Segunda parte parte de la entrevista realizada a Eric Toussaint por Martín Mosquera para la revista latinoamericana Jacobinlat
Martín Mosquera (Jacobinlat): Con respecto al acuerdo de Argentina con el FMI, habría que señalar dos ideas presentes en el gobierno nacional: la primera es que se trata de un acuerdo que no exige reformas estructurales, lo que sería una excepción; y la segunda es la apuesta de que después del saneamiento de la situación macroeconómica, habrá un crecimiento que atenuará el impacto del ajuste derivado del propio acuerdo, lo que permitiría encarrilar la economía y la situación social en la buena vía.
Éric Toussaint: Bueno, está claro que se trata de un acuerdo que debe ser totalmente rechazado, un acuerdo desastroso que causará una vez más graves problemas en Argentina. De una manera u otra, con el fin de poder «vender» ese préstamo, el FMI logró un procedimiento más sofisticado al no poner como condición previa las exigencias de reformas estructurales. Pero existe, en el acuerdo, un déficit presupuestario bien definido y muy limitado, un seguimiento cotidiano de las finanzas y misiones trimestrales del FMI para verificar las cuentas. El veredicto de cada misión condicionaría el siguiente desembolso. Así, el FMI dispondrá de un potente instrumento de presión para obtener una reducción de gastos y reformas que no están definidas previamente. Es una sofisticación más perversa de la injerencia del FMI en la determinación de la política de un país soberano, puesto que, en los acuerdos precedentes, la gente ya podía imaginar lo que les esperaba debido a la exigencia previa de reformas estructurales.
Con el fin de poder «vender» ese préstamo a la opinión pública argentina, el FMI sofisticó aún más el procedimiento al no poner como condición previa unas exigencias de reformas estructurales. Es una sofisticación aún más perversa de la injerencia del FMI
Para la burocracia sindical que defiende el acuerdo con el FMI, habría sido más difícil hacer público su apoyo si un pedido de reforma del trabajo hubiera estado explícitamente incluido. Ahora tal como el acuerdo es presentado, es más fácil para ellos expresar su sostén y argumentar, seguidamente, que no podían imaginar lo que iba a pasar en el sector del trabajo porque no estaba definido. Por lo tanto, para mí, la estrategia es aún más infame y más sofisticada en su perversidad. Ya que está claro que los términos del acuerdo están en total contradicción con la versión que el ministro de Finanzas Martín Guzmán y el presidente Alberto Fernández, y aquellos y aquellas que lo defienden, quieren presentar.
Los términos del acuerdo con el FMI están en total contradicción con la versión que presentan el ministro de Finanzas Martin Guzmán y el presidente Alberto Fernández
En cuanto a la afirmación según la cual el crecimiento de la producción garantizaría el pago de la deuda, hay que decir que el volumen de la nueva deuda es enorme, ya que se trata de 45.000 millones de dólares que han sido renegociados con el FMI, y que se agregan a todas las otras deudas. El calendario de pagos significa que, aunque hubiera una economía en crecimiento, sería muy difícil disponer de un margen de maniobra que permita al gobierno financiar mejoras sociales y al mismo tiempo pagar la deuda. Considero que es muy difícil.
Y los y las que están en el gobierno y en la dirección del Frente de Todos (FdT), son totalmente conscientes de la situación nefasta en la que aceptaron el gobierno de Argentina. Por consiguiente, mienten con respecto a lo que pasará. Y es por eso que un sector del FdT decidió votar en contra.
