Pensador y activista imprescindible en la izquierda española y europea en estas últimas décadas, Pedro Montes es actualmente presidente de la asociación Socialismo 21. En un artículo reciente hablabas del oscurantismo que domina todo el mundo financiero y, en particular, el sistema bancario. ¿A qué tipo de oscurantismo hacías referencias? ¿Qué esconde ese oscurantismo? ¿Hablabas […]
Pensador y activista imprescindible en la izquierda española y europea en estas últimas décadas, Pedro Montes es actualmente presidente de la asociación Socialismo 21.
En un artículo reciente hablabas del oscurantismo que domina todo el mundo financiero y, en particular, el sistema bancario. ¿A qué tipo de oscurantismo hacías referencias? ¿Qué esconde ese oscurantismo? ¿Hablabas de España o en términos más generales?
Oscurantismo, opacidad, falta de transparencia. Con ello quiero referirme a la impenetrabilidad que tiene un sistema financiero y el balance en particular de una entidad. Caben arreglos, manipulación, maquillaje, al punto de que la distorsión entre la situación real y aparente de una institución financiera pueden ser radicalmente distintas. De hecho, cuando una de ellas entra en liquidación es porque esa distorsión ya no es sostenible. ¿Cuánto tiempo puede pasar entre que un banco ya no es solvente y su quiebra efectiva cuando se desata el pánico una vez que se hacen públicas sus dificultades? ¿Cuántas veces ocurre que una institución declara beneficios y cuando se investiga registra pérdidas manifiestas? Añade paraísos fiscales, secreto bancario, empresas interpuestas y todo ello arroja un cuadro cuya verdadera realidad es desconocida.
Por lo demás, la actividad financiera son operaciones que no producen nada (aunque sean rentables), es todo inmaterial, que se concentran en el balance.
Sí, sí, desde luego, a veces nos olvidamos de cosas básicas.
Las empresas productivas fabrican pan, arreglan automóviles, venden toneladas de cemento, etc. etc., tienen unos ingresos y pagos que pueden contabilizarse. Los movimientos de un banco son absorbidos por un misterioso balance y desentrañarlo es tarea complicada, tanto que se necesita de especialistas muy cualificados. Todo esto se refiere a cualquier sistema bancario, pero en lo últimos años se han registrado convulsiones inmensas, a las que no ha sido ajeno el sistema crediticio español, originando una situación donde las tentaciones de engaño y manipulación se han acrecentado muy considerablemente, y ya se sabe que las tentaciones son irresistibles.
Sí, en la mayoría de los casos.
¿Qué ha ocurrido en el banco Popular? Ya sé que la pregunta da para un libro pero te pido una resumen, lo más esencial. ¿Ha sido grave lo sucedido? ¿Cómo se ha resuelto si se puede hablar en estos términos?
El banco Popular ha sido una de las principales víctimas de la disparatada hiperactividad inmobiliaria de los años previos a la crisis. Cuando hablamos de la burbuja inmobiliaria nos referimos al exagerado nivel de crecimiento y ocupación en el sector de la construcción y el fraudulento y especulativo proceso alcista de los precios. Para sostenerla era necesaria una financiación desorbitada y hubo entidades crediticias que intervinieron con más moderación que otras, figurando el banco Popular como una de las más activas entre estas, sobrecargando su balance con demasiados préstamos hipotecarios y facilitando la especulación que se dio entonces sobre el suelo. Sobrevenida la crisis, el estallido de la burbuja, operó una regla elemental: cuanto más se estaba comprometido con el sector inmobiliario más grave tenía que hacer la conmoción interna en cada una de las entidades crediticias. Por lo que se sabe, el banco Popular había ganado puestos de privilegio en el ranking.
¿Qué papel han jugado las autoridades monetarias europeas y las autoridades españolas? ¿El Banco de España ha estado a la altura de las circunstancias?
