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Sales y soles

El abrazo sin brazos

Fuentes: Gara

Hoy, en la ciudad, todos, absolutamente todos, se han levantado con granos de azúcar en los labios. Pero sólo se han dado cuenta los que, al despertarse, se han besado». Una minoría, sin duda. El beso, la más popular, asequible, directa y placentera vía de comunicación, está en crisis. El boca a boca sucumbe frente […]

Hoy, en la ciudad, todos, absolutamente todos, se han levantado con granos de azúcar en los labios. Pero sólo se han dado cuenta los que, al despertarse, se han besado». Una minoría, sin duda. El beso, la más popular, asequible, directa y placentera vía de comunicación, está en crisis. El boca a boca sucumbe frente al tecla a tecla. Triunfa la amargura. En boca cerrada, no entra azúcar.

A más facilidades para comunicarnos, menos cosas que contarnos. Es el prodigio de las nuevas tecnologías. Hablamos, jugamos, amamos, soñamos, con los aparatos. Nos sobra la gente. Desde pequeñitos. En el Estado español hay 2,5 millones de niñas y niños de entre 8 y 13 años. La mitad tiene ya teléfono móvil.

Vodafone España y Disney han inundado este viernes las tiendas con decenas de miles de unidades de su nueva criatura: Vodafone Mini Disney D100. Un móvil para críos gestionado por sus mayores. Las madres y los padres tienen «la necesidad de controlar y comunicarse» con sus hijos, argumentan desde Vodafone, pero piden «seguridad» en el uso del móvil. Con este producto, deciden «cuándo, cómo, con quién y dónde utilizan el teléfono» sus retoños.

El móvil absoluto. Los padres son los únicos que, con su correspondiente clave, administran el teléfono. Pueden configurar la agenda, establecer plantillas de mensajes cortos, restringir el tiempo de las llamadas, acordar que sólo se reciban y se puedan hacer llamadas a los números incluidos en la agenda o limitar el horario de uso para que no pueda utilizarse durante las clases. Además, el D100 no lleva cámara de fotos y tampoco acceso a Internet. Eso sí, los viejos pueden dormir tranquilos, el móvil siempre está a punto para llamar al 112. Listo para cualquier emergencia.

Ni besos, ni abrazos. Cute Circuit, una empresa estadounidense especializada en el desarrollo de prendas de ropa interactivas, acaba de lanzar al mercado la camiseta que abraza. Hug Shirt, nombre comercial de la prenda envolvente, lleva incorporados unos sensores que sienten la fuerza del tacto, la temperatura de la piel y el latido del corazón de las personas que nos abrazan. La camiseta registra los datos y luego recrea esas sensaciones cuando la gente nos envía sus abrazos a distancia.

El sistema es simple. Basta con tener una Hug Shirt y un móvil con bluethooth para poder conectarlo con la camiseta. A partir de ahí sólo es necesario que otra persona te mande un abrazo desde su propio móvil, para lo cual dispone de un software especial que le permite configurar el achuchón a su gusto. Abrazos ‘manos libres’. Lo nunca visto.

Con Hug Shirt, todo son ventajas. La instalación de sus sensores es tan sencilla que se pueden quitar sin ningún problema a hora de lavarla. Además, para demostrar que la tecnología no está reñida con la moda, la camiseta está disponible en diferentes colores. La revista Time ha elegido este innovador proyecto como uno de los inventos del año. La vida es móvil… y circula, huye, desesperada. Hacia el abismo.

Fue Ángel Petisme, trovador y poeta aragonés, quien desveló el misterio. «La gente se abraza para que sus corazones se besen». Eran otros tiempos. Besos, abrazos, corazones… nadie está a salvo. Las máquinas avanzan. «Hablémonos al oído para que nos oigamos por dentro», propone José Ramón de Azurmendi. Al oído. Bajito. Fuera de cobertura.