El 15 de marzo de 2022, tuve una reunión con ese sector del FdT en el Senado, antes de que votase el acuerdo. Eran miembros de la cámara de diputados y del senado que están en la línea de Cristina Fernández. Y votaron contra el acuerdo con el FMI. https://www.ambito.com/politica/deuda/senadores-y-diputados-del-fdt-recibieron-eric-toussaint-debatir-el-acuerdo-el-fmi-n5394196
Recordemos que efectivamente, en la noche del jueves 10 al viernes 11 de marzo de 2022, la cámara de diputados validó el acuerdo con el FMI a pesar de que un tercio de diputadas y diputados que, hasta ese momento, habían votado a favor de la política del presidente Fernández, votaron en contra del acuerdo o se abstuvieron. La mayoría se obtuvo gracias a los votos de la derecha, que deseaba absolutamente que el acuerdo sea aprobado. De esa manera se legalizaría la deuda odiosa que la propia derecha había contraído con el FMI en 2018. El gobierno de Macri, en ese año, recibió del FMI 45.000 millones de dólares y el presidente Fernández decidió en 2022 pedir otros 45.000 millones para reembolsar esa suma. El 96 % de los diputados y diputadas de la oposición de derecha votaron a favor del nuevo crédito, mientras que solamente el 62 % de los diputados y diputadas oficialistas votaron a favor. Los cuatro diputados y diputadas del FIT-U también rechazaron el acuerdo.
El 17 de marzo, el 42 % de senadores y senadoras oficialistas votaron contra el acuerdo con el FMI (sobre 33 miembros del Senado con que cuenta el FdT, 13 votaron en contra). Y se aprobó gracias al aporte de la derecha, que era indispensable porque en el Senado se necesitaba una mayoría de 2/3. 32 senadores y senadoras de la derecha, seguidores del expresidente Macri se unieron a 20 miembros oficialistas del Senado para lograr que el acuerdo con el FMI fuese aprobado. https://www.cronista.com/economia-politica/acuerdo-con-el-fmi-uno-por-uno-como-votaron-los-senadores/
En el encuentro que he tenido el 15 de marzo con miembros del Congreso, del Frente de Todos opuestos al acuerdo con el FMI, éstos querían conocer mis argumentos concernientes a la posibilidad de no pagar la deuda reclamada por el FMI, y las consecuencias que eso podría acarrear al país. Les expliqué que había leído el texto donde explicaban por qué habían votado en contra en la cámara de diputados. Agregué que, si bien me alegraba que se hubieran opuesto a la validación del acuerdo con el FMI, no estaba de acuerdo en que una deuda necesariamente se debía pagar. Les dije que no era suficiente afirmar que la negociación había acabado en un mal acuerdo, por el contrario, habría sido necesario que, desde el comienzo del mandato del presidente Alberto Fernández, o sea, desde diciembre de 2019, se hubiera constituido una comisión de auditoría de la deuda con participación ciudadana. Se tendría que haber declarado que Argentina consideraba odioso e ilegal el crédito otorgado por el FMI en 2018, al gobierno precedente. Expliqué cuales habrían podido ser los argumentos y las alternativas. Todos y todas me escucharon atentamente. Inmediatamente después de la reunión, decidieron difundir ampliamente nuestro encuentro. Querían mostrar que su oposición al acuerdo era un tema de actualidad y que eso terminaría en un voto negativo en el Senado, los días venideros. Y es efectivamente lo que pasó. Toda la prensa se hizo eco de ese hecho (Legisladores del Frente de Todos se reunieron con un politólogo que pide la abolición de la deuda con el FMI | Perfil), ya sea la prensa de derecha como la Nación (Dos barcos a la deriva– LA NACION) o Clarín (Quién es Eric Toussaint, el economista anti Fondo Monetario que encandila a La Cámpora y la izquierda (clarin.com), la prensa que apoya al Frente de Todos, y también la prensa de la izquierda radical.
Martín Mosquera: Según tu opinión, ¿cuál podría haber sido la estrategia alternativa?