Las autoridades europeas no han intervenido nada más que una vez estallada la crisis. En su génesis todo fue un asunto interno y lo más grave que cabe decir es que el Banco de España nunca se enteró, o nunca se preocupó de la evolución del sector inmobiliario y los créditos para su financiación. No recuerdo haber leído ningún informe en el que se criticase la insostenible trayectoria de la construcción de viviendas y las hipotecas. Viva el desarrollismo pensó el Banco de España, que nunca ha querido amargarle la vida a los gobiernos de turno. No era cuestión, ni de siquiera matizar, el «España va bien» del guerrero Aznar. Sobrevenida la crisis, las autoridades monetarias europeas han contribuido con 40.000 millones de euros, 40.000 millones de deuda pública de préstamos para el rescate de los bancos en crisis, debiéndose subrayar lo del rescate dada la obstinación del gobierno por no reconocerlo.
Efectivamente, no hay forma, su relato no es ese. Nunca hablan en esos términos.
Los compromisos públicos han sobrepasado ampliamente esa cantidad, si bien el montante global de esos compromisos y la forma que revisten no los tengo suficientemente claros: la disparidad de cifras es enorme y la opacidad cobra en este asunto tintes densos, que el gobierno no tiene interés en clarificar. Ha sido a partir de la creación de la unidad bancaria europea y el Mecanismo Único de Supervisión y Resolución a partir de 2015 cuando las autoridades monetarias europeas han pasado a intervenir directamente en las crisis internas bancarias, y en el caso español con la disolución del banco Popular. Para los que venimos defendiendo la recuperación de la soberanía económica, esta intervención representa una nueva cesión cuyas ventajas no se manifiestan, porque la disolución del banco Popular se ha hecho de forma bastante brutal, valorando en cero, o por ser precisos en 1 euro, todo el capital propio de la entidad.
Y los motivos…
No están claros los motivos de esta decisión ni mucho menos la actuación previa del Banco de España y la CNMV, que han permitido hasta muy última hora ampliaciones del capital con información falsa. Las querellas legales están a la orden del día. Y darán mucho ruido, con juicios contra los responsables (ahora mismo se está juzgando el caso Bankia con peticiones de cárcel elevadas para Rato y sus cómplices), aunque no cabe esperar el resarcimiento económico de las víctimas. En resumen, pues, ni las autoridades monetarias europeas y ni las españolas han estado a la altura de las circunstancias siendo su intervención muy discutible.
Pero el Popular, si no ando errado, había sido considerado uno de los bancos más rentables del mundo y, además, había pasado y superado controles recientes. ¿No es muy raro entonces que haya pasado lo que estás explicando ? ¿La crisis, su crisis, está cerrada?
Eso se ha dicho durante mucho tiempo, que el Popular era uno de los bancos más rentables y solventes del mundo, pero la crisis bancaria ha ocurrido y todo ha podido cambiar radicalmente, si bien, que no se detectasen sus debilidades potenciales pone sordina a la credibilidad de los informes técnicos tan demagógicamente propagados y exaltados cuando así conviene. Los llamados test de estrés, que corresponden a las autoridades monetarias europea, se habían superado con nota, y, en efecto, esa es otra anomalía del caso Popular, que será un punto de apoyo a las reivindicaciones de las 300.000 víctimas de su desaparición. Las secuelas jurídicas tardarán tiempo en resolverse, caben demandas de investigación, se estudiará con más profundidad y se podrá clarificar algo lo acontecido, pero creo que el banco ha desaparecido, es un caso cerrado. El Santander inmediatamente ha puesto sus zarpas depredadoras y será imposible quitarle su presa.
¿No hay ahora otro banco español, el Liberbank, que también está en dificultades? Aquí parece que la Comisión Nacional de Valores ha actuado con más prontitud y ha prohibido las ventas a corto plazo. Por lo demás, ¿no era tan sólido el sistema financiero español?
