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El blanco, el negro y lo sucio

Fuentes: Rebelión

Mezclando azul con amarillo, se obtiene verde. El blanco y el negro dan gris; sale un gris más oscuro o más claro según la proporción entre el blanco y el negro. A nadie se le ocurriría denominar «negro» al color obtenido de una mezcla de blanco y negro a partes iguales. Sin embargo, a una […]

Mezclando azul con amarillo, se obtiene verde. El blanco y el negro dan gris; sale un gris más oscuro o más claro según la proporción entre el blanco y el negro. A nadie se le ocurriría denominar «negro» al color obtenido de una mezcla de blanco y negro a partes iguales.

Sin embargo, a una persona cuyo padre es africano / subsahariano y cuya madre es caucásica / de ascendencia europea, es decir, a un hijo de hombre negro y mujer blanca, se le llama negro. Hace unas décadas, Barack Obama habría sido mulato, pero esta palabra ha caído en desuso.

La negritud es pues asimilable a la suciedad. En efecto, si se mezcla agua sucia con agua limpia, a parte iguales, el resultado se consideraría normalmente como agua sucia. Una pequeña cantidad de suciedad contamina, hace que el agua limpia se convierta en agua sucia. Parece que lo mismo ocurre con el tono de piel oscuro. También en la época nazi fue así: una mínima cantidad de «sangre» judía convertía a su portador en judío. En el siglo XXI, un mulato – perdón, un negro- puede llegar a ser presidente de EEUU, pero el racismo persiste.