Éric Toussaint: En varios medios de comunicación, expliqué qué medidas habrían debido tomarse desde el comienzo del nuevo gobierno, a fines de 2019 y comienzos de 2020. El FdT llegó al gobierno después de una campaña electoral en la que denunciaba el préstamo acordado por el FMI al gobierno de Mauricio Macri en 2018, que provocó una enorme fuga de capitales, subrayando el carácter ilegal de la aprobación del crédito ya que no había sido tratado en el Parlamento, etc. Incluso se iniciaron varios procesos para declarar ilegal la manera en cómo se había contraído la deuda. Existía, por lo tanto, una legitimidad derivada de la victoria electoral del nuevo gobierno que habría permitido no tener en cuenta la deuda contraída por Macri. Podrían haber dicho algo así: «Hay un cambio de gobierno, las obligaciones contraídas por el gobierno precedente tienen señales probatorias de ilegalidad. Se trata de una deuda ilegítima y odiosa y, además, el FMI es cómplice de la fuga de capitales ya que no preconizó el control sobre el movimiento de los fondos suministrados. El FMI no puede conceder un crédito de esa magnitud si hay dudas sobre la viabilidad de la deuda, porque está claro que lo que fue convenido con Macri no era viable, por lo que el Fondo no respetó sus propias reglas oficiales. En consecuencia, nosotros suspendemos el pago de la deuda y, como gobierno hemos instaurado una comisión de auditoría con la participación de la ciudadanía, presentando también este grave problema a los diferentes foros internacionales, a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (CNUCYD), también ante el G20, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y ante otras instancias, difundiendo esta cuestión para convencer a la opinión pública internacional y a los otros países.»
Lo que precede es, esencialmente, lo que podría haber declarado el gobierno de Alberto Fernández a fines de 2019, comienzos de 2020. Se habría creado una situación totalmente diferente, poniendo al FMI en dificultades frente a una decisión soberana y unilateral con argumentos basados en el derecho internacional.
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional como una herramienta de intervención y de presión para profundizar el modelo neoliberal
Pero el gobierno eligió la vía de «las deudas serán reembolsadas y nosotros negociaremos», «nosotros pagaremos», «nosotros denunciamos lo que hizo Macri pero lo asumimos». Una estrategia totalmente errónea. Por supuesto, si hacemos un análisis de clase de lo que es el gobierno argentino, la decisión del gobierno tiene lógica. Porque el gran capital, que gracias al dinero del FMI invirtió en títulos de la deuda argentina, no quiere una suspensión de pagos y quiere mantener al FMI como una herramienta de intervención y de presión para profundizar el modelo neoliberal. Y eso es lo que interesa al gran capital argentino. Y como acabo de mostrar, otra estrategia era posible.
Además, hubo otra oportunidad perdida en el marco de la pandemia puesto que, independientemente de que la deuda fuese legítima o no, el gobierno podría haberse avanzado argumentando «un cambio fundamental de circunstancias» y «el estado de necesidad», situación reconocida en el derecho internacional que permite suspender el pago y utilizar los recursos liberados para responder a las necesidades de la población, y en este caso, hacer frente a la crisis sanitaria a la que el pueblo argentino se confrontó. Pero el gobierno dejó pasar esa oportunidad para suspender el pago de la deuda.
También el gobierno podría haber hecho otra cosa a fines de 2021 —y hablo en teoría porque está claro que el presidente Alberto Fernández tenía otra estrategia— podía haber dicho: «Nuestro ministro Guzmán hizo todo lo que pudo, de buena fe, para convencer al FMI de que hiciera algunas concesiones, pero el FMI no hizo tales concesiones, mientras que Argentina sí las hizo, por lo tanto debemos hacer un cambio de estrategia y endurecer nuestra posición». Pero eso tampoco se hizo.
Así que, este gobierno está preparando —ellos mismos— un nuevo ascenso de la derecha en las próximas elecciones y un fuerte aumento de la agitación social.
Martín Mosquera: ¿Qué piensas sobre la fuerza del movimiento de oposición al acuerdo con el FMI?