Como regla general no hay que creer nunca al gobierno del PP. Mienten y engañan con una desfachatez inmensa. Niegan lo evidente manteniendo un rostro impasible. Cuando se inició la crisis hablaban impertérritos de la solvencia y solidez de nuestro sistema crediticio, y ya ves cuál era la consistencia de esta afirmación. Por cautela justificada no hay que pensar que la crisis bancaria está superada. Citas el caso del Líberbank, pero puede haber otros, y sobre todo hay tantas incógnitas sobre la evolución financiera interna e internacional que no se puede descartar nada. Lo de la operaciones de bolsa a corto suspendidas por un mes para ese banco es un parche insignificante. Su futuro dependerá de su situación real que para mí es desconocida.
Te cito: «El llamado «agujero» resulta de muy difícil precisión, y cabe estimarlo en unos 17.000 millones de euros si se acepta la solución dada que elimina de un golpe todo el capital propio de la entidad, que podrían ser unos 10.000 millones el 6 de junio, y exigirá al banco de Santander una emisión de acciones por unos 7.000 millones de euros para afrontar la adquisición que ha llevado a cabo». Comparado con otros casos, Bankia, Catalunya Caixa, no parece una situación tan, tan desastrosa
Me atreví a dar una estimación del llamado agujero, unos 17.000 millones de euros, por dar un orden de magnitud más que con la pretensión de acertar. Es una cifra, aunque sea aproximada, bastante importante. El euro, con un valor nominal tan fuerte contra la peseta, no nos permite aprehender intuitivamente la magnitud de las cifras económicas, pero esos 17.000 millones equivalen a casi 3 billones de pesetas.
Conviene recordar ese valor en pesetas.
Por supuesto, prosigo, no son comparables a los 25.000 millones de euros implicados en la recuperación de Bankia o en las decenas de miles que ha costado hasta ahora el saneamiento del sector crediticio, pero no se puede negar la importancia de la cifra. Representa esta un nuevo y severo descalabro que sólo por equiparación nos puede parecer liviano.
¿Cabían otras soluciones? ¿Qué soluciones? Desde un punto de vista ciudadano, ¿cuál habría sido la mejor en tu opinión?
Nunca un problema de esta naturaleza tiene una solución unívoca. Se ha descargado todo el peso en los propietarios de acciones y bonos convertibles, pero bien cabría haber dado algún valor a las acciones y matizarlo por tramos de modo que los pequeños propietarios, que en última instancia deben considerarse pequeños ahorradores, habrían salvado parte de sus inversiones. La opción tomada deja a los depositantes indemnes, y bien podrá ocurrir que los modestos accionistas resulten gravemente perjudicados mientras que acaudalados depositantes no corran con daño alguno. Había un problema de fondo de solvencia y otro de liquidez. La solución creo más ecuánime habría sido que el Estado interviniera el banco, que se comprometiera a garantizar todos los depósitos, con lo cual se habrían detenido el pánico y la avalancha de retiradas de dinero, y luego incurrir en los costes del saneamiento del balances. El banco se habría convertido así en una entidad nacionalizada que podría ser el germen de una banca pública poderosa, como también lo pudo ser Bankia, que tras las ayudas recibidas, aunque también pertenece al Estado, se traspasó su gestión a manos privadas. Esta diferencia entre la gestión pública y privada tiene un trasfondo ideológico considerable, y desde el punto de vista material, de recursos financieros disponibles, otorgaría al Estado un gran poder para ejecutar una u otra política económica y de intervención en eso tan reclamado de un nuevo modelo productivo.
Tienes razón. Habría sido una excelente forma de iniciar una banca pública.
En el caso que nos ocupa, de modo inconcebible, se otorga al Santander la propiedad y la gestión de un entramado bancario muy apreciable en términos de clientes activos y pasivos. Los intereses generales no han entrado en los cálculos de la operación, lo cual ni es nuevo ni puede sorprender en la situación política del país. Un acontecimiento tan inmediato e importante no se ha mencionado, si no me equivoco, en todo el debate de la moción de censura.
Creo que no, que no se ha mencionado. A mí también me sorprendió. No lo entendí. ¿El «salvamento del BP» nos a costar algo a los ciudadanos? Las autoridades dicen que no. ¿Les creemos? Te pregunto sobre esta tema a continuación.
Cuando quieras.
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