Ahora se lanzó Clarín. El Nuevo Herald en Miami, se sabe, es demasiado poco serio y su versión sobre un agravamiento repentino de la salud de Chávez quedó desmentida por el mismo presidente que -en una suerte de versión reloaded- le dedicó buena parte del jueves último a hablar con la prensa, opinar sobre todo o casi todo lo que tenía pendiente en el escenario local e internacional y hablar, también de su enfermedad.
Chávez fue claro, concreto y preciso: «Tuve cáncer». Y ya. En mi opinión, ese debió ser el titular del día siguiente. Pero no. Los carteles mediáticos que lo quieren ver fuera del poder en Venezuela en un ejercicio fantástico de realidad virtual, disfrazaron la noticia asegurando que Chávez: «no dijo que tipo de cáncer tiene». Dijo mucho más: dijo que ya no tiene cáncer.
«Están pelados (equivocados) toditos, yo tuve cáncer, pero fue sacado». Peló El Nuevo Herald, necesitamos otro medio (con un poco más de prestigio, al menos residual) que recoja la posta y continúe la campaña de rumores.
Turno de Clarín.
En una nota que abre la sección internacional (no tiene llamadas en tapa) firmada por Silvina Heguy se lee: «Las dudas sobre la salud de Chávez agitan la política venezolana». Luego asegura que «informes médicos que circulan en el ambiente diplomático a los que tuvo acceso Clarín dan un diagnóstico: sarcoma de psoas». Esto ya da mucha tela para cortar.
Clarín dice haber tenido acceso a informes médicos pero no se anima a poner esa información en el título, y opta por un arranque débil, que refieren a apreciaciones subjetivas, a «sensaciones térmicas». Nada menos preciso que hablar de «dudas». ¿Las dudas de quién? ¿En qué se sustentan?
Si Clarín accedió a «informes médicos» (no a uno sino a varios, parece) debería haber tomado textuales de los informes y explicar las condiciones en las éstos fueron realizados, dejar entrever al menos quiénes podrían ser sus autores. Visto así como lo presentan, más que «informes» parecen ser papelitos con el nombre de un tipo de cáncer, y ya.
Dice el Manual de Estilo del diario Clarín:
«Toda noticia debe estar debidamente chequeada y verificada y sustentarse en fuentes legítimas y representativas».
Y sigue:
«Para reconstruir lo sucedido en ámbitos cerrados al periodismo (por ejemplo, reuniones de gabinete) es imprescindible chequear la información con más de una fuente. En el caso de temas controvertidos es necesario dar cuenta de la posición de todos los interesados. Aun cuando la controversia esté acotada a dos posiciones, es conveniente acudir a una tercera fuente.»
¿Como pasó entonces todos los controles de edición una nota que no cumple con el manual de estilo? Con esto acabo de cubrir mi cuota de preguntas cándidas del año. Lo sé.
La información no está chequeada y no está confrontada. Lo que -por cierto- hubiera sido muy fácil, solo bastaba hacer un «copy y paste» con las declaraciones del mismísimo Chávez. En ningún lugar de la «noticia», se confronta la especulación de los difusos «informes médicos» con el redondo: «Tuve cáncer», expresado por el presidente.
Sobre el final de la nota, la autora opina que «las palabras y también los silencios» de Chávez los que mueven los hilos. Sin embargo, queda claro, no se ocupa de decir lo que él mismo dice sobre su enfermedad, lo último que dijo. Claro, esas palabras no le convienen. Se quedaría sin nota. Sin especulación. Sin rumor y sin operación política.
Me viene a la memoria un grafiti que se repitió mucho en la Buenos Aires de la caída del Argentinazo de 2001, tal vez el comienzo de un divorcio todavía en curso de la sociedad argentina con los medios hegemónicos: «dicen que llueve, pero nos están meando».
Fuente: http://marcossalgado.info/?p=295
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