Éric Toussaint: Desde el punto de vista de la resistencia, en primer lugar, considero como muy positivo el refuerzo de la acción llevada a cabo por la coalición antideuda llamada «Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda». Es una amplia coalición de movimientos, y en segundo lugar, el hecho de que el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U), que hace menos de un año rechazaba coordinar sus actividades con la Autoconvocatoria, comenzó a coordinarse sistemáticamente. Y ahora, el FIT-U tiene en cuenta las propuestas de los representantes de la autoconvocatoria. Diputados y diputadas del FIT como Miriam Bregman, Nicolás del Caño, Alejandro Vilca y demás representantes, llevan la lucha al Congreso, hablando de auditorías de la deuda, explicando qué es una deuda odiosa, pidiendo la suspensión inmediata del pago de la deuda, presentando propuestas. En otras palabras, ya no se contentan con denunciar la situación, sino abren el camino a acciones y alternativas. Y eso me parece una actitud muy positiva.
También es muy positivo que un sector significativo del Frente de Todos, en particular el sector de los movimientos sociales, se movilice contra el acuerdo con el FMI. Se vio muy claramente, en la calle, el 24 de marzo de 2022, en la conmemoración del aniversario del golpe militar de marzo de 1976. Más de 250.000 personas se movilizaron en Buenos Aires, de las que 100.000 estaban ligadas al sector kirchnerista, opuesto al acuerdo con el FMI.
Las grandes movilizaciones populares en Argentina constituyen un ejemplo alentador
Si bien el FIT-U tiene una presencia sindical importante, los grandes sindicatos siguen apoyando al gobierno. El gran desafío es, por lo tanto, implicarlos en las luchas o convencer a los sectores más grandes de la clase obrera de unirse a las movilizaciones. Otro reto concierne a los y las jóvenes y a los y las estudiantes que deben implicarse en la lucha. En general, el carácter popular de la gente que se moviliza es impresionante. Se trata, principalmente, de personas provenientes del movimiento piquetero, es decir, de los sectores más afectados y más humildes. También hay un sector sindical y el movimiento feminista es muy activo. Pero la presencia estudiantil es escasa. Así que es necesario ampliar el frente de resistencia. Sin embargo, en un escenario internacional extremadamente preocupante para la izquierda y para los movimientos sociales, creo, francamente, que Argentina es un ejemplo alentador donde puede haber una acumulación de fuerzas y obtener resultados positivos.
Estoy muy contento y honrado de haber podido participar en diferentes grandes manifestaciones, en el momento de los debates sobre el acuerdo con el FMI, en marzo de 2022. Lo describí en el artículo «Dos agitadas semanas en Argentina contra el acuerdo con el FMI» Dos agitadas semanas en Argentina, contra el acuerdo con el FMI (cadtm.org). Es importante constatar que las movilizaciones continuaron en abril, mayo y junio de 2022.
Martín Mosquera (Jacobinlat): Habrás constatado que en el debate local, la defensa del acuerdo está asociada a la idea de que una suspensión o un repudio de la deuda conduciría inevitablemente al caos, ya sea por la imposibilidad de acceder al mercado internacional, por la falta de capitales, por huelgas de inversiones, por la inflación, etc. Querría preguntarte qué piensas de estos argumentos, pero relacionándolos con otras dos preguntas. Por una parte, se subraya que esta deuda es con el FMI y no con acreedores privados, para diferenciarla del caso de la suspensión de pagos de Rafael Correa en 2008-2009, e incluso del primer «kirchnerismo», que mantuvo la suspensión de pagos de la deuda comercial hasta 2005. Por la otra parte, en una hipotética suspensión de pagos, ¿no sería necesario poner en marcha un conjunto de medidas globales para evitar los efectos indeseables, incluidas medidas como el control del comercio exterior?
