la concordia al establecer bases coherentes y sostenibles para el desarrollo económico, social y cultural de las ciudades que integra. ¿Por qué es más importante un camino que los hombres y mujeres que lo hacen y transitan?

UN GRUPO de fanáticos de la misma calaña de los asesinos del 11-M toma como rehenes a más de 1.500 personas en la escuela de Beslán, y el drama se soluciona con más de 350 muertos, la mitad de ellos niños, y nadie protesta cuando Putin, el hombre del KGB, anuncia que no hay ni habrá comisión de investigación para delimitar responsabilidades, y peor aún, anuncia que Rusia se arroga el derecho de realizar ataques preventivos más allá de sus fronteras.
Nadie dice nada. ¿Por qué? ¿Qué nos mueve a aceptar el horror como norma, la brutalidad como único método, y la posibilidad de sobrevivir como excepción? ¿Quién se beneficia con este silencio cómplice en nombre de las posibilidades de mercado ofrecidas por un país brutalmente empobrecido por la corrupción?
En Madrid, PSOE y PP se ponen de acuerdo para excluir a Aznar y no comparecerá ante la comisión que investiga los sucesos previos y posteriores al 11-M. Es evidente que la tragedia, que al atroz crimen se gesta en una reflexión bárbara, pero política, de los asesinos y de quienes les indujeron. También es evidente que hubo fallas en los servicios de seguridad que existen para garantizar la vida no sólo de las instituciones sino de todos los seres humanos que habitamos en España. Winston Churchill decía que el servicio de inteligencia estaba para anticiparse a las decisiones de los bárbaros e impedirlas.
¿Por qué no reconocer que en este sentido algo falló? ¿Por qué excluir entonces a quien ocupaba el puesto más alto, después del Rey, en la Administración del estado? ¿Es que hay algo que no debemos saber? ¿Es que nuestras vidas seguirán a merced de hipotéticas desclasificaciones?
En el Madison Square Garden de Nueva York, un estadio de boxeo, la convención republicana ofreció el más vomitivo espectáculo de patrioterío cutre, ignorancia rimbombante, y una serie de discursos pronunciados por oradores —Schwarzenegger incluido– que recordaban los tiempos del Ku Klux Klan, del maccarthismo más delirante, y que presentaban la complejidad del mundo desde el simplismo más aterrador.
¿Por qué ningún líder político ha manifestado ni la más mínima inquietud frente al delirio belicista que vimos en vivo y en directo gracias a CNN o a la Fox? ¿Es que todavía creen que las guerras imperialistas no tocarán a Europa?

UN SUPLEMENTO dominical muy fiel al estilo light que define a la progresía de fines del siglo XX e inicios del XXI decide «contarnos Miami», una ciudad cosmopolita, de intensa vida cultural, de brutales contradicciones sociales, y para ello se vale de la pluma de un escritor de moda que nos orienta acerca de los mejores lugares para ligue gay.
¿Qué diablos pasa? ¿Acaso todo esto es culpa del calor? Tres huracanes en menos de un mes han asolado Japón, dos han arrasado el Caribe y Florida. ¿Qué demonios pasa? Confiemos en que este tórrido verano quede atrás muy pronto, y que las brisas frescas del otoño devuelvan la sensatez extraviada, que la moral se quite la tanga, y la inteligencia reemplace el vaso de piña colada.
Ayer, exigíamos de nuestros dirigentes y líderes que nos garantizaran una vida mejor. Hoy nos conformamos con pedirles un poco de seriedad.