Éric Toussaint: Sí, por supuesto. Lo he dicho en todos los medios, cuando me lo han preguntado. Durante una importante emisión de radio con la periodista prokirchenista Cynthia García (Entrevista a Eric Toussaint | RadioCut Argentina), afirmé que la suspensión de pagos permitiría el comienzo de una recuperación económica y la reconquista de la soberanía de la nación. Recordemos que la decisión del presidente Rodríguez Saá a fines de diciembre de 2001, bajo la presión de la calle, de suspender el pago de la deuda permitió la recuperación económica que comenzó en 2002 y prosiguió. Y eso fue antes de que aumentaran los precios de los productos de base exportados por Argentina, que comenzó durante el año 2003 y que le fue favorable.
La suspensión de pagos permite el comienzo de la recuperación económica y la reconquista de la soberanía de la nación
Argentina tuvo tasas de crecimiento elevadas hasta 2009, cuando la crisis internacional provocada por el desplome del sistema bancario en Estados Unidos, el afer Lehman Brothers en septiembre de 2008, la golpeó. La experiencia de este país muestra que una falta de pagos, incluso sin acceso a los mercados financieros, no conduce al caos ni a la catástrofe. Por el contrario, permite la recuperación económica. Además, seguir adelante con una reforma fiscal radical para aumentar la recaudación fiscal, con impuestos a los grandes exportadores de soja, impuestos también al gran capital, impuestos a la riqueza para el 1 % más rico, conjuntamente con una reducción radical del IVA sobre los productos de primera necesidad, para mejorar el nivel de vida de la población y una reducción del efecto inflacionista sobre los precios de base; con un control de precios, un control del comercio exterior y sobre el movimiento de capitales, así como otras medidas estructurales anticapitalistas (la socialización de los bancos, del sector energético, de las industrias farmacéuticas y otras). En otras palabras: considero que una suspensión de pagos o un repudio de las deudas ilegítimas debe ser parte de un plan global de medidas estructurales, con una dimensión anticapitalista clara.
Una suspensión de pagos o un repudio de las deudas ilegítimas deben formar parte de un plan global de medidas estructurales, con una dimensión anticapitalista clara
Martín Mosquera (Jacobinlat): Entre el momento en el que el acuerdo fue firmado y ahora, ha habido acontecimientos que han tenido y tienen un impacto mundial como la guerra de Ucrania, que crea problemas en la economía internacional y en la local, comenzando por el aumento de precio de los productos agrícolas y de la energía. ¿Cómo impacto estos cambios en la viabilidad del acuerdo? Porque está claro que la situación general ha cambiado.
Éric Toussaint: Sí, en principio, es otro argumento para no ratificar el acuerdo y declarar la suspensión de pagos. La opinión de que eso podría llevar a medidas tan fuertes como la exclusión de Argentina de las transacciones bancarias SWIFT es un argumento que no tiene ningún fundamento serio. Escuché a gente decir cosas como «nos excluirán de las transacciones SWIFT como a Rusia». Pero Rusia invadió un país, violó la Carta de las Naciones Unidas y declaró la guerra. Argentina, fundándose en argumentos del derecho internacional, suspendería el pago de una deuda con el FMI. Por favor, no hay comparación posible. Y, además, Estados Unidos y las potencias aliadas de Washington no tienen ningún interés en entrar en conflicto con Argentina, que es una aliada, que forma parte del G20, etc. De hecho, con la guerra, el FMI sufrirá, parte, una desestabilización como institución, por su contradicción interna, ya que Rusia es uno de sus miembros. Existen, también, tensiones entre China y Estados Unidos que repercuten en el seno del FMI. Todo eso constituye un momento favorable para los gobiernos de los países periféricos, que pueden aumentar su margen de maniobra. Eso pasó en los años 1930. La crisis del Norte facilitó la experiencia de Lázaro Cárdenas en México (1934-1940), de Getulio Vargas en Brasil (1930-1945) y del peronismo en Argentina (1946-1955), que llegó más tarde pero se preparó en ese marco político y económico.
Un momento favorable para los gobiernos de los países periféricos para aumentar su margen de maniobra
La creación del modelo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPALC), generó, en los años 1940 y 1950, una visión de un tipo diferente de modelo de desarrollo y también formó parte de ese marco favorable a esos gobiernos. Todo eso se produjo cuando algunos gobiernos del Sur comenzaron a aprovecharse de una situación de tensión internacional entre las grandes potencias para aumentar su margen de maniobra. Por otra parte, ¿cuáles serán las consecuencias de la crisis con respecto al acuerdo? Podemos imaginar que la crisis generará probablemente un incremento de dificultades para Argentina, complicando la realización de los objetivos convenidos con el FMI, lo que podría acarrear más conflictos sociales. Si el gobierno no toma medidas fuertes para proteger el poder de compra de las clases populares, la agitación social aumentará rápidamente. Y si bajo la presión del FMI, sigue sin tomar medidas enérgicas, el problema se volverá más grave. Es mi previsión.
Martín Mosquera:
Finalmente, ¿cómo ves la situación abierta por el punto de inflexión que puede
constituir la guerra en Ucrania? ¿Qué impactos piensas que esa guerra puede
tener sobre la situación internacional? ¿Cómo ves la situación geopolítica y
económica internacional después de la invasión rusa?
Éric Toussaint
Es un cambio radical. Por supuesto, hemos tenido guerras en Europa a fines del siglo XX, por ejemplo, la de la ex Yugoslavia en los años 1990, pero no tuvieron la amplitud de la situación generada por la invasión de Ucrania. Hay un cambio fundamental en la situación internacional. Veremos si las negociaciones permiten un alto el fuego, una retirada de las tropas rusas y la no adhesión de Ucrania a la OTAN, pero, personalmente, tengo dudas sobre la viabilidad de esa solución —aunque, por supuesto, la retirada de las tropas rusas y la no adhesión de Ucrania a la OTAN sería una situación muy positiva. No tengo claro que eso sea posible de forma rápida. De todas maneras, los efectos ya dramáticos de la guerra serán duraderos, abriendo la vía a numerosos conflictos a resolver, algunos ligados a la deuda: Ucrania tiene una deuda de más de 15.000 millones de dólares con el FMI y debe 3.000 millones de dólares a Rusia, https://www.cadtm.org/Por-que-se-debe-anular-la-deuda-de-Ucrania. Ucrania está en suspensión de pagos con respecto a Rusia y denuncia la deuda que le reclama Putin, por ello hay un proceso en curso en Londres. Si no hay una solución diplomática a la guerra, las potencias occidentales podrían presionar sobre la justicia británica para que Ucrania pudiera salir victoriosa del litigio, como medio de presión a Rusia, lo que podría ser también importante en términos de jurisprudencia.
De todas maneras, la demanda de anulación de la deuda ucraniana con el FMI, que propician los movimientos sociales encontró un ambiente favorable, particularmente en Europa. También está la demanda de expropiación de los bienes de los oligarcas, pero creo que debería tener como objetivo también a los oligarcas ucranianos y no solamente a los rusos. Ese dinero, fruto de la expropiación, se devolvería al pueblo ucraniano mediante un fondo bajo control ciudadano y no bajo control gubernamental.
La evolución de la situación internacional es extremadamente preocupante y no va en buena dirección, pero, al mismo tiempo, la situación de guerra abre posibilidades y vías de salida que serán difícilmente controlables por el establishement. Por supuesto, preferiríamos que no hubiera guerra, pero el escenario no nos condena a apoyar las soluciones que las diferentes potencias quieren imponer. Por el lado occidental, debemos oponernos a las políticas del imperialismo estadounidense y de la Unión Europea, que aumenta sus gastos militares, debemos denunciar la OTAN y su expansión, exigiendo, por supuesto, la retirada inmediata de las tropas rusas y apoyando el derecho de Ucrania a la autodeterminación.
Primera parte de la entrevista aquí
El texto de la entrevista ha sido revisado y completado por Éric Toussaint en junio de 2022